El Colegio Oficial de Arquitectos de Cádiz, tras su paso por nuestra ciudad, ha llevado a Madrid la exposición Eduardo Torroja. Propuestas para la bahía de Cádiz, 1927-1928, que fue inaugurada el pasado jueves en las Salas de Exposiciones de la Arquería de los Nuevos Ministerios, en el Paseo de la Castellana.

Esta ambiciosa iniciativa permitirá difundir entre un público más amplio los dos proyectos que Eduardo Torroja, cuando era aún un joven y prometedor ingeniero, desarrolló en el ámbito de la bahía de Cádiz entre los años 1928 y 1929: un logro que ha sido posible gracias al trabajo investigador del arquitecto y profesor Ricardo Sánchez Lampreave y a la inestimable colaboración del Ministerio de Fomento del Gobierno de España, la Zona Franca de Cádiz, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz y la Fundación Eduardo Torroja.

La exposición se centra en los proyectos de un puente en Matagorda y de un gran puerto

La exposición Eduardo Torroja. Propuestas para la bahía de Cádiz, 1927-1928 muestra las dos propuestas que el ingeniero madrileño presentó en apenas medio año con la ambición de transformar la Bahía. El primero contemplaba por primera vez la construcción de un puente que desde Matagorda a Puntales acortara la llegada a Cádiz evitando rodear el saco de la bahía por San Fernando. El segundo proponía un gran puerto que se extendiera por la Bahía desde el flanco meridional del castillo de San Lorenzo del Puntal para sustituir el Depósito Franco del muelle número 3 del puerto, en el inicio del dique de San Felipe.

Noventa años después, la revisión de ambos proyectos permite constatar que ambos ejercicios resultan fundamentales para entender los planteamientos urbanos y territoriales y la evolución de la bahía de Cádiz, de cuya importancia estratégica fue consciente desde el primer momento el genial ingeniero, y en cuyo trabajo se puede detectar el germen de lo que posteriormente llegaría a ser el primer puente sobre la Bahía y la Zona Franca de Cádiz. Especial significado e interés alcanza la presentación del primer proyecto de la incipiente Zona Franca, descubierto en el Archivo de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz y que del que no se tenía constancia en el Archivo Torroja.

Eduardo Torroja (Madrid, 1899-1961) fue considerado en su momento como el máximo especialista mundial en hormigón armado, elogiado y admirado tanto por ingenieros como por arquitectos, quienes les rindieron siempre un sincero reconocimiento personal y profesional. Los arquitectos le deben, además de las sutiles marquesinas del Hipódromo de la Zarzuela, el inestimable libro Razón y ser de los tipos estructurales, en el que condensó todo su saber en materia de estructuras. Fue Premio Nacional de Arquitectura en el año 1932 por la Central Térmica de la Ciudad Universitaria de Madrid junto al arquitecto Manuel Sánchez Arcas, con el cual realizaría también la cubierta del Mercado Central de Abastos de Algeciras.

La exposición fue inaugurada por la directora de la Fundación Eduardo Torroja, Pepa Cassinello; el director de la Autoridad Portuaria de la bahía de Cádiz, Juan Agustín Romero, y el decano de Colegio Oficial de Arquitectos de Cádiz, Fernando Mejías Delgado, entre otras personas.