Sara Baras. Bailaora

"Me da pena que la gente no tenga ganas de luchar"

  • La artista, que esta semana recibirá un nuevo reconocimiento en San Fernando, llega a Jerez con 'La Pepa', pero ya prepara su próxima apuesta, meterse en el papel de Carmen Amaya.

Después de año y medio recorriendo España con La Pepa, Sara Baras aterriza en Jerez para presentar su particular homenaje al Bicentenario. Lo hará la próxima semana durante dos funciones en el Teatro Villamarta, un escenario en el que ya sabe lo que es saborear las mieles del éxito.

-Le traerá recuerdos pisar de nuevo Villamarta...

-Por supuesto, porque quieras o no ahí he hecho casi todos mis espectáculos. Sólo me falta el Baras-Carreras, que me da mucha pena porque era precioso y ahí pegaba. La unión del flamenco con lo lírico y con el maestro fue muy interesante. Tampoco hice Carmen. Será bonito volver.

-No actúa usted por esta tierra desde 2006 cuando representó 'Sabores', ¿por alguna razón?

-No, lo que pasa es que no se ha dado el caso. El Festival siempre me ha acogido bien y Jerez también, ha sido casualidad. Por eso me hace ilusión volver a Jerez. Precisamente estos días he estado viendo con mi padre, que guarda casi toda la prensa mía desde niña archivada, las veces que he estado en Jerez. La verdad es que me puse nerviosa, porque es repasar toda mi carrera y regresar al punto de origen en muchas cosas que para mí es Jerez. Volver me pone nerviosa pero sobre todo ilusionada.

-Guarda usted un buen recuerdo por lo que veo...

-Siempre he defendido eso de no olvidarse de dónde vienes ni de dónde eres y parte de mis principios, que es lo que más me ha marcado en toda mi carrera, están en Jerez. Por supuesto empecé con mi madre Concha entre la Isla y Cádiz, pero también en Jerez con Manuel Morao, la entonces Fundación y con gente como Juana la del Pipa, a la que quiero mucho. Todos esos artistas me marcaron muchísimo, por eso creo que es como una vuelta a casa pero intentando ver lo que he podido crecer, y La Pepa es una prueba de ello.

-Usted ha representado siempre papeles de personajes históricos como Juana La Loca, Mariana Pineda, Carmen, y ahora se mete en el papel de un acontecimiento histórico. ¿Ha sido muy difícil cambiar el rol o es similar en cuanto a la preparación?

-Al principio, cuando de verdad empiezas a leer la constitución, que fue lo primero que hice, pensé que iba a ser muy complicado. Porque yo decía, ¿cómo se baila una constitución? Sin embargo, a medida que le dedicas tiempo a leer, a escribir, a visitar los lugares, a investigar y a que nos contaran no solamente las cosas que están escritas, sino a las que cuentan los viejos, que son medio leyenda. Ahí vimos que el personaje de La Pepa era, por supuesto alegórico, pero representaba al pueblo de una manera bestial. Ahí empezó el personaje que es distinto no sólo en la manera de interpretar sino de crearse. Tiene una libertad y el reflejo de un rincón tan increíble como éste.

-¿Y qué es lo que más le ha llamado la atención en ese estudio tan intenso?

-Sobre todo la manera de comportarse del pueblo. Cuando llega la Guerra de la Independencia, el pueblo sale a la calle con esperanzas, con ganas...Cuentan cómo las gaditanas emborrachaban a los franceses para que no atacaran, bailaban y los enamoraban, todo de una manera esperanzadora. Eso es lo que más me ha conmovido, por eso la idea era representar estampas del Cádiz del 1800 sin salirnos en ningún momento del acontecimiento histórico.

-Además, supongo que con la que está cayendo, que se confíe en usted para este proyecto habrá sido un orgullo...

-Por supuesto. Agradezco mucho que tanto el Ayuntamiento de Cádiz como la Diputación me eligieran para representar al personaje de La Pepa. Para mí es un regalo porque La Pepa tiene Cádiz por los cuatro costados, y además cuida, reza, enamora y provoca como si tuviera un pellizquito de cada personaje que he tenido la suerte de interpretar y vivir, tanto de aquí de la tierra como los que he hecho bailando. Eso es un regalo para mi profesión y mi carrera, y sobre todo un regalo el hecho de poder, en unos tiempos tan feos, hacer algo tan positivo. Contar con un elenco tan amplio y usar un formato grande no es fácil hoy día, por eso disfrutamos tanto con cada función.

-Estrenó usted La Pepa en Cádiz en marzo del pasado año. ¿Ha cambiado mucho desde entonces?

-La obra se estrenó muy bien, muy cuidada, muy limpia, y el trabajo de creación fue alucinante. Pero claro, el día a día hace que las cosas vayan cogiendo fuerzas y transformándose en redondita, como yo digo. La Pepa ha pasado por teatros, espacios, ciudades y públicos tan distintos que tiene que cambiar. Ahora por ejemplo, la última función la hicimos en el Teatro Romano de Mérida y esa la disfrutamos muchísimo, era distinto. Creo que la obra ha crecido más de lo que creíamos y está en un momento bestial debido a todos esos cambios. Todo el equipo está muy comprometido y aunque reconozco que soy bastante pesada, nadie en la compañía ha bajado la guardia, hay un nivel profesional y humano enorme.

-Esta semana recibirá la Medalla de la San Fernando, en Cádiz la quieren como a nadie y en Jerez y ni le cuento. ¿Es usted la bailaora del pueblo?

-Sí, la verdad es que me siento muy querida y respetada. Me siento de mi gente. Me queda mucho por aprender, pero sigo muy pegada a los míos y a toda esa gente que me lo muestra a diario, no sólo en el escenario, sino por la calle. Siempre tengo la palabra gracias en la boca, y siento que en mi tierra se respira mi baile, la llevo siempre con orgullo y de una manera que a mí me encanta. Además, creo que en mi forma de bailar se denota esta tierra, porque he tenido una infancia maravillosa y eso te marca mucho.

-Ha hablado antes de esas ganas y esperanzas que tenían los gaditanos en 1800 y de la contribución de La Pepa. ¿No le da pena ver cómo está Cádiz, Jerez y el resto de la provincia con tanto paro y desilusión?

-Claro que da pena. Por es bueno que al menos nosotros que podemos, aunque sea humildemente, podamos recordar al pueblo lo que fuimos. Siempre me gusta ser positiva, pero me duele mucho cuando ves a tanta gente pasarlo mal. Está claro que la crisis es económica y laboral, pero también hay crisis en otras cosas como las ganas de luchar y hacer algo importante en la vida y sentirse realizado. Está todo muy triste y eso debería cambiar. Yo he vuelto a vivir a Cádiz ahora y he vuelto porque como decía Chavela Vargas, 'uno vuelve a aquellos lugares donde amó la vida'. Yo no cambio esta tierra por nada pero sí es verdad que dices, Dios mío hay que salir adelante.

-Hace unos meses estaba encantada por haber sido elegida para interpretar a Carmen Amaya en una película. ¿Le sigue haciendo ilusión?

-Sí, pero finalmente ese proyecto no se llevará a cabo, y es una pena porque me hacía mucha ilusión meterme en el papel de la gran Carmen Amaya. De cualquier forma, sí que vamos a hacer, en el Teatro Lliure, una noche dedicada a Carmen en noviembre. Es un espectáculo muy especial porque cuando una tiene la suerte de trabajar al lado de Lluís Pascual siempre descubres algo distinto, te acaba por sacar algo que te sorprende. Es un espectáculo especial y dedicado a Carmen, porque es como si fuese a dar una clase de baile. Irá dedicado a Carmen con un sello con el que la podamos recordar en muchos momentos, sin imitarla ni intentar parecernos. Bailaremos a su forma y en ello estamos. Estamos muy ilusionados porque ya sabemos lo grande que era esta maestra y poderle dedicar una noche tan bonita es muy especial también.

-Irradia usted respeto cuando se refiere a Carmen Amaya. ¿Cree que ese respeto por los maestros se está perdiendo?

-Quizás ya no es el mismo respeto que sentíamos nosotros, sí que lo hay pero es diferente. Recuerdo, ahora que voy a Jerez, el respeto que teníamos por el Tío Morao. Cuando entraba un maestro no podías ni hablar, era una sensación de respeto y admiración, y ahora no la hay. Ojalá los jovencitos que vienen pudieran sentir esa sensación que nosotros sentíamos. Será que nos estamos haciendo mayor (risas).

-Ya que habla de Manuel Morao, ¿cree que hacen falta en el flamenco gente como él hoy en día?

-De eso no me cabe la menor duda. La forma de trabajar con Tío Manuel era una forma de trabajar que ojalá pudiéramos hacerla. Yo no paro de contarla a toda la gente que viene conmigo. El espectáculo se llamaba 'Esa forma de vivir', pero era una realidad, porque no sólo era el espectáculo sino que la forma de vivir la vivíamos a diario. Representaba una verdad y es la verdad que representa al flamenco. He tenido la suerte de estar con Moraíto, con esa calidad artística y personal, con Manuel Moneo, con El Torta, con María del Mar Moreno, El Pipa, El Grilo y Juana la del Pipa. Fue una época increíble y cada vez que bailabas te dejabas el alma. Ahora también me lo dejo, pero es distinto.

-Por último, habla usted mucho de la importancia que ha tenido la maternidad en su vida. ¿Ha cambiado eso su baile?

-Ser mamá es lo más bonito que me ha pasado y no lo comparo con nada, y puede ser que me haya cambiado. De todas maneras, en mi baile se sigue viendo Cádiz pero también Jerez y la Isla. Toda esta esquinita de aquí la llevo dentro.

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