Una caja de música por garganta
Una mesa redonda reúne a Paco Cepero, Ricardo Pachón y Enrique Montiel, moderados por Fermín Lobatón, para tratar sobre la figura de Camarón y la realidad de esta figura flamenca tras 20 años de ausencia
Durante seis minutos los presentes escucharon la caja de música (es la metáfora, muy gráfica, que usa Paco Cepero) de Camarón de La Isla. La proyección grabada en tres festivales distintos, es sólo una muestra del archivo personal del productor Ricardo Pachón, con el que el cantaor isleño creó el disco rompedor, el punto de inflexión, que fue La leyenda del tiempo. Como bien recuerda Fermín Lobatón, encargado de moderar la mesa redonda que sobre este mito flamenco se celebró ayer en San Fernando, en el centro de congresos, congregando a un buen número de personas deseosas de conocer nuevos detalles sobre el artista, también sobre el hombre.
Las voces autorizadas, invitados de la mesa redonda, recordaron a José Monge Cruz, lo que fue en sus vidas, lo que fue para ellos. Enrique Montiel, autor de Camarón: Vida y muerte del cante, leyó dos textos. Uno de ellos, inspirado en los versos de un poeta amigo suyo, intentaba acercarse a la luz y la voz en Camarón. ¿Y qué era?, cuestionamos. "Un verdadero misterio". Su respuesta guarda mucha verdad. La de una garganta que maravilló a propios y extraños. Que muchos siguen analizando a día de hoy, en busca de su perfección, esa que sorprendía a quienes escuchaban. Paco Cepero, el hombre que lo acompañaba a la guitarra en sus inicios, la define como una caja de música. Todos saben del magnetismo de este tipo de artilugios. Así es lógico que hipnotizara a su público. Hacía historia mientras cantaba y Paco lo sabía : "Lo vi venir. Cuando sale una figura de esta enjundia es fácil reconocerlo. Surge cada dos siglos. Dios le puso el garbancito, como decía la Paquera. Le tocó".
Pero no fue suerte. José, cuenta Cepero, era merecedor, porque fue un estudioso. Nadie le regaló nada. Luchó mucho por su causa. Aunque no se daba cuenta de lo que estaba haciendo. El hombre que convivió con Camarón durante muchos años, en sus giras por el extranjero, por Europa, por América, recuerda al hombre y ensalza al artista. Tenían mucha fuerza, mucha ilusión, mucha afición. Apenas dormían. En esos años disfrutó del mejor Camarón. Fue un privilegiado. "Pero Camarón tuvo entonces al mejor guitarra de acompañamiento que había en España en esos momentos", tercia Montiel. Nadie lo acompañó como él, prosigue la alabanza. Él lo sabía. Paco de Lucía también, "el mismo lo ha reconocido".
Después de una larga andalura, de su etapa con Universal, y con la familia de Paco de Lucía, con quien hizo nueve discos, Camarón de La Isla quería nuevos aires. Se lo dijo a Ricardo Pachón, con quien tenía una gran relación. Ambos empezaron a elucubrar. "De ahí salió La Leyenda del tiempo". Entonces ya se sentía el don de José Monge Cruz. "Tenía un aura especial, igual que cuando en una habitación entraba García Lorca, que atraía las miradas de todos. Tenía un imán", señala el productor musical, que también habla del mito. "Después se ha convertido en icono de la modernidad, y que mucha gente se haya metido en el flamenco por él lo ha hecho más importante", sostiene. Aunque después de veinte años de su adiós su figura esté abandonada.
Aunque el lenguaje de Paco Cepero sea la guitarra; el de Ricardo Pachón, la creación musical; y la de Enrique Montiel, esencialmente, la palabra escrita; sus voces trajeron al presente por un ratito a Camarón de La Isla.
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