Dame un punto de apoyo. Centro Unicaja. Cádiz.

Que una institución financiera como Unicaja posea una colección de arte contemporáneo importante no puede resultar demasiado difícil de entender dada la significación de la entidad crediticia y del tiempo que ésta lleva con una apuesta por lo artístico dentro de su obra social. Además, la caja que abarca una amplia parcela geográfica de Andalucía -con las provincias de Cádiz y Málaga con profunda integración en el estamento ciudadano- tiene una clara inclinación hacia los artistas andaluces y hacia el arte que tiene lugar en nuestra comunidad, lo que es, por otra parte, lógico debido al momento dulce en el que se encuentra la creación plástica andaluza. Algo que resulta más que evidente en esta exposición que, ahora, ocupa los espléndidos espacios del centro cultural de la gaditana calle San Francisco. Muchos de los artistas de más consideración en el actual panorama plástico andaluz se encuentran presentes en una colección, sobre todo de obras pictóricas y fotográficas, donde la diversidad creativa y la variedad estilística manifiestan claramente los amplios registros compositivos y formales que mantienen el arte que se hace en los últimos tiempos, ese en el que casi todo es susceptible de marcar territorios artísticos.

La muestra, que ha sido comisariada por el artista malagueño José Medina Galeote, nos hace transitar por una plástica abierta, con amplias posiciones estéticas, variedad de intereses y desenlaces creativos de muy dispar naturaleza. Pintores con personalidad, sujetos a un lenguaje particular, cuyas circunstancias artísticas los sitúan en unos estamentos únicos e intransferibles; fotógrafos, fotógrafos no advenedizos de la fotografía, rescatados de otras modalidades artísticas por mor de unas modas efímeras que a poco han conducido y menos han aportado; todos ellos conforman un cuerpo expositivo que, si bien, ha sido encuadrado en tres posturas referenciales, sueño, utopía y realidad, sistematiza muchos aspectos de un arte cuyas propuestas abarcan muchísimo más que unos registros conformantes. Por los tres espacios de la entidad se van sucediendo una serie de piezas a los que, por encima de cualquier otra valoración, dialéctica o desarrollo estructural, unifica la absoluta calidad de las obras presentadas y la entidad artística de sus autores.

Decíamos al inicio de este comentario que la colección de Unicaja se ha decantado por importantes nombres de lo mejor del arte andaluz más inmediato. En la muestra se comprueba fehacientemente. Unos magníficos Gordillos abren el camino a obras de muy singular conceptualismo salidas del onubense Pedro G. Romero y del malagueño Rogelio López Cuenca. Junto a ellas la contundencia formal en las abiertas coordenadas creativas de las jiennenses Paloma Gámez y Cristina Lucas, de los granadinos Irene Sánchez y José Piñar, de los sevillanos Curro González, Gloria Martín, Ramón David Morales y Miki Leal, del almeriense Abraham Lacalle, de los también malagueños Nono Bandera y Chema Lumbreras, de la onubense Pilar Albarracín y de los gaditanos Mp & Mp Rosados Garcés -lástima que la pieza de Cristina Martín Lara, una de las jóvenes creadoras de Málaga con mayor proyección, que se encontraba anunciada, al final, no se haya expuesto-. Un muy interesante recorrido, por tanto, por un selecto paraje de lo que actualmente se hace en Andalucía y que se encuentra entre lo mejor que se realiza en España.

La muestra se completa con obras muy significativas de artistas españoles de mucha importancia como Miquel Barceló, Ciuco Gutiérrez, Pablo Genovés, Dora García, Elena Asins, Enrique Marty, Teresa Moro, Carles Congost, Judas Arrieta o Din Matamoros, Julio Pardo, Ricardo Cavada, Xesús Vázquez, Carlos Irijalba, Dionisio González, Belén Uuriel, Nuria Fuster y la pareja artística formada por Javier Almalé y Jesús Bondía.

Una exposición para transitar por los entresijos de un arte contemporáneo abierto y lleno de expectación promotor de infinitas miradas. Una colección compuesta por obras importantes de nombres, también, importantes; algo de lo que adolecen muchas otras colecciones que priman los nombres, sin tener demasiado en cuenta la calidad de lo que se quiere tener.