Viktorija Pilatovic Quartet, los repliegues íntimos del corazón

XVI Festival de Jazz de Cádiz 2023

El baluarte de la Candelaria y su entorno dio cobijo, después de un guiño tras la puesta de sol, al XVI Festival de Jazz de Cádiz 2023, cargado de emociones

La actuación fue del agrado del numeroso publico asistente

La actuación de Viktorija Pilatovic Quartet en el baluarte de la Candelaria de Cádiz.
La actuación de Viktorija Pilatovic Quartet en el baluarte de la Candelaria de Cádiz. / Jesús Mayora Espada
Enrique Bartolomé

29 de julio 2023 - 22:27

El Baluarte de la Candelaria se convirtió en la noche del pasado jueves en ese oasis que buscamos con ahínco, después de sórdidas jornadas cotidianas. Viktorija Pilatovic Quartet trajo sensaciones musicales difíciles de olvidar. Los susurros de la olas se hicieron presentes. Por momentos, el ruido inoportuno de un camión de la basura -que tuvimos que soportar mientras caminábamos por la Alameda Apodaca,- hizo "mutis por el foro".

Asistir a un concierto de Jazz en el Cádiz del Baluarte de la Candelaria supone -sin cita previa y sin más preámbulos-, hacerlo cargado de sensaciones previas. Una puesta de sol compartida e irrepetible, las luces de la bahía ya entrada la noche, el mecido de las palmeras, el batido de las olas, el sonido del silencio del parque Genovés…

Yendo al turrón, Viktorija Pilatovic Quartet pusieron el listón muy alto. Presentaron Skybridges (Puentes del Cielo) con la coproducción del sempiterno bajista y compositor griego Petros Klampanis, y la colaboración especial de Jorge Pardo. ¿Quién da más?

Con el impulso de una delicada y dulce voz, Viktorija Pilatovic desgranó ese inmenso caudal que tiene dentro. La espiral del amor y el desamor, la naturaleza, las preguntas y las respuestas, el universo; la vida cotidiana, en suma, se dieron de la mano en una noche de Jazz para recordar. Porque disfrutar, sí que disfrutamos.

Fue un discurrir lleno de recursos, armonía y ritmo. Muy personal, a través de la belleza natural y la poesía de su repertorio. Intimo. Complejo -a veces-, porque la armonía y la improvisación medida en emociones encajan a la perfección en el pulso constante que mantiene Viktorija Pilatovic y sus músicos: Albert Palau (piano), Miquel Álvarez (contrabajo) y Quique Ramírez (batería)

La música es acaso donde el alma se acerca más al gran fin por el que lucha, cuando se siente inspirada por el sentimiento poético: la creación de la belleza sobrenatural, concluye Allan Poe. Pues eso es lo que pasó la otra noche, a la luz de las estrellas.

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