"Es un idioma nuevo, una cultura, puro arte y sentimiento". El fervor barriero no entiende de fronteras y el lleno casi absoluto que preveía la puesta de largo del Concert Music Festival de Sancti Petri se cumplió cual profecía.

Toledo, Alicante, Valencia, Málaga, Sevilla, Córdoba... Y, cómo no, Cádiz. La geografía patria se resguardó bajo el ala del sombrero de José Luis Figuereo para hablarle cara a cara en su lengua. El artista les respondió en su tierra ayer noche donde desgranó los temas de su último triunfo musical, Las costuras del alma, amén de otros ya clásicos de un repertorio indiscutiblemente exitoso.

En la puerta, sombreros por doquier a la espera de rendirle pleitesía al artista gaditano una vez dentro del recinto que acogerá la imponente oferta de conciertos de la promotora Concert Tour durante todo el verano. En la pista, una suerte de fieles del soniquete barriero que no balbuceaban al desgranar las virtudes de este fenómeno del panorama sonoro con un denominador común que podría resumirse en "El Barrio somos todos". Justo afirmaba que "en sus letras expresa las realidades cotidianas del ser humano". Miguel comentaba que "este último trabajo es uno de los mejores en cuanto a letras y esencia. El Barrio trasmite lo cotidiano, la alegría y la tristeza". Su compañero Antonio asentía categórico: "El Barrio es un sentimiento y eso es lo que hay". Ambos fueron bautizados barrieros allá por los años noventa. El germen del fenómeno.

Entre la concurrida audiencia, Pedro jugaba al despiste caracterizado como El Barrio, una cuidada mimetización fruto de la devoción por el músico. "Lo sigo desde el principio y en esta gira ya lo he visto cuatro veces".

Otro denominador común de ese idioma singular, el de los barrieros, es el de "el que prueba repite". Una afición de largo recorrido que lo mismo sirve para "bailar mientras practico spinning", contaba Chelo, que para emocionarse hasta las lágrimas. "Sus letras son alucinantes, historias reales que recuerdan al rock andaluz pero con la esencia de los Ecos del Rocío", admitía un grupo de cuatro amigas vascas afincadas en Sevilla.

Caía la noche en Sancti Petri y comenzaba la fiesta en la voz y maneras de Nani Alemania, un sabroso preludio a la aparición de El Barrio. Tanguillos con sal y luna, olor a sur y mucho sentimiento a flor de piel.

De negro impoluto aparecía por fin en escena Selu Figuereo, "más cerca de su tierra imposible, por lo menos en estas costuras", aseguraba lleno de satisfacción por "tener la llave" de la inauguración de este festival. Supo arrancar Las costuras del alma del respetable con esa capacidad de aunar sensibilidades. Un comienzo de quitarse el sombrero.