El Dolmen de Alberite, el emblemático conjunto megalítico ubicado en los llanos de Villamartín, protagoniza una jornadas desde el jueves, 5 de febrero, hasta el 19 de febrero, en tres sesiones semanales.

Una serie de expertos profundizarán en el pasado, presente y proyección de futuro de esta galería de impresionantes dimensiones situada junto a otras cuatros sepulturas, que empezó a excavarse en 1993.

El domen de Alberite 20 años después. Avances y perspectivas sobre el Megalitismo atlántico en el extremo sur de Iberia es el título de estas ponencias, que se inauguran a las 18.30 horas, en la Biblioteca Pública Municipal del municipio serrano.

José Ramos Muñoz, catedrático de Prehistoria de la UCA y Francisco Giles, ex director del Museo Arqueológico de El Puertos protagonizan la primera ponencia, en la que contextualizarán la historia del dolmen con la charla El dolmen de Alberite, 20 años después. Avances y perspectivas.

Este mismo día el arqueólogo Eduardo Vijande hablará de la excavación que dirigió al frente del Campo de Hockey, San Fernando: otras formas de enterramiento en el Neolítico del extremo sur de Iberia.

El siguiente jueves, el día 12, Ana Voyague Reinoso, master de Patrimonio Histórico-Arqueológico por la Universidad de Cádiz, se introducirá en las Áreas de procedencia y rocas para la construcción del dolmen de Alberite: estudios recientes.

Esta misma jornada el profesor de Cristalografía, Salvador Domínguez-Bella hablará del Color y ajuares exóticos de los dólmenes de Villamartín.

Por último, el 19 de febrero, Adolfo Moreno Márquez, máster en Antropología forense disertará sobre Rituales de los vivos para los difuntos: Antropología y paleopatologías de las inhumaciones en los dólmenes de Villamartín, a la que seguirá la conferencia de José María Gutiérrez, Después de Alberite: los dólmenes de El Juncal y Las Rosas. El domingo, 22 de febrero se organizará una visita guiada a Alberite y Las Rosas.

El dolmen de Alberite forma parte de una necrópolis megalítica situada en la cuenca media del Guadalete, a cuatro kilómetros de la localidad. Consta de una galería cubierta de 20 metros de longitud, con diferenciación interior mediante jambas, con ortostatos de grandes dimensiones y hasta ocho toneladas de peso. Estas moles de piedra conservan parte de la decoración esquemática que tuvieron en el momento de su construcción y donde sobresalen diversas pinturas en ocre y sobre todo grabados representando soles, armas, cazoletas y algunas formas humanas.