Pedro Ramos presenta hoy en la Feria del Libro de Cádiz 'Un ewok en el jardín'

literatura

El título, que trata el suicidio adolescente, es Premio Edebé de Literatura Juvenil

El escritor madrileño Pedro Ramos.
El escritor madrileño Pedro Ramos. / D.C.

Los grupos demográficos que arrojan un mayor índice de suicido son los ancianos y los adolescentes. Contar, en poco más de cien páginas y de una forma sencilla un tema tan espinoso era el reto que afrontaba Pedro Ramos (Madrid, 1973) en Un ewok en el jardín, la novela que le he valido el Premio Edebé de Literatura Juvenil, y que presenta hoy en la Feria del Libro de Cádiz. La trama se construye a partir de correos electrónicos, el diario de su protagonista y los “pensamientos oscuros”: “Distintos registros literarios que acaban contando una historia pero, sobre todo, transmitiendo la sensación de lo que pasa por la cabeza de una persona cuando piensa en suicidarse –comenta su autor–. Quería transmitir lo rápido que pueden llegar a ir los pensamientos de una persona en depresión profunda y que piensa que la única salida es poner fin a su vida”.

El acicate para escribir un título como este no fue otro que el último informe de la OMS en 2019, que señalaba el suicidio como la principal causa de muerte entre adolescentes. “A partir de ahí –continúa–, comienzo a investigar y a leer mucho sobre el tema, y a ser realmente consciente de la dimensión del problema, y de lo que estamos haciendo como sociedad para evitarlo, y es cuando me cabreo porque no estamos haciendo nada. Porque una persona cuenta en Urgencias que se ha intentado suicidar y le dan cita para seis meses”. De hecho, esta nada era tan absoluta que, cuando se mandó el libro a imprenta, aún no existía el 024, y por eso el número que aparece al final es el del teléfono de la esperanza:“Como inviduo, podía hacer poco, pero como escritor sí que podía hacer algo. Y quería contar que siempre hay razones, muchas veces inesperadas, para seguir vivo”.

Un ewok en el jardín se abre con una cita de Alicia en el País de las Maravillas, y la inspiración de Lewis Carroll está presente, de forma no explícita, en todo el libro: como Alicia, David, el protagonista, va siguiendo un camino “que no entiende muy bien, y va a descubrir el sentido de la vida. Yo creo que vivimos demasiado de nuestra propia realidad y nos olvidamos de la realidad de los demás, y cuando estas dos realidades se tocan, conectan, nos pasma. A Juan, el personaje ‘guía’, lo llaman el loco, pasa de las convenciones sociales y se lleva con quien quiere llevarse bien”. Él podría ser un trasunto del Sombrerero mientras que la gata es un recordatorio de que alguien siempre va a estar peor, y de lo imprevisible, “y hay otras referencias por ahí... Alicia es un libro alucinante que, a pesar de todo, está infravalorado”.

El escritor tiene la esperanza de que esta novela “transcienda el ámbito de los institutos, para llegar a las familias, porque tiene muchos niveles de lectura. De hecho, diría que de todos los libros que he escrito, este es del que más satisfecho me siento. Los primeros encuentros con los chavales me han aportado momentos muy especiales, les toca de una manera distinta a los títulos anteriores".

En España, mueren unas 4.000 personas al año víctimas de suicidio. Una cifra que tiene en común la depresión pero en los adolescentes, también, los trastornos alimenticios:“Las redes sociales, al fin y al cabo, no son más que una herramienta –opina en relación–. De hecho, la OMS ha puesto en marcha una serie de directrices para periodistas y escritores sobre cómo afrontar el tema,y también cómo hacerlo en las redes sociales, donde se pueden desarrollar campañas de prevención para personas en riesgo”.

“Para mí, el principal mensaje –explica el escritor–, no es tanto el problema en sí sino cómo nos enfrentamos al problema. Lo importante es saber que hay alguien hay, que está con nosotros, que nos puede ayudar”.

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