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Cultura

Noa o las muchas voces de la mujer pájaro

  • La israelí llevó frente al Falla su deseo de que "las tres culturas vivan en armonía"

Tras cien años asistiendo a las alucinadas sesiones que han transcurrido en el interior de su cabeza, el Gran Teatro contempló anoche cómo, ante sus ojos, una mujer pájaro hacía temblar el aire. Lucía un rostro idéntico al de las aladas sirenas que los griegos dibujaban a placer en sus vasijas. Un rostro inusual y antiguo, de mujer dada a encantamientos. Eso podría muy bien pensar el antiguo teatro cuando Noa (Achinoam Nini) apareció sobre el escenario de la plaza Fragela, saludó al público con un shalom y abrió su voz. Y, con ella, se abrieron cientos de gargantas.

Noa no es sólo Noa (Not Only Achinoam) porque muchas voces cantan en ella. Las voces se liberan de su encierro, saltan, juegan, seducen. Hacen estremecerse al gris del suelo, se enganchan en las palmeras, se cuelan por las ventanas. Reverberan en los edificios como en un punch ball gigante. Ríen y pasan al lado, volando, pero luego vuelven al origen, a la garganta de la mujer pájaro, que se nutre de ellas y, a la vez, les da forma.

Noa -embajadora de Buena Voluntad de la FAO por su papel conciliador en Oriente Medio- ansía contactar. Busca la unión con su público, entre el público. Canta temas en hebreo y se presenta en español y en inglés: "Gracias por venir, estoy muy contenta de estar aquí -se confiesa-. My Spanish is not so great, sorry. But I´m improving (Mi español no es muy bueno, pero voy mejorando)"-.

Acompañada por dos de sus músicos, Gadi Seri (percusión) y Gil Dor (guitarra), la cantante repasa temas de toda su discografía, incluido su último trabajo, Genes and Jeans y algunos de los que ha cantado junto a David Dorantes. La gira que la ha traído hasta los Conciertos para la Libertad comenzó a mitad del pasado mes de abril y la de ayer fue, precisamente, "su última noche en Europa".

Noa no es sólo Noa, y bien que se nota, porque llena el escenario. La mujer pájaro consigue que las gargantas a su alrededor enmudezcan y que los ojos le rindan fascinación. Si la mujer pájaro dijera: "Puedo echarme a volar en un segundo", todos la creerían de manera absoluta.

Canta como el pájaro que es en Child of Man. Toca los timbales y llega a utilizar como material de percusión su caja torácica. Invoca ritmos yemeníes con la base de un par de latas de aceite. Su familia es oriunda de ese país, explica, "y las tres culturas, la de Yemen, la hebrea y la norteamericana (pasó su infancia y adolescencia en Nueva York) se enlazan en mi alma".

La primera parte, consumida en un guiño, se cierra interpretando I don´t know, canción que dará paso a una serie de temas en castellano: el Noa Trío versiona Again and Again y One Becomes Two y recuerda a David Dorantes -con el que Noa ha compartido escenario las últimas semanas- cantando su Didiana.

"Me encanta el flamenco -dirá en los bises-, para mí resulta un gran misterio cómo toma forma". Tal vez por eso escoge la Nana de Lole y Manuel para despedirse, rindiendo a quien la escucha con el azar caprichoso de Serrat. Y recordándonos que la vida es bella.

"I wish you all happiness and, above all, luz", dice, cerrando las voces.

" Light".

"So, gracias por venir".

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