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Presidente del Patronato del Teatro Real

Marañón reivindica el "valor estratégico de la cultura para defender utopías"

  • El responsable del principal escenario español señala la importancia del mecenazgo y asegura que la ópera "ha dejado de estar de espaldas a la sociedad"

El presidente del Patronato del Teatro Real de Madrid, Gregorio Marañón, ofreció ayer una ponencia en el Foro Joly Andalucía donde defendió la cultura como "un valor estratégico para defender utopías" y reivindicó que proyectos como el Real están logrando que la ópera "deje de estar considerada como un espectáculo elitista y apocado, de espaldas a la sociedad, para ser percibida por la ciudadanía como un elemento cultural vivo y significativo".

En el Foro Joly, al que asistieron entre otras autoridades la consejera andaluza de Cultura, Rosa Aguilar, el presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, y el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, el presidente del Teatro Real explicó la estrategia de gestión que ha permitido a la principal casa de ópera española y la tercera institución cultural del país, junto con los museos del Prado y Reina Sofía, hacer frente a la crisis económica. Una coyuntura de la que "el teatro ha salido reforzado sin la ayuda extraordinaria de las instituciones y sin un endeudamiento bancario, reduciendo en un 48% sus gastos generales".

Marañón se enorgullece de estrenar en España la nueva ópera de la sevillana Elena Mendoza

Entre esas claves, destacó la conformación de un excelente equipo profesional y la apuesta "por ser una institución pública con un estatuto de autonomía que garantiza la participación de la sociedad civil en su proyecto, estableciendo un modelo de patrocinio que se ha convertido en una referencia". Un mecenazgo privado cuya aportación supera ya los nueve millones de euros, que reúne a más de cien empresas entre las que se encuentran las más importantes del país y que además acaba de poner en marcha la Asociación de Amigos del Teatro Real para fomentar el micromecenazgo. A diferencia de las grandes casas de ópera europeas que tienen una financiación pública que va del 50% al 90% de su presupuesto, el Real sólo tiene en la actualidad un 27% de subvenciones, según el presidente de su Patronato, en tanto que un 26% son fondos privados y el 47% restante corresponde a ingresos de sus propias actividades. Con todo suma 50 millones de euros de presupuesto en 2017, "una cuenta similar a la del Liceo y, una cura de humildad, a la de algunos teatros de provincia franceses".

En el patio del siglo XVI de la Fundación Cajasol, Marañón y Bertrán de Lis trazó la historia del Real desde sus orígenes y rememoró la primera piedra que el rey Fernando VII colocó en 1818, fecha clave en el programa conmemorativo del Bicentenario de la fundación del Teatro Real, que se celebrará en 2018 coincidiendo con los festejos de los 20 años de su reapertura, que se cumplen en 2017. Ambas efemérides han sido declaradas "acontecimiento de excepcional interés público".

Desde la reapertura en 1997, Marañón distinguió dos etapas "diferenciadas y antitéticas", en la primera de las cuales se externalizaron los cuerpos estables de la institución, la orquesta y el coro, "con contratos renovables cada cinco años, una situación envidiada ahora por muchos teatros".

En los primeros diez años desde su reapertura el Real tuvo seis presidentes, que fueron los sucesivos ministros de Cultura, tres del Partido Popular y tres del Partido Socialista, así como nueve directores generales y directores artísticos. "Ninguno había trabajado antes en un teatro de ópera, con la excepción de Stéphane Lissner. Esto equivale a una media de año y medio por mandato. No es de extrañar que el Real cayera en la irrelevancia y fuera imposible desarrollar un proyecto con identidad".

A finales de 2007, sin embargo, el ministro de Cultura César Antonio Molina propició una radical modificación de los estatutos de la Fundación del Teatro Real y el presidente pasó a ser elegido por el propio Patronato a propuesta del ministro de Cultura con un mandato de cinco años, y los patronos que no lo fueran por razón de su cargo tendrían también un mandato de cinco años. "Esto permitió nombrar por primera vez un presidente independiente e incorporar a prestigiosas personalidades de la vida civil vinculadas al ámbito de la cultura o de la empresa. Así, hoy, en los diferentes órganos del Teatro Real se sientan, entre otros, Mario Vargas Llosa, Javier Gomá, Manuel Gutiérrez Aragón, Nuria Espert, José Luis Gómez o Antonio Muñoz Molina", así como los presidentes de las principales entidades bancarias y corporaciones.

La que está considerada además primera institución de artes escénicas de España cuenta con una ocupación media en sus funciones del 93% y ha recuperado la posición artística que tuvo en sus primeros 75 años, cuando era uno de los principales teatros líricos de Europa. "Por ello, la primera decisión que tomamos en 2008 fue contratar a Gerard Mortier, una de las personalidades más prestigiosas del mundo operístico europeo. Él fue el gran innovador del género operístico de finales del siglo XX al propugnar la necesidad de recuperar el elemento de la dramaturgia, renovando los conceptos de la dirección escénica y las escenografías, devolviendo así a la ópera su vigencia cultural en la sociedad contemporánea". Prueba de ello fue, explicó, el Cosí fan tutte dirigido por el cineasta Michael Haneke justo cuando éste lograba el Oscar por su película Amor. La inesperada muerte de Mortier trajo a Madrid desde Barcelona a Joan Matabosch, "que le ha dado un sentido de continuidad al proyecto de Mortier con su propia impronta, seduciendo al público y la crítica, y estableciendo en igualdad acuerdos de coproducción con las principales óperas europeas".

En su intervención, el presidente del Patronato del Real defendió la programación "ecléctica" del Teatro Real, que combina "un repertorio tradicional que, vamos a decirlo claramente, nos gusta a todos", con obras de Verdi o Donizetti, y piezas más "vanguardistas, pero cerca del clasicismo como el Billy Budd de Britten [que se ha estrenado esta semana]". Marañón puso como ejemplo de la aceptación con que el público acoge propuestas más modernas Moisés y Aaron de Schönberg -"hubo 12 representaciones, y las 12 estuvieron con el 95% de aforo ocupado"- y el interés que despierta La ciudad de las mentiras, una ópera de la sevillana Elena Mendoza, "que para sus colegas está a la vanguardia de la vanguardia", dijo sobre la merecedora del Premio Nacional de Música, y que se estrena el 20 de febrero. "Con la crisis tuvimos que aplazarla, pero en este momento, con lo que está vendido, es un éxito", añadió. Posteriormente, Marañón confió a este medio su deseo -"aún no hay ninguna petición al respecto"- de que la obra de Mendoza pueda estrenarse en el Maestranza, a cuyo nuevo gerente, Antonio Garde, presente en el auditorio, dedicó numerosos elogios.

Marañón, que habló de la apertura del coliseo a las nuevas tecnologías -"hay espectáculos que han tenido un alcance de 24 millones de usuarios"-, incidió en la necesidad de inculcar en el público que "por la cultura también hay que pagar. Pedir 150 ó 200 euros por entrada es un precio quizás disuasorio, pero nadie protesta si eso se pide por un concierto de pop o un partido de fútbol", denunció.

En su visita a Andalucía, este profesional condecorado con la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio o las insignias de Oficial de la Legión de Honor del Gobierno francés trató también otros asuntos como los valores de la Transición -el diálogo y la voluntad de entendimiento- o el humanismo de su abuelo, Gregorio Marañón. "Fue un hombre bueno, y a los hombres buenos hay que reivindicarlos", concluyó.

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