Luna nueva
Los cines españoles acogen hoy el estreno mundial de la segunda parte de la saga de Stephanie Meyer. La película, dirigida por Chris Weitz, espera batir récords de taquilla
El fenómeno Crepúsculo cabalga a toda mecha. Once meses después de estrenarse la adaptación del primer título de la saga ideada por Stephanie Meyer, llega la segunda, precedida de más histeria fan que la anterior si cabe. Se ve que los responsables del nuevo éxito van a aplicar la fórmula Harry Potter, rodar de seguido todos los libros de Meyer para aprovechar el tirón y para que los actores no se pongan demasiado viejos. O tal vez para evitar que sea el público el que crezca y le de a esta saga cinematográfica la espalda, lo que puede explicar el fracaso de la entrega anual del alumno favorito de Hogwarts el pasado verano. En cualquier caso, ya está en nuestros cines, adelantada a hoy miércoles, Luna nueva.
Seguramente ni la propia Stephanie Meyer se esperaba lo que iba a ocurrir cuando en 2005 dio a la imprenta Crepúsculo. Su éxito le obligó a poner en marcha una churrería vampírica que hasta la fecha ha producido tres libros más, uno por año, aunque el último, Sol de medianoche, fue polémico tras filtrarse en internet los primeros capítulos, lo que obligó a paralizar el proyecto. En cualquier caso, la escritora ha conjugado con habilidad varias líneas temáticas para conectar con gran parte de la juventud actual. Una relación prohibida entre adolescentes, una protagonista poco sociable, los umbrosos bosques del noroeste de Estados Unidos, y vampiros perfectamente incardinados en una estética de instituto, lo que consigue muchas identificaciones emocionales. Y eso que la creencia mormona de la autora se nota, pues sus vampiros están desactivados en gran modo. La metáfora sexual que siempre conllevan los chupasangres se atenúa mucho en sus novelas, con los Cullen tomando sangre de animales y evitando el contacto con humanos. Menos mal que tras el estreno de Crepúsculo llegó la sueca Déjame entrar para poner a los nosferatus en su sitio cruel y perverso.
Luna nueva ha tenido cambios respecto al primer film. Para empezar, no se contó con la interesante directora Catherine Hardwicke, cuya labor no fue del agrado de los productores. Se ha optado por Chris Weitz, el cineasta de curiosa trayectoria. Tras lanzarse junto con su hermano Paul con las comedias gamberras de American Pie, hizo algún film interesante como Un niño grande y se estrelló comercialmente hace dos años con La brújula dorada. Ahora el engancharse a la saga Crepúsculo le vale su rehabilitación industrial.
La historia sigue con Robert Pattinson y Kirsten Stewart como Edward y Bella. El vampiro decide irse del pueblo para proteger a su amada de su peligroso mundo, y ella queda desconsolada. Empieza a intimar con Jacob, de la tribu quileute, pero la chica descubre que puede tener algún tipo de contacto sobrenatural con Edward en la distancia. Un día Bella es atacada y una manada de lobos gigantes la salva, descubriendo así que los quileute de su amigo Jacob tienen también su propio secreto. También averigua que la desaparición de Edward de su vida tiene que ver con una aristocrática familia de vampiros de origen europeo, los Volturi, que cuenta entre sus miembros a una crecidita Dakota Fanning y el actor británico Michael Sheen.
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