Hombres libres
Acostumbrados a reducir la realidad de forma simplista, nos sorprende descubrir que ésta se puede desvelar como un juego de muñecas rusas. Así, el ámbito geográfico que enfoca el título del largometraje constituye un país dentro de otro con su propia lengua e identidad, amazigh o bereber y que significa "hombres libres". Varios de ellos -y varias también de sus mujeres- recorren su territorio por distintos motivos y sus vidas se van entrecruzando, entretejiendo un auténtico mosaico de geografía humana.
En su devenir, se discute y reflexiona sobre todos los aspectos de la existencia, desde los más complejos o trascendentales, como la política y la religión, hasta los más cotidianos como la gastronomía o las celebraciones.
Los momentos más entrañables, quizás, sean aquellos de encuentro entre jóvenes y ancianos, donde sus conversaciones resultan de un paralelismo exportable a cualquier comunidad, pues, como afirmaba Terencio, nada humano nos es ajeno.
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