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Concierto en la Santa Cueva del Festival de Música Española de Cádiz

Haydn Y Barbieri juntos, privilegio de canónigos

Un momento de la actuación de La Spagna y Rafael Ruibérriz en la Santa Cueva.

Un momento de la actuación de La Spagna y Rafael Ruibérriz en la Santa Cueva. / Jesús Heredia Luque

Fieles a la cita de los últimos Festivales de Música Española de Cádiz, una larga cola de melómanos irredentes esperaban turno, pasadas las once de la mañana, en la calle Rosario, para poder acceder a una de las pocas plazas que ofrece el reducido espacio del Oratorio de la Santa Cueva, y escuchar de nuevo una de las obras del clasicismo del siglo XVIII más importantes de todos los tiempos: Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz, compuesta por Franz Joseph Haydn especialmente para este espacio, que a su vez se creó expresamente para el recogimiento y la oración en el siglo XVIII.

Este año, la gran e importante novedad ha sido el estreno en el Oratorio de una partitura recuperada recientemente, que añade al cuarteto de cuerda original, un instrumento nuevo: la flauta travesera. La partitura, descubierta por el musicólogo gaditano Javier de Orellana en la Biblioteca Nacional, está firmada por Francisco Asenjo Barbieri, uno de los mayores compositores españoles del siglo XIX, autor de muchas zarzuelas, entre ellas El barberillo de Lavapiés.

La expectación por escuchar el concierto de esta nueva obra de Haydn y Barbieri, en la Santa Cueva, estaba más que justificada, con estos prolegómenos. Y tengo que decir, que realmente fue un Privilegio de Canónigo, (de los del siglo XVIII, claro) el poder asistir a esta primera interpretación en público, de una partitura que ha permanecido en el olvido desde que se escribiera por Barbieri. Supongo que pasado un tiempo, tendremos acceso a los resultados de la investigación, que contextualice definitivamente la partitura de Barbieri, y el porqué no ha sido interpretada hasta ahora.

Mientras tanto, me basta con contarles lo que escuché en el Oratorio, el domingo pasado día 2 de diciembre.

La obra de Barbieri no se limita a introducir la flauta aprovechando la escritura de Haydn para su versión de cuarteto de cuerdas (Haydn escribió 4 versiones diferentes de su obra: Para Orquesta; para Cuarteto; para piano y para Coro), sino que da un tratamiento propio a la flauta, y escribe para ella una partitura enteramente nueva, de tal manera que el resultado es una obra con naturaleza propia, distinta del cuarteto original de Haydn. Y les cuento que suena bastante bien. En mi opinión, respeta en general el espíritu de crear un ambiente de meditación entre las lecturas sobre Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz, y eso que, sobre todo en la introducción de la obra, choca bastante oír la flauta respondiendo con voz propia a las cuerdas, entre silencio y silencio, dulcificando el contundente y sobrecogedor comienzo de la composición de Haydn.

En los demás movimientos (sonatas) de la obra de Haydn, la flauta travesera, tocada virtuosamente por Rafael Ruibérriz, solista de la Orquesta Barroca de Sevilla, va incardinándose en la interpretación de manera totalmente natural, recreándose con el juego contrapuntístico del genial Haydn, y enriqueciendo expresiva y musicalmente las sonatas haydinianas que conforman esta inmortal obra.

A mí particularmente, me mereció la pena madrugar el domingo y poder asistir a lo que sin duda ha sido un gran acontecimiento musical, donde hemos podido apreciar un aporte nuevo a una composición tan ligada a Cádiz como lo es la de las Siete últimas palabras de Cristo en la Cruz.

Enhorabuena a Rafael Ruibérriz por dar el paso y asumir la responsabilidad de interpretar esta obra de Haydn/Barbieri, por primera vez (al menos en los tiempos modernos) en un sitio tan emblemático como es el Oratorio de la Santa Cueva. Y también a Irene Benito, Marta Mayoral, Rosa San Martín y Alejandro Marías intérpretes del cuarteto La Spagna, pues se lo merecen. Y no me olvido de José Mateos, por las serenas y claras meditaciones sobre las palabras de Cristo. Excelente.

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