Cultura

Hagan sitio para el Manga

  • El aforo para 3.000 personas del Castillo de San Sebastián estuvo completo durante toda la segunda jornada del Festival Manga de Cádiz.

Fue la crónica de un éxito anunciado. "..., y mañana es el día grande,...", profetizaban el viernes organizadores y asistentes al Festival Manga de Cádiz (Femanca) durante la gran acogida de la inauguración de la fiesta del ocio alternativo en el Castillo de San Sebastián. Y no erraron en sus predicciones. Llegó el sábado y antes de que los relojes apuntaran a las ocho de la mañana la cola para acceder al recinto se desperezaba desde la puerta de La Caleta para alcanzar al vecino colegio de Santa Teresa cuando dieron las once, hora de apertura de la fortaleza. El aforo alcanzó pronto su tope de 3.000 personas pero la expectación por acceder a la fortificación no se relajó en ningún momento del segundo día de la cita. De hecho, a partir de las siete de la tarde la fila tocaba el Balneario de la Palma. Gran día grande que, sin embargo, no encontró su reflejo en el dato de asistencia de la jornada. Y es que el Festival Manga pide sitio. Más sitio.

Si algo más de 5.000 personas, y no un número mayor, lograron ayer acceder al castillo fue debido a que el público que entró en el recinto salió a cuentagotas de la fortificación que para el Festival cuenta con una oferta gastronómica asequible y con un nutrido programa de actividades.

Es decir, la rotación de asistentes no era fluida, así, según barajan desde la organización, "con un aforo mayor, hoy (por ayer) hubiéramos llegado a más de 10.000 personas". De hecho, al igual que el año pasado, "se puede dar la paradoja que mañana (por hoy) haya menos afluencia pero el dato de asistencia sea mayor porque el público rota más".

Las instalaciones de los depósitos de tabaco son vistas con buenos ojos desde la delegación de Juventud del Ayuntamiento -organizadores de la cita junto a las asociaciones Milenaria, Isshin, La Forja de los Sueños, Mueve Ficha, Fénix, Odaiba y Agoca- como nuevo hogar de esta cita que ha demostrado año tras año que cuenta con el beneplácito de un público cada vez más diverso, cada vez de procedencia más variada y cada vez más numeroso.

Un público, que sin alterar en ningún momento el orden, esperaba pacientemente su turno para entrar al interior del Castillo de San Sebastián donde ambiente festivo no decaía ni cuando el sol más apretaba.

Los distintos Luffy, de Once Piece, Jack El Perro, de Hora de Aventuras, las hadas asiáticas, los múltiples Naruto, las Lolitas en todas sus variedades e incluso la dura Harley Quinn de El escuadrón suicida supieron encontrar los rincones en sombra de la fortificación mientras degustaban sus platos favoritos, desde los sofisticados takoyaki (bolitas rellenas de pulpo) a los más populares yokisoba y sushi, pasando por el bocata de toda la vida. Un pequeño paréntesis gastronómico antes y después de seguir con el frenético ritmo que marcaba el nutrido programa de actividades con certámenes de K-pop, del aclamado Cosplay, de Kame Hame Ha (¿recuerdan? la onda vital que tanto trabajito le costó aprender al pequeño Goku de Bola de Dragón y que luego todos los personajes dominaban como si fuera lo más fácil del mundo...), los torneos de soft combat, las partidas de rol, de videojuegos...

Ninguna actividad se quedó sin asistentes y ningún asistente se quedó sin una actividad a su medida. "Nosotras venimos todos los años y la verdad que este año nos están gustando mucho las partidas de rol. Pasamos como una hora y media o dos horas en un mundo de fantasía y disfrutando de nuestros personajes", comentaban dos "hadas asiáticas" que, como la mayoría del público entrevistado, daban su aprobación a la oferta que también encontró a algún tímido detractor. "Mi única pega es que de manga, manga, tampoco hay tanto, es algo más abierto como para llamarlo sólo Festival Manga", apuntaba un joven adolescente metido en la piel de uno de los personajes de la serie Naruto.

Pero, quizás, esa variedad de actividades y estilo es lo que atrae a un público tan variado que, en este segundo día, volvió a llenar las tiendas -algunos dependientes tiraron hasta de megáfonos para atender a la clientela-, la carpa de Look Art Studio -que sorprendió con unas logradas caracterizaciones de los Majin Boo de Bola de Dragón-, las salas de videojuegos, juegos de mesa -donde muchos usuarios se enfrentan por primera vez a los secretos del Go o del Mahjong-, y, cómo no, la carpa floreada para las bodas y bautizos frikis, donde ayer tuvieron lugar hasta varios matrimonios múltiples.

Como grandes novedades del día, ayer tuvieron lugar presentaciones de libros, como Antes de mi vecino Miyazaki, de Marta García Villar, o el encuentro El mundo del cosplay en la actualidad, que contó con Larita Geek, Piratacristina y Elle, entre otras jóvenes cosplayer que también acapararon la atención de los asistentes mientras paseaban y posaban por el patio del castillo atendiendo a sus fans.

El público infantil no familiarizado con los universos otaku y friki también se lo pasaron en grande pidiéndole fotos y selfies a los jóvenes con los disfraces más llamativos, que pudieron lucir palmito tanto en el concurso de cosplayer como en los rincones más bellos del castillo donde no dudaron en dejar sus poses más logradas, como Katarina Sandstorm (League of Legends) que se encaramaba a un montículo con figura de ataque.

Los talleres también vivieron su día grande. La actividad era constante en la carpa donde el personal del festival atendía las inscripciones y las salas más amplias que se derivan de las casamatas se llenaban de iniciados y no iniciados.

En el taller de katanas que ofrecía la asociación Fénix un padre se afanaba en ayudar a su pequeño a construir una espada samurai donde el acero era sustituido por retazos de esterillas de yoga y varillas de fibra de vidrio. La cinta americana y la cola de contacto, mejor que el fuego de cualquier herrero. "El taller dura unas dos horas y da tiempo de sobra para hacer la katana partiendo de cero y sin tener ni idea", animaba uno de los monitores de la actividad.

Talleres de origami, de iniciación al japonés... El público tenía ganas de aprender y de acercarse a la cultura nipona. Un interés ratificado en el stand que la embajada de Japón ha instalado en el Festival de Manga de Cádiz por primera vez y que está dedicado a la relación entre los personajes manga y de anime con la gastronomía japonesa. Además, en este rincón también se informa de los diferentes salones manga y jornadas de cultura japonesa que se celebran en Andalucía este otoño, de diferentes becas para estudiar en universidades niponas y de información turística sobre el país.

Muy cerca de esta puerta abierta a una cultura magnética que ha sabido conciliar su pasado con su futuro, se puede acceder al callejón de los artistas, una gran sala donde diferentes dibujantes de la provincia exhiben sus trabajos, realizan dibujos en vivo e, incluso, personalizados. Dani Molina, Sara Bernardt, Jesús Briosso, Sucubita y Paloma Costa, entre otros artistas, atendían a los curiosos y potenciales clientes.

Kimonos y capas de El señor de los anillos, abrigos norteños y uniformes jedi, medias de red y caretas imposibles, pelucas y cortes naturales e imposibles, armaduras medievales y looks futuristas... ¡Hasta un Pablo Iglesias que pide el voto para el 20 de diciembre! Todo es posible en el Festival Manga de Cádiz y todo es reconciliable. Sin cismas, ni sectores críticos. Con el lema invisible de diviértete y deja que los demás se divierten. Hagan sitio para la imaginación y buen humor.

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