Aunque aún lejos de aquellas primeras ediciones donde Cádiz miraba al cielo persiguiendo las melodías que salían de torres-miradores y campanarios -recuerden, concierto de Llorenç Barber, el estreno en España de Fanfarria para una fiesta de Falla...-, el Festival de Música Española camina en su inmiente décimo cuarta edición hacia la recuperación de aquel brío que le inyectó la Consjería de Cultura de la Junta de Andalucía en sus albores. Al menos, esa es la estela de esperanza que despedían las palabras de la máxima autoridad del ramo, Rosa Aguilar, en el día de ayer durante la presentación de la cita en la Casa Pinillos en la que anunció un 35% más de presupuesto para esta edición con respecto a 2015.

Concretamente, 360.000 euros, 200.000 de ellos aportados por Cultura de la Junta, sostienen una programación que se desarrollará entre los próximos 11 y 27 de noviembre con 60 actividades programadas, 43 de ellas conciertos, 18 estrenos musicales absolutos, y que se extiende, además, por otros municipios de la provincia como El Puerto, San Fernando y Conil.

Otra buena nueva a celebrar es la realidad que se esconde tras los números. Así, si el pasado año el festival se desarrolló durante 11 días, realmente, el grueso de la programación se concentraba en los fines de semana dejando el resto de las jornadas sin ni siquiera una presencia testimonial. Este vacío se ha corregido en la presente edición que se extiende sobre 17 días, de los cuales, sólo 3 quedan excluidos de la oferta de actividades.

Las asperezas y el revanchismo institucional entre Ayuntamiento y Junta, del que lamentablemente hemos sido testigos en las presentaciones de diferentes ediciones de éste y otros festivales, también parece haberse rebajado sustancialmente. Prueba de ello es cómo el papel del Consistorio gaditano ha ganado enteros en el festival pasando a ser "de patrocinador a colaborador". Eso se traduce, tal como explicó la concejala de Cultura, Eva Tubío, en una implicación "máxima" con el festival, con mayor trabajo técnico y un mayor esfuerzo en la coordinación, y con un aumento de la aportación en especie (cesión gratuita de los teatros, montaje y desmontaje, servicios municipales para las propuestas de calle...) que asciende a cerca de 41.000 euros.

La extensión y apoyo por parte de otros municipios, la implicación del Centro Andaluz de las Letras -con el atractivo programa Letra y Música-, el INAEM, la SGAE -cuya sede madrileña acogió la presentación oficial del festival en aquella brillante primera edición en 2003-, Diputación, Fundación Cajasol, Obispado de Cádiz y Ceuta, la Universidad de Cádiz, el Centro de Documentación Musical de Andalucía y Diario de Cádiz, entre otros actores, posibilitan este festival "singular, único en el mundo", cumpliendo, en buena parte, los anhelos que pronunciaba Manuel Ferrand durante su estreno como director del festival el año pasado: "Queremos ganar en ambición (...) Unir voluntades para ganar en programación y en presencia de los ciudadanos (...) Que la aportación del Ayuntamiento se visualice en mayor medida y, también, la de otros Ayuntamientos porque queremos extender el festival".

Esta vez el sucesor de Reynaldo Fernández se concentraba en el presente y defendía todas las líneas programáticas que se han trabajado en esta edición, especialmente, la que este año vertebra y adjetiva el rótulo del festival, "femenino plural", una serie de conciertos y actividades relacionadas con la creación musical realizada por mujeres a lo largo de la historia. Visibilidad contra la invisibilidad; colaboración institucional contra el partidismo. Así gana siempre el ciudadano.