Caluroso aplauso en San Sebastián para 'La isla mínima'

La última película de Alberto Rodríguez cumple con las expectativas y se posiciona para lograr la Concha de Oro

Los actores Nerea Barros, Jesús Castro, Raúl Arévalo y Antonio de la Torre con Alberto Rodríguez (segundo dcha.)
Los actores Nerea Barros, Jesús Castro, Raúl Arévalo y Antonio de la Torre con Alberto Rodríguez (segundo dcha.)
Agencias San Sebastián

21 de septiembre 2014 - 05:00

Había mucha expectación por la primera película española en la carrera por la Concha de Oro, y no defraudó. La isla mínima, una personal aproximación de Alberto Rodríguez al cine de género, fue recibida ayer con un caluroso aplauso en el Festival de San Sebastián.

Rodríguez regresa al certamen que en 2005 dio la Concha de Plata a Juan José Ballesta por su papel de conflictivo adolescente en 7 vírgenes, y lo hace con una historia de suspense bajo la que se mueve una subtrama política con muchos paralelismos con la actualidad.

Enmarcada en 1980, con España sumida en plena transición a la democracia, y en el singular paisaje de las marismas del Guadalquivir, sigue las pesquisas de dos detectives de homicidios (Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez) que investigan la desaparición de dos jóvenes adolescentes.

"Rodamos en 2013 y había muchas concordancias con aquel 1980: una crisis económica galopante, el país se estaba definiendo, también en lo territorial, y había problemas con leyes como la del aborto", explicó Rodríguez durante la presentación a los medios de la cinta.

Así, los dos detectives representan el conflicto de las dos Españas: una anclada en el antiguo régimen y otra, la generación más joven, que abraza con entusiasmo la llegada de la democracia. "Pero eso es como un río subterráneo que corre por la película, lo importante es la trama", añade el director de Grupo 7.

Y tanto en la trama como en su cuidada estética y ambientación, La isla mínima recuerda a la exitosa serie estadounidense True Detective. Por eso, cuando un periodista lo resaltó a todo el equipo se le escaparon las risas. "Homicidios, unas marismas que parecen el Mississippi, y yo que soy tan guapo como Matthew McConaughey...", bromeó Arévalo. El propio Rodríguez reconoció que sólo vio unos minutos de la serie y, cuando empezó a notar las coincidencias, no quiso saber más. "La veré cuando todo esto pase", declaró.

Y es que, según su director, La isla mínima nació del impacto que le produjo "una maravillosa exposición de fotos de Atín Aya sobre gente que vivía en las marismas" del Guadalquivir. Esa gente, explicó, "se había quedado como clavada en el tiempo"; ese dato y el visionado de dos documentales de la Transición española, Atado y bien atado y No se os puede dejar solos, completaron el cómo, el cuándo y el dónde.

"Esos documentales están editados en el año 81 y no tienen el filtro de la historia (...). Nos dimos cuenta de que lo que pasaba entonces seguía pasando en 2013, y ahora; incluso había una crisis económica galopante, mucha gente se iba del país, gente en el campo trataba de cambiar las cosas...". "Había problemas de definición del tipo de país que estábamos creando e incluso, qué gracia, con la ley del aborto, lamentablemente lo mismo que ahora", resumía el director de El factor Pilgrim.

Los 80 "fueron una época confusa y extraña", comentó Raúl Arévalo, impresionante en su papel de joven policía de la naciente democracia que no acaba de ver las cosas tan claras como parecen mostrarse. "A toro pasado se ve que ni la luz que creíamos ver era tanta luz, ni el cambio fue tan radical, ni tan limpio, sino que todo fue muy confuso y cada uno salió como pudo -añade Arévalo-; Pedro, mi personaje, en teoría tiene las cosas muy claras pero al final ve que, en la práctica, no son tan fáciles de llevar a cabo".

Tras su paso por San Sebastián, La isla mínima llegará a los cines el 26 de septiembre.

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