Cuando Cádiz y su prensa eran España
Las bibliotecas atesoran parte de las numerosas cabeceras que la ciudad vio nacer en pleno siglo XIX
Érase una vez que Cádiz era España. La llegada de la libertad de imprenta en 1810 marcó un antes y un después en la vida del país. Cádiz se convirtió en la cuna de un proceso constituyente y aglutinó una incesante actividad política, social, económica, y también periodística. El debate estaba servido y la gente quería participar activamente, manifestando sus opiniones en prensa. Se multiplicaron las cabeceras que desde aquí fueron editadas, muchas de las cuales pueden verse hoy en las hemerotecas, entre títulos centenarios procedentes de todo el mundo.
En la Biblioteca Pública están los originales del Diario de sesiones de las Cortes (1811-1843); El conciso -primer periódico liberal- o Mercurio gaditano (1814), entre numerosas publicaciones de otras épocas. Destaca La pensadora gaditana, que fue la primera publicación periódica gaditana nacida en 1764 y escrita semanalmente por Beatriz Cienfuegos, aunque aún no está clara la identidad del autor.
El Diario Mercantil, El Comercio, La Nación o la Guía de Cádiz son algunos de los títulos más destacados de la Hemeroteca Municipal. En la Biblioteca de Temas Gaditanos Juvencio Maeztu se conserva como oro en paño El diario del vigía (de 1798 a 1852), cuya información sobre el puerto sigue siendo de gran utilidad para los investigadores. El procurador general, El mercantil o El tribuno, son otros de los títulos de los que presume. En el Casino Gaditano se encuentran La academia (1880-1884) y Boletín gaditano (1878-1881), junto a cabeceras internacionales, en su mayoría de la segunda mitad del XIX.
Un referente en esta materia es la Biblioteca Virtual de la Constitución 1812, de la Fundación Centro de Estudios Constitucionales, que ha digitalizado 700.000 páginas de Colección de Decretos (1814-1836); Colección legislativa de España (1837-1933); El conciso (1811-1813) y Diario de Sesiones de Cortes (1563-1872). Las de Cádiz. Cuando las noticias de aquí eran las del resto del país.
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