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Crítica de arte

Arte para creer en el arte

  • La exposición en Benot, en Cádiz, argumenta una realidad artística atemporal. Es creación clásica y moderna; una muestra que aporta rigor para seguir creyendo en una creación sin imposiciones

  • Otra exposición de la Sala Benot

Imagen de la nueva exposición en la galería Benot de Cádiz

Imagen de la nueva exposición en la galería Benot de Cádiz

El universo artístico de ahora no tiene absolutamente nada que ver con lo que fue hace muy pocos años; es más, me atrevería a puntualizar que nada es lo que fue hace unos meses. La plástica contemporánea es un auténtico bólido que circula a velocidad de vértigo. Siglos de absoluta inmovilidad y, de un tiempo hacia acá, lo que ayer era lo más importante y la actualidad más determinante, hoy forma parte de algo así como de una historia pretérita. La realidad impuesta por los estamentos que manejan lo artístico hace que todo esté en una auténtica cuerda floja y las veleidades de unos y de otros imponen las fórmulas a seguir y sus criterios más inmediatos. Sobre todo, porque lo artístico está bajo la influencia de unos pocos santones que manejan el cotarro y disponen de un fuerte poder de decisión y convicción. Sólo debemos pensar en lo que ha ocurrido en los últimos tiempos y nos daremos cuenta de que este mundo es un sistema manejado por ciertos intereses, casi siempre ajenos a lo que debería ser el verdadero centro de interés: la creación misma y, por extensión, los que la hacen posible.

Hasta hace unos años todo pasaba por las galerías –mejor dicho, por ciertas galerías–. Es verdad que hubo una excesiva proliferación y muchas con pocos argumentos para creer en ellas. Estaban de moda y cualquier advenedizo, sin mucho criterio y una gran osadía, podía acceder a un estamento que les pillaba con el pie cambiado y con poco que aportar por su aplastante desinformación y desconocimiento. Ejemplos existen y están en el imaginario de los buenos aficionados. De muy poco tiempo a esta parte han desaparecido casi todas. Sólo subsisten las serias y las que han ofrecido sentido a la realidad artística. La inmensa mayoría echaron el cierre amparadas en la crisis económica –es verdad que ésta impuso su inexorable potestad– y ocultando las verdaderas circunstancias que no eran otras que la poca dimensión de lo que hacían porque, en muchas ocasiones, tras ellas se ocultaban una aplastante falta de rigor y un acusado oportunismo por querer formar parte de algo para lo que no se estaba mínimamente preparado.

Rafael Benot lleva más de tres décadas con la galería abierta. Por sus espacios han pasado muchos de los planteamientos artísticos que han tenido lugar en la creación actual. Ha visto nacer, crecer y llegar a muchos artistas; ha sabido de la realidad de la plástica actual; ha visto, desgraciadamente, cómo algunos se han quedado en el camino –las veleidades del arte imponen, muchas veces, formas poco justificables–; ha conocido las modas y los modos; se ha enfrentado a los inadmisibles argumentos de los que manejaban los intereses y los criterios actuantes; ha sabido dar la espalda a los que llegaban ofreciendo humo y realidades espurias; ha tenido que decir que no a los que pretendían dar sin saber lo poco que tenían; ha sido, en definitiva, fiel a una realidad a la que había que poder si no querías sucumbir a sus poderosos planteamientos. Por eso sigue y porque lo que ofrece no está emparentado con los gustos reinantes, ni con las exigencias de los manipuladores, ni con los esquivos intereses de unos pocos. Él siempre ha sabido lo que quería y se ha rodeado de los artistas que le aportaban una creación en la que creía.

Obra de Hernán Cortés. Obra de Hernán Cortés.

Obra de Hernán Cortés.

La exposición que, ahora, ocupa los espacios de la Avenida Ramón de Carranza –ahora titulada con una memez de estultas politiquerías– responde a esos criterios que siempre ha animado lo que hacía el galerista gaditano. Una creación abierta, con artistas de dispar naturaleza creativa pero, siempre, con la calidad como motivo imperante. Artistas que no ofrecen duda y que son autores de un arte sin reveses, del que asume los registros de la verdad. Se trata de una exposición variada en conceptos plásticos y estéticos; de amplia estructura compositiva, de muchas circunstancias formales y una muy diversa asunción de registros. Nos encontramos la pintura de siempre, la figuración en todas sus dimensiones, el realismo veraz, las disposiciones expresivas y los sistemas interpretativos de la mejor abstracción, esa que perdura porque fue, es y será importante. Fali Benot nos sitúa, también, en los argumentos de la escultura y de la obra gráfica; nos pone en la sintonía total de artistas que han sido grandes y que han ocupado estamentos de mucha altura en el panorama artístico nacional – Luis Feito, Rafael Canogar o Alberto Corazón–; pintores indiscutibles que están en posesión de lenguajes personalísimos y que son portadores de la mejor esencia creativa de siempre –Carmen Bustamante, María Teresa Martín-Vivaldi, Pedro Escalona, Hernán Cortés y Jorge Galindo–; artistas en plena joven madurez – María Escalona y Cecilio Chaves–; así como uno de los que mejor interpretan la buena escultura –Sylvain Marc–. En todos ellos anida la calidad y la más alta conciencia artística. Ninguno de ellos ofrece duda y son referentes de una plástica no sujeta a imposición alguna.

La exposición argumenta una realidad artística atemporal. Es creación clásica y moderna; una muestra clara que llega a todos y que aporta rigor para seguir creyendo en una creación sin imposiciones, sujeta sólo a los buenos planteamientos de un arte riguroso; ese que sirve para acercarnos a lo bueno, a lo que no ofrece duda, a lo que es clásico por eterno. Una muestra que puede servir a todos –especialmente a los más jóvenes– para acercarse a un arte que es imperecedero y que plantea, bien a las claras, los amplios postulados de una obra abierta y sin fronteras.

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