Turina, una mirada al sur

Colección Grandes Maestros Españoles

Turina, una mirada al sur
Turina, una mirada al sur
Pablo J. Vayón

19 de julio 2008 - 05:00

Pese a su larga estancia en París y a pesar de que la mayor parte de su vida transcurrió en Madrid, casi toda la obra de Joaquín Turina (Sevilla, 1882- Madrid, 1949) está inspirada de uno u otro modo en la Andalucía que lo vio nacer y crecer. Un poco a la manera de Luis Cernuda, que desde Londres fue capaz de atrapar, en Ocnos, la esencia de Sevilla como ningún sevillano haya hecho posiblemente nunca, Turina rinde continuamente homenaje al sur de su infancia y su juventud en una música que, a través de un lirismo muy personal, traza colores y ritmos e insinúa formas y atmósferas de reconocible impronta andaluza.

Las cuatro obras que se incluyen en el programa de este CD son una buena muestra de este nacionalismo turiniano de corte andalucista. Dedicado a las mujeres de Sanlúcar de Barrameda, El poema de una sanluqueña fue escrito para violín y piano en 1923. Dividido en cuatro números, el propio compositor orquestó en 1926 los dos primeros (Ante el espejo y La canción del lunar), siendo su nieto José Luis quien se encargaría de orquestar en 1981 los restantes (Alucinaciones y El rosario en la iglesia). Pedro León, junto a la Orquesta de RTVE y el maestro Luis Izquierdo, son los encargados de interpretarlo en este disco, que se completa con un registro reciente realizado en vivo de otras tres obras de Turina, que toca la misma orquesta dirigida ahora por su titular, Adrian Leaper.

La primera es una de las más conocidas de su autor. Son las Danzas fantásticas (Exaltación, Ensueño y Orgía), que el compositor escribió en 1919 para piano, pasándolas a la orquesta al año siguiente. Inspiradas en La orgía, novela de su paisano José Mas, la primera desarrolla un ritmo de jota aragonesa, la segunda es un zorcico vasco y la tercera, la más popular de todas, por su habitual uso en la publicidad y el cine, se inspira directamente en la vida popular andaluza.

También es Andalucía el origen de Ritmos, una fantasía coreográfica para orquesta dividida en seis números que el músico estrenó en Barcelona en 1928, dirigiendo él mismo a la Orquesta Pau Casals. Finalmente, La procesión del Rocío es otra de sus partituras sinfónicas más divulgadas. Escrita en 1912, cuando Turina residía aún en París, la obra se estrenó en Madrid al año siguiente, pero luego también se escuchó en la capital francesa en un concierto al que asistió Debussy, que comentaría: "Como Albéniz, Turina parece fuertemente impregnado de música popular; titubea todavía en su manera de desarrollar y cree útil acudir a los ilustres proveedores contemporáneos. Creo que Turina puede pasarse sin ellos y escuchar voces más familiares". Y así lo haría don Joaquín.

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