Anticristo de rebajas
Crítica 'Exorcismo en El Vaticano'
EXORCISMO EN EL VATICANO. Terror, 2015, EEUU, 80 min. Dirección: Mark Neverdine.Guión: Chris Morgan, Christopher Borrelli. Fotografía: Gerardo Mateo. Música: Joseph Bishara. Intérpretes: Michael Peña, Olivia Taylor Dudley, Dougray Scott, Kathleen Robertson, Djimon Hounsou, John Patrick Amedori.
Esta semana hemos devorado la estupenda serie documental Making a murderer (Netflix) sobre el caso contra Steve Avery y su sobrino Brendan Dassey, acusados de asesinar a Teresa Halbach en el condado de Manitowoc. En ese apasionante juicio, los honorables fiscales de Wisconsin y el propio juez acudían en más de una ocasión al demonio y su encarnación terrenal como figuras para explicar el origen del crimen, de dudosa culpabilidad a tenor de todas las pruebas y evidencias.
En un país donde hasta la Justicia está contaminada por este tipo de ideas y creencias, cómo no iban a seguir haciéndose películas sobre el Anticristo. Hemos perdido ya la cuenta de los filmes sobre posesiones y exorcismos que Hollywood es capaz de producir al año, como si el género no terminara de agotar nunca esa maniquea interpretación del mundo entre el Bien y el Mal que tan cómoda les resulta a los poderes políticos y religiosos norteamericanos a la hora de simplificar y explicar la realidad.
Exorcismo en el Vaticano rebaja calidades y asume su condición exploit sin demasiadas sutilezas, a saber, tirando de repertorio clásico (chica poseída que se retuerce, escupe huevos, mueve objetos, incita suicidios y grita hasta desgañitarse) para someternos a una risible investigación con un exorcismo encargado por el papa Francisco que se saldará con el habitual muestrario de torsiones vertebrales, cuerpos voladores y fuegos purificadores que dejan, literalmente, al mismísimo demonio entre nosotros haciéndose pasar por una rubia milagrera y mediática de asombroso parecido con Patricia Arquette.
La cosa tendría su gracia si, al menos, no se la tomaran en serio, de acuerdo a las palmarias limitaciones formales del producto, propias de un telefilme barato. Pero no, no hemos tenido esa suerte.
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