enfoque de domingo · Industria de Automoción y Aeroespacial

La triple A

  • Una historia automotora en Cádiz, las conexiones que no se produjeron y el ecosistema emprendedor

Iván Contreras posa ante algunos modelos de velocípedos de Torrot.

Iván Contreras posa ante algunos modelos de velocípedos de Torrot.

En mi tesis doctoral publicada como libro por la Cámara de Comercio de Cádiz en 1993, La Bahía de Cádiz: un área metropolitana industrial en el contexto de Europa, planteé una estrategia que, basada en el modelo de desarrollo regional del "diamante de Porter", contemplaba la complementariedad entre los sectores metalmecánicos presentes o con potencialidad en la Bahía. Lo denominé la "triple A": los Astilleros, el Aeronáutico y el de Automoción. Los recursos, especialmente el talento de las personas, sus habilidades técnicas y tecnologías, que potencialmente podían utilizar eran complementarios y se podían reforzar mutuamente. Más tarde, al frente de la ZUR (Zona de Urgente Reindustrialización)de la Bahía de Cádiz, trabajé con mi equipo y logramos que las plantas de automoción Saginaw y Delco, subsidiarias de General Motors, ampliaran sus instalaciones y nos ayudaran a que Cádiz Electrónica (del Grupo Ford Motor Company) se instalase en El Puerto.

Cádiz Electrónica se localizó en la Bahía de Cádiz, entre otras razones, en respuesta a los esfuerzos de reindustrialización que el Ministerio de Industria y Energía puso en marcha con la ZUR de la Bahía de Cádiz, articulándose posteriormente en la Ley de Incentivos Regionales. La razón de la inversión de Ford en electrónica respondía a algunos retos relacionados con la globalización de la sociedad y movilidad de las personas, al impacto de las nuevas tecnologías de la información, y a unos nuevos valores y demandas sociales entre las que destacan la seguridad, la eficiencia y la ecología. La fertilización cruzada entre las tecnologías de la información y del transporte son claves para el futuro del sector, su renovación de productos, para la satisfacción de los usuarios y la creación de valor económico y de bienestar social. Estas claves son también pistas para las estrategias de los otros dos sectores relacionados en el modelo de las tres A.

Los antecedentes de Cádiz Electrónica están en la instalación en 1919 en Cádiz (en Lacave) de una planta de montaje de su famoso Modelo T (hasta 1923, que se marchó a Barcelona).

Paralelamente, desde la ZUR ayudamos a CASA, con Mariano Alonso como director en Cádiz, a modernizar sus instalaciones y sobre todo a invertir en capacidad de gestión con técnicas de dirección que ayudaron a integrar al personal de la factoría y crear un modelo eficaz. Disminuyó el absentismo y aumentó el espíritu de colaboración de los trabajadores con una gestión empresarial muy profesional y transparente. Eso hizo crecer a CASA y fue el germen de su crecimiento en la Bahía e integración en los proyectos internacionales entre ellos Airbus. Todo un ejemplo que no cuajó en las otras dos "A".

Los Astilleros, se vieron sometidos a una crisis de sus mercados internacionales y sus planes estratégicos no fueron capaces de la misma modernización directiva que sí logró CASA. No logró reducir su conflictividad laboral y bajo rendimiento de sus recursos. Su declive lo conocemos y ha mermado notablemente la capacidad de empleo de la región.

Ni astilleros ni las empresas de automoción antes citadas lograron el reto de integrar de manera competitiva al capital humano de la zona en sus objetivos y dura competencia internacional, como había hecho CASA. El resultado es conocido: deslocalizaron sus plantas.

Hoy la aeronáutica y los astilleros buscan las complementariedades necesarias para crear recursos tecnológicos y humanos que las hagan más competitivos. Un camino es la colaboración con la UCA y su apoyo en grupos de investigación y empresas startups y spinoffs nacidas de grupos de investigación. Pero para eso es preciso profundizar en sus capacidades investigadoras, de producción de patentes, y sobre todo de su capacidad de emprender y de crear un ecosistema emprendedor más colaborativo e integrador.

La anunciada inversión de Torrot en Cádiz es una nueva oportunidad para trabajar por esa triple A. Pero de nada servirá si no se construye e impulsa una auténtica estrategia integradora de esfuerzos que alinee los recursos y talentos para crear un ecosistema emprendedor dinámico e innovador. Cádiz necesita un contrato social que integre a la sociedad, a sus empresas, autoridades y universidad en crear ese ecosistema. Que haga posible encontrar consensos, que aumente la siempre necesaria colaboración entre trabajadores y empresarios, entre directivos y empleados, con generosidad y miras amplias, respetando la diversidad e impulsando la innovación.

En ese reto de aumentar la calidad de nuestro ecosistema emprendedor, de ser capaces de producir capacidad e intencionalidad de emprender, ha jugado un papel relevante la Cátedra de Emprendedores de la UCA. De sus acciones en estos últimos diez años han surgido 118 nuevas empresas. Estas iniciativas (Startups) se caracterizan por aportar conocimientos, cultura e innovación a un ecosistema emprendedor como el de Cádiz tan necesitado de savia nueva, juventud, talento e innovación. Estas 118 nuevas empresas son fruto del esfuerzo que desde la Cátedra se ha hecho para asesorar a más de 1.350 promotores, desde 2009, entre profesores, investigadores, estudiantes y egresados de la UCA. Estas personas presentaron 992 proyectos que se analizaron con criterios técnicos para que las empresas que naciesen lo hicieran con las máximas garantías de éxito en un entorno incierto.

Además, el master oficial en "Creación de Empresas, Nuevos Negocios y Proyectos Innovadores ,Masterup" de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, ha logrado mejorar la formación de los emprendedores y consolidar una oferta única en el panorama emprendedor de nuestro país, logrando atraer alumnos extranjeros de países como Alemania, Bélgica, Rusia, Ecuador, Cuba, Marruecos o Venezuela.

Esta integración de esfuerzos compete a todos, también a las autoridades académicas de la UCA que deberían mirar con mayor amplitud de miras y capacidad de integración la diversidad y riqueza que existe en su seno. La universidad debe ser semillero de nuevas empresas, proyectos e ideas innovadoras que impulsen un ecosistema emprendedor más dinámico para Cádiz.

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