Se fueron a Bélgica el 1 de septiembre para trabajar casi tres meses, pero regresaron el pasado viernes. Los 24 parados de Trebujena que viajaron hasta Sint-Truiden para faenar en la campaña de recogida de la pera se han llevado un buen chasco. Aseguran que han sido "engañados" por la empresa receptora de temporeros en aquel país. El alcalde, Jorge Rodríguez, habla de "gran desilusión". El Ayuntamiento había gestionado esta experiencia como una iniciativa anticrisis con vocación de continuidad en apoyo a los desempleados del pueblo, pero "en este caso, hemos pinchado en hueso", confiesa el regidor.

Desacuerdos en torno al salario por hora de trabajo y la duración de la jornada laboral han provocado esta vuelta adelantada de los jornaleros. El alojamiento, ofrecido por la propia empresa, tampoco era precisamente el esperado, pero, visto lo visto, supuso un problema de menor envergadura durante los siete días efectivos de trabajo que echaron en la citada región belga. "Estaba acordado que cobraríamos la hora a 7,5 euros, pero, coincidiendo con la llegada de rumanos, la empresaria acabó planteando que nos pagaría seis euros, una cantidad que se reducía hasta los 4,6 euros descontando los gastos de alojamiento y transporte hasta el lugar de trabajo", explicaban ayer indignados a este medio minutos antes de reunirse con el alcalde en el Ayuntamiento. De hecho, incluso aseveraban haber sufrido "maltrato psicológico" por parte de la empresaria y los capataces.

La relación entre ambas partes comenzó a enrarecerse a partir del despido de dos de los temporeros de Trebujena sólo dos jornadas después del inicio de la campaña. Con el paso de los días, el ambiente se volvió tan irrespirable que debieron abandonar Bélgica precipitadamente a través de un autobús cuya contratación gestionó el Consistorio. "Nos dijeron que teníamos que irnos antes del viernes porque iba a llegar a la zona un nuevo grupo de rumanos", contaban los trebujeneros afectados, cuyo viaje de regreso en autobús superó las 32 horas. Uno de ellos sentenciaba que "el Ayuntamiento ha sido engañado, pero lo hemos pagado nosotros".

El alcalde lamentó que "esto te puede ocurrir en cualquier sector y en cualquier lugar del mundo, y nos ha tocado con esta empresa. Lo que se fijó de antemano con la condición de cumplir el convenio del sector hortícola de Bélgica planteó cambiarlo a la semana diciendo que tenía trabajadores de otras nacionalidades que estaban dispuestos a trabajar por menos dinero y que iba a pagarles lo mismo a los españoles". "Además, la empresa no cumplía ni siquiera la jornada completa diaria, pues en una semana los jornaleros sólo trabajaron por las tardes tres días. Incluso debieron trabajar un día entero de lluvia sin ropa de agua. El ambiente de desconfianza era cada vez mayor", añadió.

El Ayuntamiento se ha comprometido con estos parados a tramitarles cuanto antes su solicitud de desempleo. Asimismo, "como están dispuestos aceptar otra oferta", el Consistorio priorizará su incorporación al próximo grupo que organice para trabajar en el extranjero, porque "tenemos una deuda moral con ellos". Y es que el municipio "no tira la toalla" y ahora mira a Francia, Holanda y otras zonas de Bélgica.