Las montañas de redes del puerto de Bonanza se convierten en diseños artesanos para una segunda vida
Bea Bartel lidera el proyecto Enredes de economía circular junto a cuatro rederos y dos mujeres desempleadas de Sanlúcar
"El desguace de barcos no será suficiente para remontar la pesca de la chirla en el Golfo de Cádiz"
Bea Bartel explica con entusiasmo su visión sobre el Puerto de Bonanza, un rincón alejado de las visitas foráneas pero que cuenta con un encanto especial, una autenticidad que ella se ha encargado de divulgar desde su empresa de experiencias turísticas. "Siempre me llamaban mucho la atención esas montañas de redes de pesca, con esos copos morados y los rederos trabajando al fondo". De esa imagen bucólica la emprendedora ha ido creando un proyecto que está creciendo a grandes pasos y que el equipo británico de la SailGp ha reconocido como uno de sus 'Campeones del Clima'.
Enredes supone uno de esos casos de éxito de la creciente Economía circular. Consiste básicamente en convertir redes de pesca que ya han agotado su vida útil en el mar en diseños artesanales de mobiliario tales como alfombras, toldos de sombreo, hamacas, lámparas, columpios o piezas de complementos como peinetas. A Bartel se le agolparon las ideas en su cabeza cuando se enteró de que el destino de todas esas redes, montañas de material plagado de colores, era el vertedero. Comenzó entonces a expresar esa maraña de nudos a través de diseños que empezaba a dibujar en su casa.
Esa idea creativa y recicladora se entrecruza entonces con otro proyecto denominado Ecofish, un estudio de la Universidad de Cádiz que profundiza en las estrategias ecoinnovadoras para una pesquería sostenible en el Golfo de Cádiz. La convergencia explota en el taller de redes de pesca que el proyecto universitario convoca en Sanlúcar a través de la Cofradía de Pescadores. Esta llevaba tiempo trabajando codo con codo con el estudio sobre los descartes pesqueros, las capturas accidentales de aves, las campañas de concienciación para una pesquería sostenible y la gestión de las basuras marinas.
"En ese taller se mostró el mapa de todo lo que yo quería hacer". Bartel encuentra aquí el vehículo con el que poder desarrollar su proyecto, así como un piloto excepcional para conducirlo como es el maestro redero, Salvador Vidal. Además, se embarcan con ella en el viaje mujeres que realizan el taller como una afición que las ha acompañado siempre, pero que nunca se han planteado como un proyecto empresarial realizable para salir del desempleo. La emprendedora se ve rodeada de artesanas que no son conscientes de serlo y que, sin embargo, se ven abocadas por su situación a una vida que ya les va racaneando las oportunidades.
Con las "redes renacidas", como le gusta llamarlas a Bartel, empiezan a producir "piezas chulas y exclusivas", de importantes dimensiones para evitar que buena parte de ese material acabe en la basura. Alfombras de casi 50 kilos tejidas por los rederos del Puerto de Bonanza y que acabaron decorando el Castillo de Santiago de Sanlúcar en una muestra que supuso un salto en la divulgación del proyecto. Mariló Montero quedó fascinada con los diseños de Enredes, que compartió, y terminó llegando hasta la Fundación Loewe que catalogó sus piezas como diseños de arte contemporáneo.
Cada vez el proyecto llega a más gente y levanta más interés, lo que hace que sus creadores "se muestren muy orgullosos" de lo que están desarrollando y del "valor increíble" que supone convertir en estos productos lo que otros veían como basura amontonada. "Se le da una segunda vida real", defiende Bartel, que sueña con que esta iniciativa ayude a renacer también la antigua escuela de artes y oficios para mostrar de un modo atractivo una profesión tan vinculada a nuestro litoral como la de redero y cuyo relevo generacional hoy está en entredicho.
Enredes está creciendo gracias a la inversión a pulmón de Bea Bartel, que no ha tenido el respaldo de subvenciones y a la que, admite, le está costando el dinero su desarrollo. Cuatro rederos del puerto sanluqueño y dos mujeres la acompañan en el proyecto que tiene visos de expandirse. Esta actividad extrapolable a otros puertos quiere "patentarla y replicarla" con sus diseños, porque aunque existan iniciativas similares son más pequeñas (complementos de moda), "pero no hay nada parecido a esto".
Una idea que tiene clara Bartel es que sus piezas deben contar su historia. De ahí que con la adquisición de estos productos, se conozca de dónde proceden las redes que han sido material de trabajo marítimo, de quién son las manos artesanas que la han tejido y cómo han desembocado en este catálogo de Enredes.
Su divulgación crece exponencialmente. El equipo británico de la SailGp reconoció a Enredes como uno de los Campeones del Clima gracias a la reutilización de estos materiales. Además la organización de turismo sostenible Skal pretende proponer este proyecto entre los seleccionados para sus premios internacionales.
Acaba de participar con su propio estand en el Congreso Maritime Blue Growth de Economía azul que se ha celebrado esta semana en el Palacio de Congresos gaditano junto a reconocidas personalidades como Manuel Maqueda, profesor de economía circular y regenerativa de la Universidad de Harvard. De hecho, el comisario europeo de Pesca y Océanos, Costas Kadis, ha valorado muy positivamente en redes sociales su iniciativa.
Planean sobre el horizonte una exposición permanente de estos diseños en el Castillo de Santiago sanluqueño donde Enredes comenzó a despuntar, así como la decoración de una taberna en el centro del municipio. De modo que en los próximos meses estas piezas y el trabajo de estas manos artesanas que devuelven a la vida útil lo que parecía destinado a morir desechado se lanzarán a pescar nuevas oportunidades para capturar el éxito del proyecto Enredes.
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