Provincia de Cádiz

Los flashes no sólo fueron para Felipe VI

  • Los familiares intentaron inmortalizar con sus móviles todos los pasos de los 248 suboficiales.

"¡Papi, papi!". Una pequeña intenta que su padre, uno de los nuevos sargentos que recibieron ayer su despacho en la Escuela de Suboficiales, se dé cuenta de su presencia. Lo tiene difícil, pues tiene que hacerse oír y ver entre las decenas de personas que se agolpan tras los medios de comunicación para intentar captar con sus cámaras personales y teléfonos móviles la foto oficial de familia de toda la promoción con el Rey Felipe VI. "!Míralo ahí!", grita otro familiar, que asegura haberlo divisado entre los 248 uniformes blancos iguales que están colocados, preparados para esta fotografía para la historia.

A María Begoña, madre de uno de ellos, se le escapaba alguna lágrima. "Estamos muy orgullosos de él, su padre y yo, pero también otra persona desde el cielo", cuenta. Ella y su marido, militar como su único hijo, habían viajado desde El Ferrol para acudir a la graduación sin la pareja del nuevo sargento, a punto de dar a luz a su primer nieto. "Ha estado todo muy bonito y estoy muy contenta de que haya venido el Rey", afirma.

Otra familia, en esta ocasión de Sevilla, asegura que, por su posición en las tribunas, habían podido ver de cerca al nuevo monarca. "Los hemos tenido muy cerquita, le hemos podido hacer fotos", manifiesta Begoña, que acompañaba a su sobrino en tan importante día.

Ellos estaban resguardados del calor, en la sombra, pero no así los nuevos sargentos, que formados en el centro del patio de la Esubo no pudieron evitar el sol de pleno, lo que produjo algún que otro desmayo.

La presencia de Felipe VI se llevó la atención de algunos curiosos a las puertas de la Escuela de Suboficiales de San Fernando a su llegada y de algunos trabajadores del Hospital San Carlos, que desde las ventanas del edificio se convertían en público privilegiado de la ceremonia. También, algún bar cercano aprovechaba para invitarlo a una tapa si Su Majestad se acercaba por su establecimiento. No quisieron faltar un buen número de políticos y cargos públicos de la provincia, para vivir en persona el que fue primer acto del nuevo monarca en tierras gaditanas.

Los familiares, con sus mejores galas, asistieron atentos a todos los momentos intentando inmortalizarlos a través de sus dispositivos móviles. Aplaudieron a cada sargento que recibía su diploma, jalearon sus nombres cuando pasaban por su lado en el desfile y gritaron a los trabajadores gráficos que se habían puesto delante cortándoles la visión de lo que iba pasando. No todos los flashes se lo llevó el Rey.

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