Las plantillas de los tres astilleros de Navantia en la Bahía de Cádiz retomarán las movilizaciones en octubre, una vez pasada la convocatoria de huelga general. "No queda otro remedio", aseguraba a este periódico José Antonio Oliva, presidente del comité de empresa del astillero de San Fernando y portavoz del resto de comités.

Y lo harán con un doble objetivo: exigir al Gobierno el cumplimiento de los acuerdos firmados con el Ministerio de Defensa para la llegada de la nueva serie de Buques de Acción Marítima (BAM) y, por otro lado, reclamar al Ejecutivo de Zapatero un apoyo directo a las gestiones comerciales que tiene repartidas por medio mundo el actual presidente de Navantia, Aurelio Martínez. De hecho, según Oliva, el propio dirigente de la compañía de construcción naval ha expresado esta queja en las últimas reuniones que ha mantenido con los representantes sindicales gaditanos.

"Muchas veces está solo intentando conseguir algún contrato y, claro, hoy día, así no se consiguen las cosas. Sarkozy ha ido a Brasil y se ha traído un contrato para los astilleros franceses; Putin ha hecho lo mismo en Venezuela para Rusia. España ha perdido contratos para Navantia porque nadie de peso político suficiente ha acompañado a nuestro presidente", se quejó Oliva. Ciertamente, la actividad comercial de Navantia está repartida por más de diez países, con la confianza puesta en que alguna Armada extranjera decida confiar en los productos que ya fabrican los astilleros españoles para países como Australia, Noruega o Venezuela. En noviembre pasado, los diputados gaditanos en el Congreso aseguraban que había ofertas presentadas hasta en 16 países.

El problema es, como recordaba el portavoz sindical isleño y también ha reconocido la propia empresa, es que la crisis mundial ha lastrado las contrataciones. Y esto en el mercado militar (los diferentes Gobiernos siempre reducen en primer lugar el gasto militar) porque, en el mercado civil, la situación es mucho peor.

Dice Oliva que hay estudios realizados por expertos en contratación naval que dicen que se van a rescindir más de 300 contratos en todo el mundo y que, incluso, se plantea el cierre de decenas de astilleros privados.

Por eso, insisten en que la llegada de nueva carga de trabajo a los astilleros gaditanos depende exclusivamente del Gobierno de la nación en estos instantes. "No podemos exigir a las Armadas de otros países que contraten con Navantia, pero sí lo podemos hacer a Gobierno", explica Oliva.

El problema es que, de no contratarse nada nuevo con urgencia, el trabajo en los astilleros gaditanos tocará fondo a mediados del próximo año, cuando ya no quede nada más por hacer. Además, hay que tener en cuenta el tiempo que transcurre desde que se firma el acuerdo de construcción hasta que comienza la faena en los talleres. Mientras tanto, los operarios de contratas no tendrán ninguna labor que realizar. Varios ejemplos.

El acuerdo suscrito entre Navantia y la Armada de Venezuela para la construcción de los ocho buques se firmó en Puerto Real el 28 de noviembre de 2005. La botadura del primero de ellos no llegó hasta octubre de 2008 y la entrega, hasta marzo de 2010. Los buques ro-ro para Trasmediterránea se firmaron en junio de 2006. La puesta a flote del segundo de ellos no llegó hasta junio de 2009. Incluso, la firma para la construcción de los cuatro primeros BAM y el Buque de Aprovisionamiento en Combate (BAC) se selló con el entonces ministro de Defensa, José Bono, en julio de 2005. El inicio de la construcción del primer BAM se produjo en marzo de 2009. El BAC se entregó en julio pasado.

Por el momento, las peores consecuencias ya las está sufriendo la industria auxiliar. Según Oliva, antes del verano "ya quedaban en torno a los 3.500 operarios cuando, lo deseable, es que hubiera siempre alrededor de 2.500, todo el año. Para nosotros, las contratas no son un complemento, son una necesidad".

Y no sólo son los empleados de industria auxiliar. Según Oliva, el programa con Venezuela finaliza en julio del próximo año 2011 porque, "se suponía que tenían que construir el último buque allí, pero parece ser que lo haremos aquí. Si es así, igual alargamos la faena hasta 2012. Con respecto a los buques BAM, el último se bota en febrero, con lo que en el futuro más cercano no tenemos nada".

Según el representante sindical, "cuando estuvo aquí la ministra de Defensa, Carme Chacón, dijo que la nueva serie de estos buques era prioritaria para el Gobierno y que tendría continuidad, pero lo cierto es que aún no hay nada. Defensa puede estar retomando el proyecto, con lo que no sabemos si saldrá a lo largo del próximo año".

Por último, se refirió a la modernización del Grupo de Combate de la Armada Española. "Quedan dos fragatas y el Príncipe de Asturias, pendiente de su gran transformación pero, por lo visto, primero hay que probar el Juan Carlos I".

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