El encierro infantil da la bienvenida a la Feria en Paterna de Rivera

La Feria de Paterna de Rivera, que oficialmente tiene lugar entre este miércoles y el próximo domingo, en realidad arranca este martes por la tarde con la celebración del encierro infantil, aperitivo de los toros del fin de semana en el que los niños acaparan el protagonismo.

Organizado por iniciativa particular de la carpintería El Taruguito, los conocidos como toritos de madera tienen su origen en los albores del siglo XXI, en el barrio de El Punto, aunque desde hace más de una década cuentan con el beneplácito del propio Ayuntamiento. De hecho, pese a no formar parte del programa oficial, el encierro infantil ya se desarrolla por el mismo recorrido que el de adultos, por las calles Alcalá y Real, con el tráfico cortado y presencia de la Policía Local más que justificada por la numerosa afluencia de participantes y espectadores.

En concreto, este año los trabajadores de El Taruguito y algunos colaboradores han elaborado nada menos que 150 toritos, una ardua tarea con estructuras de madera de diversos tamaños, con caras silueteadas de toros, cada una con su nombre, y todo el conjunto sobre ruedas, que sirven para iniciar a los más pequeños en la fiesta.

La apuesta privada por fomentar la cantera de los encierros no ha pasado desapercibida para los rectores municipales, que desde hace algunos años también contribuyen asumiendo el coste del material que supone la fabricación de los toritos. La mano de obra, a razón de unos 20 minutos de dedicación por cada estructura finalizada, va por cuenta de los organizadores del evento.

Los dos años sin Feria debido a la pandemia del Covid-19 explican que en este 2022 la inscripción se haya multiplicado, una circunstancia que igualmente agradecerá la entidad beneficiaria de la vertiente solidaria del encierro infantil, con recogida de alimentos que en esta ocasión se destinarán a Cáritas.

Así pues, todo está preparado para que este martes a partir de las 19:30 horas los más pequeños disfruten de una fiesta que mantienen viva los adultos que, sin ánimo de lucro ni ambición de protagonismo, cuidan las tradiciones. Como debe ser.