La empresa Frizonia, 30 años de evolución tecnológica en la Bahía de Cádiz
Dedicada a los sistemas de refrigeración y aires acondicionados para buques de Defensa y barcos civiles prepara la ampliación de sus instalaciones en San Fernando
La empresa del sector naval, con una plantilla de unas 70 personas, tiene su potencial en ingeniería
Cádiz/"Éramos conscientes de que nuestra viabilidad estaba en situarnos en una punta de tecnología importante". Javier Gamundi, presidente de la empresa Frizonia, afincada desde sus inicios hace ya 30 años en San Fernando, echa la vista atrás para descifrar la clave de su éxito, esa capacidad de evolucionar desde la adaptación rápida a los avances tecnológicos que les permite cumplir con las exigencias de sus principales clientes: el mundo de Defensa y el sector naval.
Frizonia se dedica desde hace tres décadas a la refrigeración y el aire acondicionado de buques de Defensa y de barcos civiles. Ellos diseñan los equipos y los fabrican –con la colaboración de terceros– si estos no existen en el mercado, dadas las características tan específicas que requiere el trabajo para el medio marino y más aún si se trata de barcos para las armadas. "Somos capaces de proporcionar todo el paquete: desde el estudio de la configuración del sistema, su diseño, el diseño de equipos, la fabricación de estos y su montaje, la puesta en marcha del sistema y el apoyo al ciclo de vida", explica Gamundi, socio fundador de esta empresa junto a Emil Lepitak. "Arrancamos con dos socios la sociedad, de manera modesta, por la capacidad económica que teníamos, pero con la idea muy clara de generar una empresa potente de aire acondicionado y refrigeración, especializándonos –porque veníamos de ese medio– en el mundo naval y el mundo de Defensa", detalla. Sus trayectorias profesionales son reflejo de lo que cuenta. Ambos empezaron en una empresa por cuenta ajena, que se dedicaba a la misma actividad, pero cuando esta quebró les surgió la posibilidad de continuar y la aceptaron. "Se nos pusieron por delante retos muy importantes y osados y los asumimos, dedicando mucho trabajo y tiempo de nuestras vidas", destaca.
Origen y evolución
Empezaron de forma modesta, insiste; primero en el ámbito de las reparaciones, "aunque teníamos capacidades técnicas para ir más allá". "Había que fidelizar clientes, por un lado; y por otro, contar con capacidades económicas para desarrollar proyectos", admite sobre los límites iniciales, normalmente impuestos por la inversión que necesitan los proyectos empresariales para salir adelante. El crecimiento desde los orígenes ha sido "paulatino y constante", con la idea clara de evitar crecimientos disparados e insostenibles, "porque, además, nuestro personal tiene que ir adquiriendo el know-how, el conocimiento, poco a poco, con el tiempo". "Desgraciadamente, la universidad no forma para nuestro sector", matiza.
Actualmente, cuentan con una plantilla de 70 personas aproximadamente, a la que se suma el trabajo indirecto que genera, unos 300 empleos en las empresas colaboradoras. "Hemos estructurado la empresa de tal manera que acudimos a empresas que nos fabrican ciertos componentes y nosotros actuamos como integradores. Ensamblamos los componentes que nos fabrican de manera externa y que previamente hemos diseñado nosotros", desgrana. La base de la plantilla son ingenieros de carrera, "navales fundamentalmente, pero también ingenieros químicos". En producción tienen "frigoristas de primer nivel" con altas capacidades en domótica y en informática. A eso se suman los equipos de informáticos, de programadores y de calidad, además de comunicación y administración. La potencialidad de la empresa, deja claro, está en ingeniería y producción.
Alta tecnología
La capacidad tecnológica de Frizonia es clave en su éxito, lo reconoce Javier Gamundi, que se refiere a ello un y otra vez al recorrer la trayectoria de la empresa, su pasado, su presente y su futuro. "Siempre nos han puesto retos tecnológicos, nos han pedido equipos que demandaban ingeniería", apunta. Su apuesta por la evolución es una mezcla de sabiduría propia –"éramos conscientes de que nuestra viabilidad estaba en situarnos en una punta de tecnología importante"– y de la obligación exigida por el cliente, no en vano "la carga de ingeniería es fundamental para trabajar con la Armada Española, con Navantia y con clientes extranjeros". El 85% de su clientela, estima, proviene del ámbito de Defensa y naval, que requiere "suministrar componentes diseñados específicamente para las aplicaciones que ellos desean". Eso implica "estar permanentemente en vanguardia tecnológicamente". Ahí está la diferencia, que quieren seguir manteniendo, pero también que crezca "en la medida en que la tecnología va avanzando". "Eso nos ha preocupado siempre: no se trata de que la competencia venga detrás, sino de estar delante de ellos", confiesa el presidente.
Hace 30 años se encargaron de la renovación del sistema de refrigeración del buque escuela Juan Sebastián de Elcano. Una tarea que de nuevo vuelve a sus manos. "Ahora estamos en colaboración con la Armada Española y con Navantia para las fragatas F-110, buques de alta tecnología con altos requerimientos, con una demanda importante de gemelo digital e inteligencia artificial", resalta este empresario. "Estamos pendientes de los BAM-IS, implicados en el patrullero para Marruecos y expectantes por las noticias sobre el nuevo trabajo para Arabia", cuenta sobre la actividad actual. En octubre está prevista la entrega al CSIC del oceanográfico Odón de Buen. Ya participaron en el contrato de las corbetas para la Royal Saudi Naval Force. "Nuestra colaboración con Navantia nos hace aperturar mercados en otros sitios como Australia o Marruecos", cuenta.
La apuesta por la industria española en el producto español
El paso dado por Frizonia en 1998 por salir al mercado exterior parte de la obligación, pero "tuvimos la visión de que las empresas españolas del sector son empresas de altas tecnologías", expone Javier Gamundi, socio fundador y actual presidente de la empresa. "La empresa española es capaz de vender tecnológicamente fuera", insiste. Esa fortaleza también se ha entendido en el territorio nacional. "Hay una nueva mentalidad hacia la nacionalización del producto: si un sistema puede ser nacional, que sea nacional", explica. Esa cultura, "por fin", ha calado en la Armada, "la promotora en los últimos años de esta línea, también por una razón estratégica". "Permite salir de una dependencia con países extranjeros, porque al ser empresas nacionales se puede apoyar el ciclo de vida mucho mejor", argumenta. También ha hecho mella, considera, a nivel de estrategia política, con dirigentes que defienden en sus discursos la excelencia tecnológica española. No extraña, por tanto, que ahora viajen, por ejemplo a Arabia Saudí, de la mano de Navantia, de la mano de la Armada, y que tanto la compañía pública como el estamento militar hagan "promoción de nuestra industria". Esto permite hacer crecer a la industria española. "Ante teníamos el pie encima y parecía que lo que venía de fuera era mejor. Ahora, tras demostrarlo, si se invierte en producto nacional que la industria nacional sea la beneficiada", resume.
Diversificación
Efectivamente, aunque el 85% de la actividad se centra en el mundo de Defensa y naval, no todo está vinculado al trabajo para Navantia y la Armada española. En 1998, la industria, nosotros, "nos vimos obligados a salir fuera o morir". "Fue una crisis muy fuerte, sobre todo en nuestro sector", admite. La decisión, expresa convencido Gamundi, fue "un éxito". "Comenzamos por Brasil, y seguimos por Colombia, Perú, Chile o México", rememora. En el país colombiano participan con su Armada en los proyectos de una patrullera oceánica y de un buque hospital costero fluvial. Tienen un equipo en México, y otro en Colombia "que usamos como punto hub, como punto de distribución y servicio hacia toda Latinoamérica". "Estamos abiertos a entrar en otros mercados", menciona sobre la expansión de esta internacionalización a la que hace más de 20 años se vieron abocados.
La obligación llevó a una obsesión: "No depender de un solo cliente". "Es importante que abras mercados nuevos, que diversifiques, que acudas a otros clientes, para tener capacidad de producción", defiende el presidente de Frizonia. Es otro factor importante para mantener viva la empresa: salir del territorio nacional –"las exportaciones, el cliente extranjero"– y la diversificación. Por eso, una parte de la actividad se ha derivado a la industria y al sector offshore. "Dadas nuestras características de empresa con capacidad de ingeniería, de diseño, técnica, tenemos un hueco más allá de lo naval, cuando nos piden unos requerimientos muy especiales, aplicaciones muy especiales, que implican fabricar equipos dedicados a ellos e instalarlo". Es el 15% restante del negocio, compartido con el apoyo al ciclo de vida que ofrecen.
Relación con el cliente
Desde Frizonia señalan la importancia de la relación cercana con los clientes. Aunque "los inicios en otro país los manejamos desde aquí en lo que se refiere al equipo técnico", y las telecomunicaciones permitan trabajar o coordinar a distancia. Mientras, el equipo de producción se desplaza a los astilleros para inspeccionar los montajes y las puestas en marcha de los sistemas. Pero "que nos veamos los ojos en persona es algo muy importante", considera. De hecho, a pesar del paso atrás en la actividad de la empresa que ha dado, Gamundi está "más del 60% del tiempo fuera de casa".
Esa relación con el cliente no solo la han cambiado los sistemas de comunicación, o las facilidades para viajar, sino también la propia actividad. "El mercado ha cambiado y Navantia ha pasado de un astillero que ejecutaba todo a convertirse en un astillero de síntesis que tiene a su alrededor un ecosistema de empresas aliadas para el desarrollo", describe. "La relación con Navantia es muy buena. Ha ido evolucionando en estos años", reconoce el presidente de esta empresa isleña. Incluso, participan en la fase comercial de las negociaciones con las distintas armadas. "Colaboramos y transmitimos nuestras capacidades" en esas expediciones.
Frizonia es, desde hace unos años en los que pasaron una auditoría directa de la compañía pública, Tier-1, esto es proveedor de primer nivel, "con un grado de colaboración muy estrecho". "Como cliente son exigentes, como sus clientes de Defensa con ellos, con la tecnología, con las capacidades, con los compromisos", admite.
Laboratorios de pruebas
El negocio ha evolucionado, pero Frizonia continúa ocupando las mismas instalaciones en las que nació: una nave en el polígono industrial de Fadricas en San Fernando. "Ahora está totalmente remodelada", puntualiza Gamundi. "Entonces teníamos un taller abajo y arriba una oficina de 30 metros cuadrados", describe en la sala de reuniones de la planta superior, un espacio donde hay despachos y otras salas para el personal, entre ello los integrantes del departamento comercial. Abajo están los ingenieros e informáticos, por ejemplo. La zona de producción se ha desplazado a una nave doble situada a pocos metros, donde también cuentan con una sala para formación. "Ahora disponemos de 4.000 metros cuadrados", calcula.
Pronto ocuparán una nave justo enfrente de las dependencias actuales. En ella han acondicionado sus nuevos "laboratorios". En concreto, podrán disponer de "cámaras climática, acústica y de vibración" para probar sus equipos. "El mundo de Defensa y naval requiere unas exigencias a nivel de ruido, de vibración y de trabajo del equipamiento en condiciones extremas de temperatura, por lo que para los clientes supone una garantía que estén certificados y sometidos a pruebas en esas condiciones", plantea.
Es como contar con el tan mencionado túnel del viento que usan las escuderías de la Fórmula 1 para analizar el comportamiento de la aerodinámica de sus monoplazas. "Sí, es eso·, acepta tras enseñar esos espacios revestidos y adaptados para las pruebas. No solo se trata del confort de la tripulación de los buques, sino de ofrecer niveles de acústica bajos. "Eso que se ve en las películas de "silencio todo el mundo" es real en situaciones de zafarrancho de combate o de guerra", pone de ejemplo. También de que los sistemas de calefacción, otro ejemplo, funcionen en un gasero que navega por el Ártico. O que un buque de una armada soporte elevados niveles de choque. "En el mundo de Defensa cualquier buque puede ser torpedeado por lo que sus sistemas tienen que seguir funcionando. Si no, sería la hecatombe", añade. "Por eso, es importante someter a nuestros equipos a mediciones que cumplan las exigencias de las armadas, ya sea la española, la colombiana, la mexicana o la chilena", defiende.
La nueva nave acogerá al área de ingeniería, lo que les permitirá ir ampliando el equipo, ahora limitado por el espacio. "Todas las empresas de este mundo tenemos este elemento de preocupación: tener capacidad y personal", desvela el presidente de Frizonia, que se refiere a la competencia para atraer talento en la Bahía y al grave problema para atraer a los jóvenes a la profesión. "Una parte de nuestro presupuesto anual se destina a formación, porque no hay una asignatura universitaria que se centre en este trabajo, porque además tocamos el diseño de termodinámica, metal, programación o cuadro eléctrico", cuenta. Ahora intentan paliar esta carencia con la participación en distintos másteres:con la Universidad de Cádiz (UCA) en el Máster de Formación Permanente en Ingeniería Naval de Defensa Buques de Superficie, con la Politécnica de Madrid en el Máster Internacional en Ingeniería Naval Militar y con la Universidad de A Coruña. Además, trabajan para la realización de microcredenciales con la UCA relacionadas también con el campo de la calefacción, ventilación y el aire acondicionado, además de refrigeración (sistema HVAC+R), en buques.
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