Día Mundial para la Prevención del Suicidio: "Necesitamos campañas, igual que hizo la DGT"
Según datos del INE, un total de 121 gaditanos pusieron fin a su vida en 2024, aunque la provincia presenta una tendencia decreciente en la estadística
Entre las estadísticas de tijera más conocidas se encuentra la que registra muertes por accidentes de tráfico y muertes por suicidio desde la década de los 80 hasta ahora. Ambos parámetros, igualados al inicio, van separándose cada vez más conforme pasan los años, hasta deslindarse de forma brutal. “Del suicidio –comenta con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio el presidente de la Federación de Salud Mental Andalucía, Manuel Movilla– hay que hablar sin miedo. Igual que la DGT consiguió salvar miles de vidas con sus campañas sobre seguridad vial, necesitamos campañas en la televisión pública andaluza que rompan el silencio y hagan visible este dolor”.
Quitar a la casuística lo que tiene de prejuicio y miedo viene siendo una de las prioridades de las entidades implicadas. Entre el tabú y el temor al efecto contagio, parece que mencionar el suicidio invoca lo que nadie quiere: “Cuando es al contrario, es una forma de prevenir –indica Patricia Bernal desde AFEMEN–. Se ha demostrado que hablar con cierta naturalidad del suicidio reduce los casos, entendiéndolo como un fenómeno que va más allá de un problema de salud mental, muy complejo y multicausal: determinadas circunstancias en la vida pueden afectar de forma determinante tomar este tipo de decisiones. La persona que lo hace no tiene por qué padecer un problema de salud mental, sino estar afectado por distintas problemáticas y circunstancias de la vida. Hablar para reducir esa angustia es fundamental”.
Por eso, la Confederación pro Salud Mental señala también cuestiones como la estabilidad laboral o el acceso a la vivienda entre los determinantes que pueden provocar una ideación suicida. La Federación andaluza, por su parte, también insiste en aumentar los recursos de atención psicológica y psiquiátrica en el sistema público de salud. “El tema de los tiempos de atención es muy importante, y el sistema sanitario está desbordado al respecto”, comenta Patricia Bernal
En total, y según señala el Instituto Nacional de Estadística, 815 personas se quitaron la vida en Andalucía en 2024: una cifra que supera en bastantes casos a la del año anterior. De ellas, 121 estaban en Cádiz. La provincia, sin embargo, no arroja una de las tasas más altas de la comunidad andaluza, situándose a la par que Almería (0,97 por 10.000 habitantes), y mostrando una tendencia descendente en los últimos tres años. A nivel andaluz, destaca el caso de Málaga que, siendo una de las provincias más pobladas, presenta la tasa más baja: 0,91. En el extremo opuesto se sitúan las provincias de Granada, Córdoba y Jaén.
MENOS HERRAMIENTAS EMOCIONALES
Por grupo demográfico, Patricia Bernal destaca la peculiaridad que supone el aumento de casos entre jóvenes y adolescentes, tradicionalmente, uno de los grupos demográficos más afectados: “Por eso se incide en las campañas en la prevención del bullying desde el sistema educativo. Vemos, además, que los casos preocupantes crecen en la infancia respecto a la tolerancia de ciertas situaciones, con muy poca capacidad de frustración”. Algo que guarda relación, señalan desde la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedades Mentales de la provincia, con el “gran tiempo de exposición pantallas que viven los más pequeños, y que no les permite relacionarse y hacer actividades para autorregularse emocionalmente, con lo cual tienen menos herramientas para afrontar ciertas situaciones a lo largo de toda la vida”
“Quien recibe una buena educación emocional en la infancia –prosigue Bernal–, podrá afrontar la vida de otra manera y tendrá menos posibilidad de padecer problemas de salud mental”.
Igualmente, se observa que se va ampliando el intervalo de edad entre los más jóvenes en el que empiezan a parecer ideas suicidas o autolesivas, “que suponen otra forma de desviar el sufrimiento”.
Por otro lado, señala también Patricia Bernal, está el problema de la soledad no deseada, “tanto entre los mayores como en la población general: nos reunimos menos, nos relacionamos menos de forma presencial y, al final, las nuevas tecnologías, que son un gran avance, también generan una serie de problemáticas en esa línea”.
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