Las consultas por depresión aumentan cerca de un 15%
Casi 3.000 personas más acudieron por primera vez a los dispositivos de salud mental en la provincia Un 6% de la población consumió ansiolíticos en los últimos seis meses
Lexatin, Orfidal y Trankimazin se han colocado desde hace unos años, los años de la crisis, en el ranking de los veinte medicamentos más vendidos en las farmacias de la provincia. El último informe de un fiable referente de nuestro libro de los venenos, La población andaluza ante las drogas, elaborado por la Consejería de Salud y con un enorme prestigio, afirma que entre 2007 y 2011, último año evaludado, se pasó de un 1,9% de andaluces que habían consumido algún tipo de ansiolítico en los últimos seis meses a un 5,7%. Pero es que en ese mismo periodo, en esos cuatro años en los que todo estalló, el incremento del contacto con estos fármacos ha sido exponencial. En 2007 sólo cuatro de cada cien andaluces había tomado alguna vez un ansiolítico. En 2011 lo habían hecho 11 de cada cien. Ese es el panorama. La OMS avanzó en 2003 que la depresión sería una epidemia en 2030. En la provincia nos acercamos a gran velocidad al vaticinio. Y las causas las ha ofrecido la que era consejera, María Jesús Montero, en la presentación del día de la Salud Mental en 2012: ""El desempleo, el empeoramiento de la situación económica, los desahucios o el endeudamiento pueden precipitar problemas de salud mental". En la provincia, con la mayor tasa de desempleo de la comunidad se sabe mucho de eso.
Los datos de la memoria bianual del SAS avalan esta teoría. En 2010 acudieron por primera vez a las unidades de salud mental comunitaria de la provincia unas 15.000 personas. En 2012 lo hicieron casi 18.000 -las cifras están extrapoladas de la situación regional-. Supone cerca de un 15%. Contando con que más de la mitad de estas primeras consultas (un 56,6%) tienen que ver con la depresión o la ansiedad nos encontramos con 1.500 personas al año que se ven empujados a pedir ayuda en el SAS. De estas primeras consultas, un 57% son mujeres y un 43% hombres, que es un patrón que no cambia con el transcurso de los años. A esto hay que añadir que a Salud Mental se derivan sólo los casos más graves, ya que los médicos de familia están capacitados para tratar en atención primaria los casos más manejables y de esto no hay datos provincializados, pero sí se sabe que un 14% de los pacientes que acuden a los médicos de familia quieren saber si sufren una depresión y, según el experto en Salud Mental y catedrático de la Universidad de Málaga, Rafael del Pino, un 30% de esos usuarios, aunque no acuda por ese motivo, tienen un problema de salud mental. Contando con que, además, la depresión es una enfermedad en buena medida oculta, es decir, que quien la padece no siempre acude a solicitar ayuda, podemos creer los datos que aporta la Fundación de ayuda a los enfermos de depresión, Anaed, con presencia en Cádiz y Jerez y que asegura que un 12% de los gaditanos se encuentran en algún tipo de estado de depresión. Sólo en la capital, siguiendo los cálculos de Anaed, serían 14.000 personas las que estarían en esta situación.
Sean más o menos exactas estas cifras, lo cierto es que es un hecho que preocupa a las autoriades sanitarias. La depresión, y este dato sí es exacto, está detrás del 6,7% de las bajas laborales que se dan en la región. Otro dato mucho más global es el que ofrece la OMS: un incremento de un 1% en la tasa de paro se traduce en una subida del 0,8 en la tasa de suicidios. En Andalucía no se cumple debido a que la red de apoyo familiar soporta el impacto de la crisis que sigue a un despido, pero la Consejería ha tomado cartas en el asunto y ha decidido integrarse en el proyecto Euregenas, una iniciativa europea que trabaja en la prevención del suicidio. La regla general en Europa dice que un 50% de los suicidas han sido diagnosticados con un transtorno mental de los más diferentes tipos. Naturalmente, buena parte de esos diagnósticos tienen que ver con la depresión. El INE, desde 2006, no publica las tasas de suicidios, pero también es cierto que el SAS no tiene constancia de que esa tasa se haya disparado de una manera alarmante en estos últimos seis años, desde el inicio de la crisis económica.
En cualquier caso, todo apunta a que se cumple lo previsto en el inicio de la crisis económica. Alfredo Michán, médico perteneciente a la Asociación Andaluza de Medicina Interna, avisaba que "tabaquismo, depresión y comida barata con muchas grasas" serían las consecuencias sanitarias de la crisis. El catedrático de Psicofarmacología, Juan Gibert Rahola, relativiza el diagnóstico de la depresión, que quizá se utiliza demasiado a la ligera: "Hablaríamos más bien de la melancolía, que decían los antiguos. No se deprime quien quiere, sino quien puede. Tiene que existir, además de un ambiente estresante, una predisposición genética. Pero es cierto que al vivir en una sociedad estresada, hay más depresiones ". Esa situación de estrés, ya sea por el trabajo o por la falta del mismo, produce un cuarto elemento de la crisis: el alcoholismo. "En Andalucía cada vez bebemos más alcohol, en muchos casos por la relación con la mala situación económica, y la sociedad lo tolera".
Desde el SAS se trata de evitar la deriva marcada por la crisis económica y la salud mental desde diversos frentes. Ha editado programas de autoayuda contra la depresión, encargado al experto Javier Alcaide una guía para buenas prácticas laborales que reduzcan el estrés, colabora en el Día Mundial contra el Suicidio... Es un panorama muy diverso, con multitud de enfoques, pero con un diagnóstico claro: la salud mental es una de las víctimas de la crisis económica.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Hospitales Pascual
Hablamos con Dr. Francisco Bermúdez Ordoñez, Urólogo del Hospital Virgen de las Montañas