Una cara de tonto de 18.000 metros cuadrados

El largo e incomprensible camino que emprende el que quiere cumplir la legalidad

M. Muñoz Fossati / Cádiz

16 de mayo 2010 - 05:01

Hay promotores legales. En algunas zonas de la provincia rige la teoría práctica, oída a pie de playa en Barbate, de que "es mejor no meterse en papeles", si quieres hacer algo. Pero el caso de Carmen, que está intentando desde hace años sacar adelante su hotel rural en La Muela de Vejer, es el contrario, y un ejemplo del largo e incomprensible camino que emprende el que quiere cumplir todos los pasos legales. Hace apenas dos meses, el pleno municipal de Vejer aprobó por fin su proyecto de actuación después de dos años de tramitación. "Cuando leo casos de hoteles levantados ilegalmente, después de la indignación, se me queda la cara de tonta".

Una cara de tonta de 18.000 metros cuadrados, la extensión de la finca que compró en la zona de Patría para realizar su sueño de dejar su profesión y dedicarse a la hostelería. El terreno, como muchos por estos lares, tenía graves problemas de escritura y registro, que costó más de un par de años resolver con el correspondiente gasto en abogados. Luego de eso y de encargar el proyecto a unos arquitectos, empezó su largo proceso.

"Tras la presentación de la solicitud de autorización en el Ayuntamiento pasaron varios meses para que dieran una contestación, que consistió simplemente en decir que lo rechazaban porque faltaba alguna documentación que debíamos aportar. Lo hicimos, y al cabo de otro tiempo nos volvieron a pedir más papeles. El Ayuntamiento envió el proyecto al SAM (Servicio de Atención a los Municipios) de la Diputación, para que lo informara. Después de otros meses de espera, el SAM dio su visto bueno, por lo que volvió a la Oficina Técnica municipal, que lo pasó a un informe jurídico".

Seguían pasando los meses, a un ritmo 'burocrático' y el proyecto, muy riguroso, superó también este informe. Pero quedaban más obstáculos legales: toda la documentación fue enviada, como está regulado, a la Consejería de Obras Públicas, que no se dio precisamente prisa en aprobar la preceptiva declaración del proyecto como "de interés social", dado que el hotel aún soñado se construirá en suelo rústico no urbanizable. En el tejado de la Administración andaluza, "reticente sin ninguna explicación", el procedimiento se demoró tres o cuatro meses más, complicada la tramitación con una baja médica de la delegada, única que podía firmar la aprobación del proyecto.

La Junta de Andalucía consideró al final que el proyecto era idóneo, y después de eso volvió al Ayuntamiento vejeriego, que finalmente lo aprobó en Pleno. Dos años y lo que se haga será legal. "Ahora viene la lucha por encontrar el dinero en los bancos, pero ni aun estando la cosa como está, creo que sea peor", resume Carmen.

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