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600 vecinos de Vejer recuperan el agua potable en sus casas después de cuatro meses

Varias personas retiran agua embotellada del centro de barrio.

Varias personas retiran agua embotellada del centro de barrio. / Ayto. Vejer. (Vejer.)

Han pasado más de cuatro meses desde que los más de 600 vecinos que se reparten por los núcleos rurales vejeriegos de El Cañal, El Poblado de Varelo y parte de Manzanete dejaron de abastecerse del agua que salía de sus grifos para el consumo humano, dado el alto nivel de nitrato detectado en una de las analíticas periódicas que realiza el Servicio Municipal de Aguas del Ayuntamiento matriz de Vejer.

Precisamente ha sido esta Administración local la que ha tenido que asumir con fondos propios un montante de unos 30.000 euros para poder garantizar la potabilidad del agua que consume este vecindario rural con la instalación de un desnitrificador. Asimismo, ha tenido que construir un habitáculo para protegerlo de las inclemencias meteorológicas.

Según ha explicado el regidor vejeriego, Manuel Flor, “la sequía que estamos teniendo y los niveles de los pozos que están cogiendo en toda la zona, hacen que vayan cada vez más bajos y con ello se descompensen todos los niveles, y uno de ellos y el más preocupante es el nivel de nitrato”.

Flor ha recordado que “en una de las analíticas que hacemos semanalmente decía que los niveles eran altos, por ello nos tuvimos que poner a trabajar. Durante varias semanas los análisis venían bastante bien, iban mejorando, pero no era suficiente para poder ofrecer esa agua para el consumo humano”.

Una vez instalado y puesto en marcha el nuevo equipo, se volvieron a realizar análisis prácticamente todas las semanas, hasta 15 análisis de laboratorio y 45 analíticas por parte del Servicio Municipal de Aguas, hasta que los niveles en estos meses últimos han sido compensados, y en este caso la Consejería de Sanidad de la Junta de Andalucía ha dado como apta este agua para consumirla.

El alcalde recuerda que han sido muchas las exigencias, algo “normal para el consumo humano, y en este sentido hemos dado todos los pasos que nos han aconsejado por parte de las Delegaciones Provinciales de Sanidad y Salud”.

Fue el pasado mes de septiembre de 2022 cuando en una de las analíticas periódicas realizadas se detectó una elevación del nitrato por encima de lo que se exige para el consumo.

“Tuvimos que cortar a la primera de cambio”, dice el alcalde de Vejer. Así, se trasladaron a estos núcleos de población de El Poblado de Varelo, El Cañal y Manzanete para informar al vecindario de la situación y de las medidas a tomar desde ese momento. Una de las acciones afrontadas y costeadas por el Consistorio fue el suministro de agua potable embotellada en garrafas. Desde ese momento, a través del centro de barrio, se coordinó un dispositivo que aportaba el agua a los vecinos según el número de residentes en cada casa, y a las personas mayores o con problemas de movilidad se les acercaba para que no les faltase para beber y para elaborar las comidas. Un cometido que ha contado con el trabajo del presidente de la Asociación de Vecinos, Francisco Mateo.

Según ha relatado este vecino, ha llevado un control de a quién se le ha ido dando el agua, la cantidad aportada y las fechas en las que se retiraban del punto de distribución. De esta forma, cargadas en palés se llevaban al centro de barrio en un vehículo municipal.

Su control, ha manifestado Mateo, ha permitido que no se malgaste o que unas familias con menos integrantes recibieran más agua que otras que tenían mayor número de componentes y que precisaban de más garrafas.

Para la ducha, el lavado de la ropa y la vajilla, e incluso para abastecer a los animales de estos vecinos, podían hacer uso de la red de abastecimiento que llega a sus casas y cuyo recibo se ha seguido presentando por el Consistorio periódicamente.

Por otro lado, muchos otros vecinos han seguido comprando agua embotellada como vienen haciendo desde hace muchos años atrás, al haberse acostumbrado a ello, como también hacen muchos vecinos del núcleo matriz, que no quieren agua del grifo para beber, aunque sí la usan para la elaboración de la comida o para la limpieza de las frutas y verduras.

A principios del pasado mes de octubre se conoció cómo afrontaba esta situación un matrimonio que reside en el número 21 del carril de El Cañal. Se trataba de Juan Braza y María Reina, quienes cada vez que acudían a Vejer se cargan de varios paquetes de seis botellas de un litro y medio.

Esa agua la siguen usando para cocinar, para beber y para preparar cualquier tipo de alimento, como ocurría  entonces con la preparación de unas aceitunas. Como se trataba de un producto alimenticio, y el agua utilizada llegaría a la boca, Juan decidió prepararlas con agua embotellada. Su mujer, María, tenía en un rincón de su cocina varios paquetes de agua embotellada, que  gastaba sólo en la preparación de cualquier cocido. “Así lo llevo haciendo desde antes de que dijeran que el agua no se podía consumir”, expuso, ya que son muchos los vecinos que le encuentran cierto sabor a tierra al agua que vienen consumiendo desde que tienen grifos en sus casas.

El servicio que presta el Ayuntamiento se realiza desde una captación situada a más de un kilómetro de esta pedanía. Un lugar por el que se accede por un camino de tierra, que suele servir casi de arroyo, dado los surcos que  encuentra a su paso.

Desde ahí, se impulsa el agua hasta el principio del carril de El Cañal. Un bombeo para el que se precisa de un equipo electrógeno, al no haber en esa zona toma de corriente, transformador o suministro eléctrico, con lo que el coste se eleva aún más cada vez que se arranca ese motor que precisa de combustible.

El depósito sí tiene una estación de bombeo y conexión eléctrica, con lo que su distribución no precisa de que alguien programe su puesta en funcionamiento  o tenga que realizar dicha labor manualmente. 

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