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Purpurina en Carnaval: el brillibrilli vive, la lucha sigue

Miembros del coro El Paraíso, durante un pase de esta edición del COAC. Miembros del coro El Paraíso, durante un pase de esta edición del COAC.

Miembros del coro El Paraíso, durante un pase de esta edición del COAC. / Jesús Marín

Escrito por

· Pilar Vera

Redactora

Cualquiera que haya cedido a su espíritu del carnaval interior, o que haya tenido a niñas cerca, puede haberse encontrado escupiendo motas de purpurina y preguntándose qué cuernos es esa cosa. ¿Es plástico, es aluminio, cenizas de crematorio de hada, de qué está hecha? Pues sí: la purpurina forma parte del festival de microplásticos en el que nos hemos empeñado en nadar. Por eso, la Unión Europea hizo pública el pasado mes de octubre una medida que prohibía la comercialización de todos los productos que se fabriquen o contengan microplásticos de tamaño inferior a cinco milímetros.

¿Así, de repente, se acabó? ¿Fuera el brillibrilli de los carnavales y fiestas de guardar? Por supuesto, no. La medida tiene muchos respiraderos: por ejemplo, la purpurina convencional usada para el maquillaje, ya sea suelta o en aplicación, puede seguir vendiéndose en distintos plazos que se alargan, dependiendo del caso, hasta una década. También puede seguir saliendo al mercado el stock existente, así como aquellos objetos compactos que la contengan (pegamentos, joyería, etc). “Hecha la ley, hecha la trampa –comenta Melina, de Born To Be Glittered, desde Barcelona–. Aún hay mucho tiempo para poder deshacerse del stock y luego hay distintos protocolos si está suelta, en gel... Como siempre, hacemos las cosas como si tuviéramos mucho tiempo y no somos conscientes de lo que a veces consumimos”.

Born To Be Glittered (BTBG) nació en 2019 precisamente con la intención de brindar una oferta alternativa y biodegradable a los amantes del brillibrilli, aunque su espíritu se dirige más hacia un público adulto, pensando en eventos como festivales y grandes citas del carnaval. Sus productos son biodegradables, que se supone es como habrá de ser toda la purpurina que entre a partir de ahora: “Nuestra idea era movernos un poco para facilitar una alternativa más sostenible a la convencional”, explica Melina. Con tan sólo cuatro años de vida, su experiencia les convierte en “pioneros” en la materia: “Cuando empezamos, el tema de la purpurina biodegradable era completamente desconocido en España, y en Europa se estaba empezando a distribuir –continúa–. Encontramos a alguien que sustituía el plástico por celulosa vegetal y que podía distribuir la purpurina en esta zona, y empezamos a diseñar una idea de negocio”.

BTBG es desde entonces un punto de venta online –también en Amazon Prime– de purpurina biodegradable y libre de plásticos. Los inicios fueron duros: el precio es mucho más elevado que el convencional. Esa es la piedra de toque: “Aunque somos conscientes de que quizá notaremos una popularización de nuestro producto ya más de cara a la temporada del año que viene, pero luego nunca sabes cómo se va a comportar el mercado”, añade.

Los productos de BTBG salen de su local cerca de la torre Agbar, en paquetitos hechos de un material también biodegradable. En el proceso de fabricación, se utiliza celulosa procedente de la corteza de los árboles –normalmente, de tejido duro, como el eucalipto–, que llega de plantaciones certificadas. Y, con esta corteza, se elabora una pasta en forma de lámina. Para producir la purpurina biodegradable, se añaden colorantes naturales y una capa de brillo.

Para profesionales referentes del maquillaje en el carnaval gaditano, como Piarlé y Camerino, el fin de la purpurina tal y como la conocemos no supone una noticia de gran relevancia: hace años, confirman ambos, que se han ido introduciendo las opciones biodegradables. “Hoy en día, hay condiciones muy estrictas, tanto sanitarias como medioambientales, en todas las grandes casas de maquillaje: no se pueden arriesgar. Nosotros trabajamos con casas que cumplen esto a rajatabla”, comenta Pilar, desde Piarlé, que apunta que se ha llegado a un momento en el que un prospecto de una buena marca de cosmética –brillibrilli incluido– ha de ser como el de un alimento: “De hecho, están pensados para que, dado el caso, se lo trague un niño y no pase nada” . Entre las agrupaciones que pasan por las manos de Piarlé en esta edición del COAC se encuentra la comparsa de Carapapa, El joyero, que actúa esta noche: “Como para no llevar brillibrilli”.

“Todas las purpurinas que usamos desde hace años son biodegradables –confirma Sara, de Camerino de Artes y Horrores–. Se hacen con celulosa, con algas... No tienen ningún tipo de impacto en el medio natural. Y luego están también los pigmentos sueltos, que ofrecen acabados muy resultones. El brillibrilli no se va a perder. La prohibición de la purpurina no se va a hacer oficial y efectiva hasta 2031 –continúa–. Se quita la purpurina más pequeña, que no es biodegradable. Pero existe también un tipo de purpurina más granulosa, tipo lenteja: esas no se desechan”.

"YO HE MAQUILLADO CON CORCHO QUEMADO"

Con y sin brillo, lo que sí confirman las especialistas en maquillaje de fantasía es la tremenda evolución que se ha vivido desde que comenzaron a colaborar con las agrupaciones. Pilar entró en el teatro gaditano por primera vez hace 31 años, maquillando a cuartetos y como “autora”, para poder tener acceso:“Yo he maquillado en el Falla con barras y corcho quemado –cuenta–. Entonces no había nada, no sabías adónde acudir, no había Shein ni tutoriales. El brillibrilli era el de las manualidades, no de cosmética”. De esos primeros momentos recuerda el impacto que le causó una agrupación, “creo que de Martínez Ares”, que tenía rombos de purpurina en la cara. Por entonces, Paco Leal y demás “ya hacían virguerías, pero ver ese brillo y la puesta en escena, me fascinó, aunque ahora sea lo mínimo que se despacha”. La experiencia le abrió todo un camino profesional en una especialidad, la del maquillaje de espectáculo, que hace tres décadas no existía: “Se puede decir que yo cogí la gallina de los huevos de oro –prosigue–. Los mismos que han sido mis alumnos maquillan profesionalmente hoy día”.

Por su parte, Sara, de Camerino, lleva 21 años en el COAC. Cuando empezó, se tenía que traer el maquillaje y las pelucas de Madrid, “y todo el mundo usaba el aguacolor. Recuerdo que Paco Leal contaba que tuvo que pedir la pintura cobre de La Ventolera a Londres. Ahora hay prótesis de silicona increíbles, paletas infinitas… Cada vez van llegando más productos: y toda innovación que ha llegado yo la he usado en el Falla”.

En todo este tiempo, el objetivo ha sido vindicar el maquillaje como un elemento con su propio papel en el escenario, “que se te dé tu lugar como un artesano más en el teatro –prosiguen desde Piarlé–. Hay que exigir documentación como se hace con cualquier otra especialidad. Se da mucha competencia desleal”.

En Camerino, sin embargo, piensan que el esfuerzo de todo este tiempo ha servido para que la gente “sea cada vez más consciente de la importancia que tiene la puesta en escena”. Para Sara, como profesional, hubo un antes y un después con Los Irracionales, los monos sin prótesis de Jesús Bienvenido: “Yo diría que se llevaron el premio nada más levantar el telón”, reflexiona.

La caracterización de 'El Grinch de Cai', de Camerino de Artes y Horrores, llevó cuatro horas. La caracterización de 'El Grinch de Cai', de Camerino de Artes y Horrores, llevó cuatro horas.

La caracterización de 'El Grinch de Cai', de Camerino de Artes y Horrores, llevó cuatro horas. / Germán Mesa

“Para nosotros –asegura–, el Falla es una cosa muy seria. Es importante también el hecho de que nos dejan bastante libertad para trabajar. Conforme el COAC ha ido creciendo y universalizándose, “todo se ha ido profesionalizando; el maquillaje, también: hay más expertos y más presupuesto. Te gastas un dineral en la puesta en escena, ¿no te lo vas a gastar en la cara, que es lo que todo el mundo mira? Sobre todo, hoy día, en la época de móviles con megazoom y las teles 4K. Esto tiene que ser Hollywood”.

Este año han contribuido a dar vida a El Grinch de Cai: “Lo más difícil precisamente –explica Sara– es trabajar a partir de un personaje muy evocativo, pero que todo el mundo tiene en el imaginario, como fue el caso también de El sombrerero loco o las princesas Disney”.

Para levantar la caracterización del monstruo verde hubo que realizar las prótesis de nariz sobre los moldes de las caras en escayola. El maquillaje para el primer pase llevó cuatro horas, “pero también porque tiene parte de posticería (patillas, tupé) y había que ir adaptándolo. Pero a los dos días, que hubo que ir a Sevilla, estuvieron listos en una hora y media”.

Para Piarlé, el maquillaje de La banda del Capitán Veneno ha terminado siendo el más emblemático de los que han realizado. Se ha copiado y tomado como referencia cientos de veces, “pero yo registro las creaciones que creo pueden ser significativas”. También considera significativa la caracterización a pincel de Los Alberti, “que es algo que intento que vuelva: las prótesis hacen que se haya olvidado el volumen a pincel, que creo es la esencia del maquillaje”.

“Muchas veces, se ha dejado atrás el origen de las cosas, por qué se hacían así –explica–. Cuando la distribución de la imagen era básicamente en blanco y negro, tanto en la televisión como en los periódicos, lo que se buscaba básicamente con el maquillaje era el contraste. Ahora se está volviendo a pigmentos naturales, que era cómo comenzó todo”.

Para el maquillaje de fantasía el carnaval es, sin embargo, más una plataforma que una fuente única de negocio “pero lo haces porque piensas que contribuyes a algo importante”, indica Pilar, que añade que se gana muchísimo más con la venta de productos, por ejemplo –Piarlé es distribuidora de Mac Pro–. En Camerino trabajan con distintas productoras audiovisuales, además impartir cursos de maquillaje. Que en carnaval no todo es lo crematístico se demuestra en el hecho de no hay una tábula rasa:“Si una agrupación viene con un tipo muy básico –señala Sara–, le digo qué productos comprar y enseño a un par de niñas”. La misma línea muestran en Piarlé:“No me causa rechazo ayudar si puedo –indica–. Nosotros hemos acudido a campeonatos de body-painting donde la gente llevaba cristales svaroski y purpurinas caras, y en mi proyecto me gasté 30 euros. Pues ganamos: yo creo que por esta cosa que también te da el carnaval de Cádiz de aprovechar el recurso, de buscar dónde no hay”.

Pero –y a pesar de la universalización y sofisticación de técnicas y materiales– para un maquillaje efectivo a nivel de escenario, piensan, no valen un par de tutoriales: “Una cosa son los vídeos, pero al final hay que hacer poropopón –opina Sara–. Parece que todo está hecho pero no es verdad: le puedes dar la vuelta, y otra vuelta, y otra vuelta. Y luego hay elementos como la mímica, los gestos, los focos… muchas cosas que pueden no tenerse en cuenta. No es un vídeo bonito de Tiktok”. Para la maquilladora, ese paso más allá en la creatividad lo da “haber comido mucho carnaval y tener curiosidad. Si no, estás perdido”.

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