Pena, rabia y vergüenza en Barbate
La lucha contra el narcotráfico se tiñe de luto
La sociedad barbateña lamenta unos hechos "que no se habían vivido aquí antes" y lamenta que la imagen de su ciudad "vuelva a ensuciarse"
Los vecinos marcharon desde el Ayuntamiento al cuartel de la Guardia Civil en señal de apoyo a los agentes
Barbate se une contra el narcotráfico
Ya son ocho los narcos detenidos por la muerte de dos guardias civiles en Barbate
"Lo peor fue el vídeo. Qué locura. Yo estaba viendo la final del Falla, que anda que no soy yo carnavalero. Y cuando me llegó la noticia, al principio pensé que había sido un accidente. Pero cuando vi el vídeo y, sobre todo, cuando escuché los comentarios que salían en él me dio tanta vergüenza ajena que me acosté". Ha aprovechado que las nubes han firmado una tregua sobre el cielo de Barbate y Miguel –no quiere decirnos su apellido– ha salido a pasear a su perro. Ha llegado hasta las inmediaciones del puerto, aunque no ha llegado a entrar en sus instalaciones, quizás por respeto a los agentes que el día anterior se habían dejado la vida allí en el cumplimiento de su deber. Ahora, de regreso a casa y a la altura ya del paseo marítimo, este hombre cercano a la jubilación dice con rotundidad que en Barbate "toda la gente de bien está hoy destrozada".
Explica Miguel que en Barbate siempre ha habido ese "tira y afloja" entre los narcos y la Guardia Civil, con unos intentando detener a otros y éstos intentando huir. Esa situación, afirma, llevaba unos años estabilizada "y la muestra está en que hacía mucho tiempo que los periodistas no veníais por Barbate", dice antes de lamentar que con los hechos vividos el viernes "se vuelve a ensuciar injustamente la imagen de este pueblo".
"Es la primera vez que pasa algo así, con las narcolanchas cercando a la Guardia Civil, toreando a los agentes, embistiendo contra ellos y con la gente animando desde el puerto y pidiendo que los mataran. Tremendo, tremendo", lamenta Miguel.
Son las 11 de la mañana y dentro de una hora está prevista una concentración ciudadana a las puertas del Ayuntamiento. La radio ha ido contando un sinfín de reacciones sobre el tráfico suceso de Barbate y en una de ellas el líder de Vox, Santiago Abascal, ha dicho que al narcotraficante sólo se le responde con "plomo o plomo". Paradoja o no, en la calle principal de Barbate, en la Avenida del Mar, hay un bar que se llama Plata o plomo. En sus inmediaciones conversan otros dos hombres maduros que ni siquiera quieren dar sus nombres de pila. Sólo se anima a hablar uno de ellos para expresar su dolor por lo sucedido y su indignación por la escasez de medios que tiene la Guardia Civil para combatir "a los malos" en Barbate.
Este hombre está convencido de que quienes pilotaban las narcolanchas el viernes no son de Barbate. "Me imagino que serán de La Línea", dice con mucha rotundidad. Pero rápidamente reconoce que los que grabaron desde el mulle y alentaron a arrollar la lancha de la Guardia Civil esos sí son vecinos del pueblo. "No representan a la gente de aquí, que la gente de Barbate es muy humilde y muy trabajadora, pero pensar que al lado tuya vive gente así, que está tan podrida por dentro, te deja hecho polvo", afirma subiendo un poco su tono de voz.
Ninguno de estos dos vecinos que mantienen su charla matutina tienen pensado ir a la concentración ante el Ayuntamiento "porque esas cosas nunca han servido para nada", dice uno y asiente el otro. Pero no son de la misma opinión las cerca de mil personas que sí acuden a ese acto que sirve de luto, de repulsa y de hermanamiento con la Guardia Civil.
Delante del micrófono hablan el alcalde y el delegado municipal de Seguridad Ciudadana. Pero al pueblo de Barbate no le hace falta un altavoz para expresar lo que siente. Y ante los políticos de diferente signo se escuchan gritos como "queremos justicia", "Marlaska dimisión", "menos amnistía y más policías" y, sobre todo, múltiples vivas a la Guardia Civil.
Porque el suceso del viernes si ha servido para algo es para hermanar aún más a Barbate y a la Benemérita. Por eso una mujer le afea a los dirigentes que la lancha en la que fallecieron los dos agentes "parece que está comprada en los chinos", por eso hay una pancarta en la que se lee "no al narcotráfico" y por eso los barbateños concentrados regalan primero una ovación cariñosa a los mandos del instituto armado presentes en la concentración y luego improvisan una marcha silenciosa desde el Ayuntamiento hasta el cuartel de la Guardia Civil, donde se repiten las muestras de afecto.
María es viuda de un pescador y camina del brazo de su hija, que se llama igual que ella. Dice sentirse indignada con "los dos asesinatos" pero orgullosa de la respuesta que ha dado su pueblo. Y en cierto modo hace de pitonisa cuando afirma: "Ahora vendrán las palabras bonitas de los políticos, puede que hasta lleguen más medios para los agentes, pero dentro de poco tiempo todo se olvidará y la única mano dura que habrá será para controlar los atunes que se capturen aquí pero no para detener a los narcotraficantes".
Su hija la mira, me mira y apenas dice tres palabras que salen de su corazón y del de todos los barbateños de bien: "Descansen en paz".
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