El pasado mes de mayo, según registra el Instituto Nacional de Estadística, la provincia de Cádiz se apuntó 226 nuevas sociedades. El año pasado, en la misma fecha, eran 140 empresas gaditanas las que veían la luz, mientras que en 2021 lo hacían Como es lógico, en 2020 se dio una cifra a la baja (74 empresas) pero el año anterior, sin pandemia de por medio, se registraron 179 nuevas firmas en el mismo mes.

Pocos meses muestran un mayor registro, entre ellos, marzo y abril de 2008, con 238 y 233 nuevas sociedades respectivas. Una época muy, muy lejana, justo antes del gran derrumbe inmobiliario. Desde el Colegio de Economistas, sin embargo, la vicedecana, Cecilia Jiménez, relativiza: “En marzo de este mismo año se registraron 218 nuevas empresas, y en marzo de hace dos años hubo 237”, aunque admite que el “crecimiento de empresas que se incorporan al circuito económico está adquiriendo más dinamismo, sobre todo, si lo comparamos con la tendencia andaluza”. De hecho, el indicador que presentaba un mayor crecimiento en el recién publicado Barómetro Económico de Cádiz (BEC) era el relativo al de Sociedades Mercantiles Constituidas.

El parámetro del BEC arrojaba un 127: bastante por encima del valor de referencia (el último trimestre de 2019, que computa como 100). En Andalucía, esta cifra se situaba algo por debajo, en 120. Este primer trimestre, la provincia muestra mejores valores al respecto que los presentados a lo la largo de 2022, aunque –advierten en el informe– podría empezar a caer de forma similar a lo que está sucediendo a nivel autómico.

Este pico empresarial se da en pleno proceso de estabilización de un escenario inflacionista: y aun, aunque el IPC arroje mejores datos, la inflación subyaciente sigue siendo importante, y la capacidad de ahorro aparece bastante mermada. Para Cecilia Jiménez “no se puede cuantificar de forma fehaciente hasta qué punto han contribuido las últimas ayudas de creación de empresas, pero desde luego cualquier ayuda es buena”. Jiménez no relaciona esta tendencia, en principio, con un emprendimiento “a la desesperada”, que suele desembocar más frecuente, en un alta de autónomos, que tiene “trámites mucho más ágiles”.

Una de las preocupaciones clásicas del Colegio de Economistas es el tamaño del tejido empresarial en le provincia. Aunque no arroja datos muy diferentes que a nivel regional y estatal, lo cierto es que aquí las casas que asumen un gran número de empleados son un mirlo blanco. En torno al 95% de las empresas gaditanas tienen menos de 10 empleados pero es que hasta un 75% de las mismas tienen menos de cinco: “Lo cual es sin duda una debilidad a la hora de generar valor y de hacer de locomotora del crecimiento económico, ya que las empresas grandes tienen mucho más capacidad tractora”.

Del tejido empresarial gaditano, comercio y transporte copan la mayor parte de la tarta, un 43%. Le siguen el sector de la información y la comunicación (un 15,6%) y la construcción, que en el último cómputo (el de 2022) crecía un tanto respecto al año anterior:un 9,7% frente a un 9,5%,