34.600 mujeres sostienen solas a sus familias en la provincia de Cádiz
El último informe de la Fundación Adecco sobre Monoparentalidad y Empleo señala que el 95% de las madres cabeza de familia tiene dificultades para llegar a fin de mes
El TC reconoce en Cádiz la igualda de derechos de las madres trabajadoras de familias monoparentales
Un total de 34.600 mujeres (el 82% de las famiilas monoparentales en la provincia) sostienen solas a sus familias en Cádiz, según los datos recopilados por la Fundación Adecco en su último informe sobre Monoparentalidad y Empleo. Frente a este porcentaje, un 18% de las famlias monoparentales gaditanas están encabezadas por un hombre (7.500).
La proporción es similar a la que se registra en Andalucía, que arroja un reparto de 83% de familias encabezadas por una mujer (277.400), frente al 17% de las que lo hacen por un hombre (55.300). En la provincia de Cádiz se concentran, por tanto, el 12,6% de las familias monoparentales de la región.
El estudio, presentado a través del Observatorio Vulnerabilidad y Empleo de la Fundación, tiene como objetivo identificar las barreras que afrontan las madres en solitario en su acceso al empleo, siendo este, paradójicamente, el principal instrumento para romper el círculo de pobreza y exclusión social, así como garantizar un futuro próspero a sus hijos. Sus conclusiones se basan en una encuesta a 353 mujeres con responsabilidades familiares no compartidas y en situación de desempleo repartidas por todo el país.
El de madre sola al frente de una familia, recuerdan desde Adecco, es el perfil predominante que acude a la Fundación en búsqueda de una oportunidad laboral. Estas familias, apuntan, registran unos niveles de vulnerabilidad que duplican la media nacional, lo que evidencia su especial exposición a la pobreza y la exclusión social.
EL 95% LLEGA MAL A FIN DE MES
Así, recoge el informe, la tasa de pobreza y/o exclusión entre las mujeres al frente de hogares monoparentales se traduce en dificultades para afrontar los gastos cotidianos. El 95% de las madres en solitario manifiesta complicaciones para llegar a fin de mes. Los elementos que más tensionan su presupuesto son la vivienda (85%), la alimentación (59,3%), el ocio y las actividades familiares (57,5%), la educación de sus hijos/as (55,0%), la ropa (54%) y los suministros (53%).
Entre los distintos capítulos de gasto, destacan por su deterioro aspectos esenciales como la alimentación o la educación. En este último ámbito, las dificultades para asumir los costes asociados se han incrementado en 12,5 puntos porcentuales respecto a 2023, pasando del 40,6% al 55,0%. Estos gastos van mucho más allá del material escolar: incluyen comedor, transporte, dispositivos y conectividad, actividades de refuerzo y extraescolares, así como salidas y proyectos que forman parte del proceso educativo. Cuando estos desembolsos se reducen o se posponen, el que se considera "principal motor de movilidad social puede resentirse y se intensifica el riesgo de transmisión intergeneracional de la pobreza".
Detrás de esta dificultad subyace un factor determinante: mayores barreras de las mujeres al frente de familias monoparentales para acceder y consolidarse en el mercado laboral. Esto favorece que su desempleo tienda a cronificarse y que, cuando logran incorporarse, lo hagan en empleos poco sostenibles; trabajos que, si bien permiten una inserción inicial, no garantizan las condiciones para la autonomía económica, la estabilidad ni la inclusión social a largo plazo.
“La inestabilidad laboral en los hogares monoparentales, sustentados por un único ingreso, se ve agravada por el encarecimiento del coste de vida y la sobrecarga de cuidados. Esta combinación limita tanto los recursos económicos como el tiempo para acompañar a los hijos, convirtiendo la educación en un gasto difícil de asumir”, subraya Begoña Bravo, directora de Inclusión de la Fundación Adecco.
EL 84% ACEPTARÍA UN TRABAJO INFERIOR A SU CUALIFICACIÓN
Sin embargo, el encarecimiento general de la vida empuja al alza las dificultades en casi todos los capítulos de gasto (concretamente alimentación, ropa y ocio), lo que estrecha aún más el margen de maniobra de estas familias. La presión económica que soportan las madres en solitario las coloca ante decisiones laborales complicadas. La necesidad inmediata de generar ingresos, unida a la falta de apoyos y a la dificultad para conciliar, conduce a muchas de ellas a aceptar condiciones laborales por debajo de su nivel de formación o experiencia. De hecho, el 84% estaría dispuesta a aceptar un empleo inferior a su cualificación, una cifra que refleja la distancia entre su potencial profesional y las oportunidades reales que encuentran en el mercado laboral.
Además, el 45% reconoce que aceptaría un trabajo en la economía sumergida o irregular, ante la imposibilidad de cubrir los gastos básicos de su hogar.
Según Begoña Bravo: “Esta disposición pone de manifiesto la fragilidad estructural de los hogares monoparentales y responde a una estrategia de supervivencia, en contextos donde el empleo formal resulta inalcanzable o incompatible con la crianza. Romper este círculo requiere favorecer itinerarios de inclusión laboral de calidad, con políticas activas de empleo adaptadas a sus necesidades -formación, flexibilidad y apoyo en los cuidados- que permitan transformar la urgencia en estabilidad y el trabajo en verdadera inclusión”.
CASI EL 73% HA TENIDO QUE RECHAZAR EMPLEOS
Las barreras de acceso al empleo se hacen especialmente visibles entre las mujeres que encabezan hogares monoparentales. En la fase de selección, casi la mitad (48,6%) afirma haber experimentado algún tipo de discriminación al mencionar su condición de madre en solitario, un porcentaje que asciende al 55% entre las mujeres de nacionalidad extranjera. Además, el 63,2% no encuentra horarios compatibles con su situación familiar, mientras que el 49,9% no puede costear servicios de cuidado y el 38,9% carece de red familiar de apoyo. El resultado es una puerta de entrada que penaliza la maternidad en solitario por una doble vía: los sesgos presentes en los procesos de selección y un entorno laboral que aún no ha desarrollado plenamente una cultura inclusiva hacia las madres en solitario.
Ante la imposibilidad de compatibilizar vida personal y profesional, el 72,8% de las madres al frente de una familia monoparental se ha visto obligada en alguna ocasión a rechazar ofertas de empleo; una renuncia que termina erosionando la estabilidad económica, la experiencia y la proyección profesional.
"Cuando aplicamos en los procesos de selección una noción rígida de disponibilidad, convertimos la maternidad en solitario en un hándicap de entrada. Es fundamental que las ofertas reflejen opciones reales de flexibilidad y que la evaluación se base en competencias, no en circunstancias personales. Para ello, resulta clave eliminar preguntas sobre cargas familiares, formar a las personas entrevistadoras en sesgos y auditar los resultados de acceso y promoción. Debemos aspirar a un modelo en el que la conciliación sea posible tanto para las mujeres como para las empresas. No se trata de hacer excepciones, sino de diseñar trabajo compatible con la vida real. Así, ampliamos la base de talento, reducimos la rotación y evitamos que la maternidad en solitario se traduzca en una penalización laboral”, explica Cristina Leirós, responsable del programa Mujer en riesgo de exclusión de la Fundación Adecco.
BARRERAS TRAS LA CONTRATACIÓN
Las dificultades de acceso al empleo que afrontan las madres en solitario no se limitan a la fase de búsqueda, sino que se extienden a lo largo de todo su recorrido profesional. El 59,7% afirma haberse sentido en alguna ocasión limitada o menos valorada por motivos relacionados con sus responsabilidades de cuidado. Estas situaciones suelen manifestarse de manera indirecta, a través de una menor participación en proyectos, la asignación de turnos menos favorables o evaluaciones condicionadas por la percepción de una menor disponibilidad.
A pesar de las numerosas barreras que afrontan, las madres en solitario mantienen una mirada esperanzada hacia el futuro. Así, el 68% confía en haber encontrado un empleo en los próximos dos años, una expectativa que refleja su determinación por acceder al mercado laboral, pese a las dificultades.
El optimismo no se limita a la posibilidad de trabajar: más de la mitad (56%) confía en que ese empleo estará alineado con su formación, y un 52% cree que podrá compatibilizarlo con la crianza, lo que revela el deseo de alcanzar una estabilidad que combine desarrollo profesional y bienestar familiar.
Además, el impulso por mejorar su empleabilidad es evidente: el 68% considera que incrementará su formación y que esta será clave para fortalecer su candidatura, mientras que un 30% se plantea emprender o iniciar un proyecto propio como vía alternativa de independencia económica.
Constituida en 1999, la Fundación Adecco tiene como principal objetivo la inserción en el mercado laboral de las personas que encuentran más dificultades a la hora de acceder al mercado laboral, centrándose en personas con discapacidad, mayores de 45 años, parados de larga duración y mujeres con responsabilidades familiares no compartidas o víctimas de violencia de género.