Un estudio propone una ecotasa al carbono para que España cumpla los objetivos climáticos de la UE

En España este tipo de fiscalidad sigue infrautilizada en comparación con el potencial que señalan los expertos y con la práctica de otros socios europeos

El transporte, especialmente por carretera, la industria manufacturera, la generación de electricidad y el sector agropecuario son los principales emisores.
El transporte, especialmente por carretera, la industria manufacturera, la generación de electricidad y el sector agropecuario son los principales emisores. / JOCHEN TACK / Europa Press

La implantación de una ecotasa sobre las emisiones de CO₂ específicamente diseñada para la economía española podría ser una de las herramientas clave para que el país cumpla los objetivos climáticos de la Unión Europea de aquí a 2030. Es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista Journal of Cleaner Production por los economistas Manuel Alejandro Cardenete y Luz Dary Beltrán, de la Universidad Loyola Andalucía, y Ferran Sancho, de la Universitat Autònoma de Barcelona.

Un impuesto verde a medida para España

El trabajo analiza la implantación de un impuesto ambiental sobre el carbono en España, un país donde este tipo de fiscalidad sigue infrautilizada en comparación con el potencial que señalan los expertos y con la práctica de otros socios europeos. Los autores se proponen evaluar el impacto económico de introducir una ecotasa sobre las emisiones de CO₂ en sectores clave de la economía española y estudiar cómo reciclar esos ingresos fiscales para maximizar los beneficios ambientales y sociales, minimizando al mismo tiempo los costes sobre el PIB y el empleo. Todo ello se enmarca en el contexto de los compromisos europeos: la UE se ha fijado como meta reducir al menos un 55 % las emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2030 respecto a 1990, como paso intermedio hacia la neutralidad climática en 2050.

Una metodología que va más allá de los modelos clásicos

El estudio destaca también por la metodología empleada. Los autores desarrollan un enfoque que incorpora la retroalimentación entre precios y cantidades en los mercados, superando las limitaciones de los modelos input–output tradicionales, pero sin recurrir a los complejos y a menudo discutidos modelos de equilibrio general computable. Este planteamiento permite simular con mayor realismo cómo una subida de precios ligada al CO₂ se traslada a la producción, al consumo y, en última instancia, a las emisiones, capturando mejor las interdependencias sectoriales de la economía española.

¿Qué tipo de ecotasa y qué nivel de impuesto?

Una de las aportaciones clave del trabajo es la identificación del tipo impositivo necesario, es decir, el nivel de la ecotasa por unidad de carbono que permitiría a España alinearse con los objetivos de reducción de emisiones fijados para 2030. El artículo no se centra en una única cifra, pero sí delimita un rango de presión fiscal compatible con esas metas climáticas, siempre bajo el supuesto de que el impuesto se aplique de forma coherente y estable en el tiempo. El diseño del impuesto, subrayan los autores, debe tener en cuenta la estructura productiva española, con un peso relevante del transporte, la construcción y determinados sectores industriales intensivos en energía, la necesidad de enviar señales de precio claras y predecibles a empresas y consumidores para fomentar la descarbonización, y la conveniencia de evitar impactos regresivos sobre los hogares más vulnerables mediante una redistribución inteligente de los ingresos recaudados.

Reciclar los ingresos: menos impuestos al trabajo y mejor empleo

El estudio compara distintas estrategias de reciclaje de los ingresos de la ecotasa. Una opción consiste en utilizar la recaudación para reducir las cotizaciones o impuestos sobre el trabajo. Este enfoque disminuye el coste laboral, lo que ayuda a amortiguar la contracción económica asociada a la nueva fiscalidad verde y permite conseguir reducciones de emisiones con un impacto más contenido sobre el PIB, gracias al impulso sobre el empleo y la competitividad de las empresas. Otra posibilidad es mantener el esfuerzo de consolidación fiscal y aprovechar la ecotasa para mejorar las cuentas públicas. En este escenario, la señal de precio sobre las emisiones se refuerza, logrando mejores resultados ambientales, aunque a costa de una caída más pronunciada del PIB, si bien con un efecto positivo neto sobre el empleo por la reasignación de recursos hacia actividades menos intensivas en carbono.

A la luz de estas simulaciones, los autores concluyen que, en el caso español, vincular la ecotasa a una rebaja de la carga fiscal sobre el trabajo emerge como la opción más eficaz para combinar ambición climática, protección del empleo y aceptación social.

España y la asignatura pendiente de la fiscalidad ambiental

El análisis se enmarca en un contexto en el que los impuestos ambientales representan solo una fracción del PIB y de la recaudación total, tanto en España como en el conjunto de la UE. En 2019, los ingresos procedentes de fiscalidad ambiental suponían en España alrededor del 1,8 % del PIB y el 5 % de los ingresos tributarios, cifras por debajo de la media de la Eurozona. Para los autores, esta brecha evidencia un margen significativo para reforzar la fiscalidad verde, siempre que se diseñe con criterios de equidad y eficiencia y forme parte de una estrategia más amplia de transición ecológica basada en la electrificación, la eficiencia energética, el despliegue de renovables y cambios en la movilidad y los usos del suelo.

Una herramienta clave en el debate climático

El estudio llega en un momento en el que la UE discute cómo aterrizar sus compromisos para 2030 y definir nuevas metas para 2035 y 2040, en plena cuenta atrás hacia la neutralidad climática de 2050. En este contexto, la propuesta de Beltran, Cardenete y Sancho aporta una hoja de ruta concreta para España: demuestra que una ecotasa al carbono bien diseñada puede ser compatible con el crecimiento y el empleo y refuerza la idea de que el éxito de las políticas climáticas depende tanto del nivel del impuesto como de la forma de utilizar cada euro recaudado. Para los responsables de política ambiental y económica, el mensaje de fondo es que no se trata solo de “pagar por contaminar”, sino de utilizar la fiscalidad como palanca para transformar el modelo productivo. Y, según este trabajo, España tiene margen para hacerlo sin renunciar ni a la competitividad ni al empleo.

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