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Felipe Fuentelsaz Santos | Ingeniero Agrícola y coordinador para WWF del proyecto Zitrus

"Es posible producir naranjas sostenibles de gran calidad"

Felipe Fuentelsaz, ingeniero agrícola y coordinador para WWF del proyecto Zitrus, junto a un naranjo en Sevilla.

Felipe Fuentelsaz, ingeniero agrícola y coordinador para WWF del proyecto Zitrus, junto a un naranjo en Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

Felipe Fuentelsaz (Sevilla 1978), grado en Ingeniería Agrícola, es el coordinador para la organización ecologista WWF del proyecto Zitrus, que ha convertido fincas convencionales de naranjas del Valle del Guadalquivir en modelos de gestión ambiental con alta demanda en Europa. Son 1.132 hectáreas repartidas entre Sevilla (Gerena, La Algaba, La Rinconada, Brenes, Carmona, Villaverde del Río, Alcolea del Río, Los Rosales, Tocina, Alcalá del Río y Dos Hermanas), Huelva (Gibraleón) y Córdoba (Palma del Río). Su apellido paterno procede de Fuentelsaz, pueblo soriano cercano a Numancia, y el materno de la Sevilla de la avenida de Miraflores. Coordina los proyectos de agricultura en WWF. Padre de dos hijos muy activos de 5 y 8 años, les gusta la gastronomía, viajar y el tenis.

-¿Cómo llegan quince productores del Bajo Guadalquivir a producir naranjas de forma 100% sostenible para la alemana Edeka, una de las grandes cadenas de supermercados de Europa?

-Nuestro proyecto Zitrus surge de una cooperación de WWF Alemania con Edeka, el principal supermercado alemán, que eligió Andalucía, la huerta de Europa, para uno de sus productos estrella: las naranjas y mandarinas. El origen de este acuerdo radica en que los consumidores europeos demandan estos productos sostenibles al estar más avanzados y tener una mentalidad ambiental y social. En España el consumidor va buscando más precio que calidad. Por eso en nuestro país hay muy pocos supermercados grandes que apuesten claramente por la sostenibilidad en la cadena de suministro, aunque sí hay grupos de consumo y pequeñas experiencias (supermercados y empresas que suministran a domicilio) en España. Eso explica que aquí aún no haya repuntado este tipo de proyectos.

-Las empresas de estas naranjas son sobre todo de Sevilla, de Huelva y Córdoba..

-Sí, uno de los principales proveedores de naranjas de Edeka era la empresa sevillana Iberhanse, con su finca modelo El Esparragal. Ahí empezó el proyecto en 2014 con WWF Alemania que se extendió a 14 fincas en Sevilla y Córdoba en la cuenca del Guadalquivir y a otra en Huelva (Charofruit). En total 1.132 hectáreas. Es un orgullo que este proyecto haya nacido en Andalucía. Es único porque combina a la vez cuatro claves: el uso eficiente y legal del agua, la eliminación de los agroquímicos más tóxicos para la salud y la biodiversidad, recupera la fertilidad del suelo e integra la biodiversidad en las plantaciones. No hablamos de certificaciones sostenibles que se usan una vez al año para pasar una auditoría y punto …El proyecto es serio y solo se le da el distintivo del Oso Panda a esas naranjas si cumplen los objetivos en esos cuatro ejes. Para eso tenemos expertos en agua, biodiversidad, pesticidas y buenas prácticas agrícolas que hacen un seguimiento día a día de las fincas con un control muy exhaustivo de lo que ocurre en ellas.

-¿Para cuándo en España?

-Cada vez preocupa más el respeto a cuestiones ambientales y sociales, aunque es verdad que en épocas de crisis tiramos a precio…Lo importante sería buscar ese equilibrio. Este tipo de productos estrella van con un sobrecoste para el consumidor, que paga más por este tipo de fruta que por una convencional, y con un precio justo para el agricultor y son los mercados europeos los que tiran de ellos. El sector de frutas y hortalizas en Andalucía está diseñado y pensado, en su mayor parte, para exportación porque son otros países los que pagan un precio más elevado por el producto.

-La formación y capacitación de los agricultores y agricultoras que participan es obligatoria…

-Aparte de la visita semanal de los expertos a las fincas, el proyecto les ofrece un plan de formación anual con ocho sesiones muy prácticas en materia de biodiversidad (agua, suelo, buenas prácticas agrícolas y biodiversidad). El aprendizaje es mutuo. Pero es importante destacar que el proyecto se diseña con los agricultores, de todas las edades, género y experiencias, y no es una imposición de la cadena de supermercados a un productor. Todos estamos al mismo nivel. Los agricultores están contentos porque ven que su producto marca diferencia y que se posicionan en el sector de los cítricos. Las principales empresas de cítricos a nivel nacional estarían deseando entrar en un proyecto como este, pero tenemos que crecer poco a poco.

-Dejar que crezca la hierba natural en las tierras de cultivo es lo primero

-Sí, esta es una de las claves. Estamos intentando romper mitos. En la Escuela de Agrónomos se enseña históricamente a tener las fincas limpias de hierba por considerar que son reservorio de plagas. ¡En absoluto! Hemos comprobado con los agricultores que si dejamos hierbas en las calles y en las lindes es mucho mejor para la biodiversidad y para frenar la erosión. Esas hierbas naturales albergan insectos que son neutros o auxiliares, nunca son insectos plaga, como las mariquitas, que son depredadores naturales de los pulgones. Las principales plagas de los cultivos siempre tienen un insecto que se las come, y si echas insecticida te estás cargando al insecto que te daña el cultivo pero también al que te ayuda. Hay que entrenar al agricultor a ver qué fauna auxiliar tenemos en la finca y a potenciar esos insectos. El mejor insecticida que tenemos es la naturaleza. Esos aliados de la agricultura los explicamos en nuestra web. En las fincas de Zitrus tenemos más de 20 tipos diferentes de mariquitas.

-¿Cómo es esa agricultura sostenible en sus fincas?

-Todas las fincas del proyecto son legales en el uso del agua, sin riego ilegal, y tienen que reducir al menos el 8% del agua del concesión, que es la falta de agua a futuro prevista por el cambio climático. No pueden usar pesticidas como glifosato o insecticidas muy tóxicos y tampoco se pueden usar en lindes, calles o arroyos. Hay que dejar que la naturaleza actúe y si no lo hace se usan los productos menos nocivos. Dejamos crecer las hierbas naturales para que los insectos auxiliares tengan comida y refugio. En las balsas de regadío se colocan nidos flotantes para que proliferen las aves acuáticas. Y en los cultivos se colocan posaderos con cajas de rapaces que controlan los conejos o topos. Estamos demostrando que es absolutamente posible producir naranjas de gran calidad de forma sostenible, sin perder rendimiento ni producción y respetando los recursos naturales.

-¿Por qué se sigue usando el glifosato para todo si es tan perjudicial para el medio ambiente?

-Porque es más barato y más fácil de conseguir que los menos nocivos. La alternativa al glifosato no puede ser química. Optemos por desbroces manuales que no afectan a la biodiversidad y encima crearían empleo.

-Hay que volver a la agricultura de nuestros ancestros....

-La agricultura de nuestro proyecto es aplicar el sentido común, la cabeza. El uso abusivo de herbicida fuera de la línea de cultivo es algo que nos choca ¿Para qué echar herbicida a las lindes? No tiene ningún sentido. Uno de los principales problemas que tiene Andalucía es la falta de agua y la escasa calidad del agua en el Guadalquivir, en parte por la erosión. En las Escuelas de Agronomía hay cátedras sobre las malas hierbas financiadas por las empresas químicas de herbicidas porque tienen el poder económico; incluso las empresas de fitosanitarios fomentan su consumo regalando viajes y premios a los agricultores, cuando debía premiarse al que menos los use. Lo que tiene que haber es cada vez mucho más agricultura sostenible, que es todo lo contrario al uso de herbicidas y productos químicos por doquier. Se basa en un respeto a los productos naturales y a un equilibrio.

En Andalucía estamos preparados para adaptarnos ya a los cambios en la agricultura que, en pocos años, van a venir en Europa si superamos las presiones políticas y de los lobbies. Estamos perdiendo una oportunidad histórica para posicionarnos.

-El beneficio social de este proyecto es muy interesante

-El mundo del cítrico era complicado por la competencia de países terceros y los bajos precios para los productores…Los cítricos de este proyecto están todos en el mercado y tienen garantizada la venta. Se ha contratado a 200 trabajadores más para manipulado y confección, incluso hemos abierto un nuevo almacén ante la gran demanda en Alemania. El proyecto está creando también una economía verde ante la necesidad de contar con expertos en cuestiones sostenibles, y estamos poniendo en marcha ya requisitos que de aquí a 2030 se exigirán en toda la Unión Europea con el Farm to Fork: reducir el uso de fitosanitarios y fertilizantes, tender a la agricultura ecológica, integrar la biodiversidad…

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