Primera protesta en El Puerto contra el "turismo de borrachera" y la proliferación de pisos turísticos
Marcha Ciudadana
La manifestación se desarrolló este viernes y se centró en el impacto que está teniendo este modelo en el casco histórico y en sus residentes
Marcha contra el impacto del actual modelo turístico en El Puerto
El Puerto/Unas 300 personas participaron este viernes en una marcha reivindicativa por distintas calles de El Puerto para denunciar el actual modelo turístico.
La manifestación fue organizada por la Asamblea Feminista Las Tres Rosas, y a ella se unieron diferentes entidades y particulares para expresar su protesta ante la proliferación de pisos turísticos y el impacto que generan en la convivencia vecinal y en el mercado del alquiler.
La manifestación finalizó en la Plaza de la Herrería, donde se procedió a la lectura de un manifiesto por parte de Las Tres Rosas, donde se explicaron los motivos de la protesta y se llamó a la concienciación sobre "un problema colectivo que mucha gente vive y aguanta en silencio”. De la misma forma, intervinieron de manera espontánea vecinas y vecinos que residen en diferentes partes de El Puerto, para poner de manifiesto situaciones concretas que están sufriendo a consecuencia del llamado "turismo de borrachera".
La manifestación es la primera que se convoca en la ciudad portuense contra esta modalidad de turismo, que ha crecido de manera exponencial, en especial tras la pandemia. En esta ocasión, la entidad convocante puso el foco en el casco histórico, recorriendo las calles Jesús de los Milagros, Palacios, Misericordia, Luna, Larga, Luja, y Ribera del Río, para volver a la Plaza de la Herrería.
Se ofrecieron datos sobre la situación en el centro urbano, donde la entidad organizadora cuenta con un mapeo de las viviendas turísticas, y denunciaron las dificultades que generan en el mercado del alquiler fijo, así como el deterioro ambiental, la suciedad y el ruido que está provocando la acelerada implantación de este modelo.
También se abordó la situación creada por las discotecas costeras, los llamados beach clubs, “que sobrepasan los límites en cuanto a ruidos”, y cuyo impacto se deja sentir en las playas y los alrededores de los lugares donde se ubican.
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