Obituarios

Un ingeniero naval enamorado de su trabajo y volcado en su familia

  • Fallece en El Puerto Santiago Neira Julián, después de una larga vida dedicada a sus dos grandes pasiones 

El ingeniero naval Santiago Neira Julián.

El ingeniero naval Santiago Neira Julián.

El Puerto de Santa María despidió este sábado, con un funeral en el tanatorio del polígono de Las Salinas a Santiago Neira Julián, fallecido a la edad de 99 años, después de toda una vida dedicada a sus dos grandes pasiones: el trabajo y su familia. 

Santiago Neira ha sido enterrado en el Cementerio Portuense tras fallecer el viernes, la ciudad donde ha pasado los últimos 30 años de su vida. Nacido en Madrid el 26 marzo de 1922, fue uno de los primeros estudiantes que se licenciaron en la Escuela de Ingenieros Navales de la capital de España. Estuvo casado con Mabel López Arias, fallecida en 2013, un matrimonio que dio como fruto 14 hijos y que ha dejado un centenar de descendientes, muchos de ellos residentes en la provincia.

Como ingeniero naval, Santiago Neira Julián estuvo destinado nada más terminar la carrera en los Astilleros Españoles de Ferrol, para trasladarse posteriormente a la ciudad de Cádiz, ya en 1955, donde ejerció también su faceta profesional en la factoría de Matagorda.

Muy conocido y querido en la ciudad gaditana, en la que la familia residió en la zona de Bahía Blanca, en 1967 fue nombrado director general de la fábrica de hélices de barcos Navalips, situada en la zona exterior de la Zona Franca, surgida de la unión de la empresa española Naval y la holandesa Lips.

Santiago Neira, leyendo la prensa pocos días antes de su fallecimiento. Santiago Neira, leyendo la prensa pocos días antes de su fallecimiento.

Santiago Neira, leyendo la prensa pocos días antes de su fallecimiento.

Sus trabajadores, alguno de los cuales estuvo presente en su funeral, conservan muy buenos recuerdos de su etapa al frente de la factoría, donde siempre velaba por el bienestar de la plantilla. Permaneció en Navalips hasta su jubilación en 1982, cuando la vida le dio un golpe inesperado, al perder de forma prematura a uno de su hijos, Rafael, en un accidente y con tan sólo 22 años edad, lo que supuso un duro golpe para toda la familia.

Pese a ello, destacó como creyente y siempre se apoyó en la religión católica para sobreponerse a la adversidad, con una gran devoción mariana y hacia el Sagrado Corazón. Perteneció al grupo de padres que promovieron en El Puerto la apertura de los colegios Grazalema y Guadalete, en Valdelagrana. Trabajador incansable, nunca dejó de lado su faceta solidaria, colaboró con varias ONGs y se interesó por la labor de la Iglesia en otros países, en especial en Suramérica.

Su afán por cultivarse y estar informado le facultaban como un gran lector de literatura y de prensa escrita, en especial Diario de Cádiz, un periódico al que era fiel para estar al día de cuanto ocurría, especialmente en Cádiz y en El Puerto. En ocasiones, hacía memoria de sus recuerdos de la guerra civil en Madrid, cuando contaba 14 años, de los cuales ha dejado algunos testimonios.  

Como deportista, fue un gran aficionado al golf, que practicó sobre todo desde su jubilación, llegando a ser el jugador de mayor edad en el Club de Golf Vista Hermosa, donde recibió un homenaje como reconocimiento a su trayectoria y dedicación. Desde estas líneas queremos enviar a su familia nuestro más sentido pésame.

        

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