Betilo propone proteger todas las bodegas del Campo de Guía
Consideran que el Peprichye debe respetar el contenedor bodeguero y mantener inalterables los elementos estructurales y las fachadas
El futuro de Campo de Guía
El pasado 31 de marzo la asociación Betilo rechazó públicamente el proyecto de viviendas en la bodega La Pastora y solicitó al Ayuntamiento la modificación del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico y su Entorno (Peprichye) para dotarlo de la necesaria protección ante el impacto negativo de las promociones residenciales en marcha en el Campo de Guía.
Betilo ha estudiado la presentación de propuestas para la modificación del Peprichye, basada en el informe elaborado por el arquitecto Manuel J. Basallote Neto, con amplia experiencia en gestión urbanística y patrimonial. En su opinión, compartida por los historiadores y arquitectos que lo han estudiado, el Campo de Guía, como ensanche bodeguero diseñado y ejecutado en el primer tercio del XIX, constituye “una rara joya del Patrimonio Histórico Industrial a nivel mundial. Es un mundo de valores materiales, pero también inmateriales, que toma su mayor fuerza del conjunto, por encima de las piezas que lo componen. En Campo de Guía el bien a proteger es de índole urbanística, se trata de un espacio urbano, en el que los conceptos como imagen urbana, escena, perspectiva deben ser los sujetos de protección”.
Por ello, el Peprichye ha recogido de forma manifiesta en sus declaraciones programáticas y de intenciones la protección del paisaje urbano del conjunto bodeguero del Campo de Guía. Así, en la Memoria de Información el plan proclama que la arquitectura bodeguera “es un claro referente del paisaje urbanístico de El Puerto que ayuda a identificar y comprender toda una época”. Pero, “sorprendentemente, cuando se examinan las determinaciones urbanísticas concretas para la ejecución de las Áreas de Revitalización (AER) ubicadas en el Campo de Guía resultan desarrollos totalmente incompatibles y en abierta contradicción con los valores y objetivos declarados. Utilizando un conjunto de argumentos confusos y contradictorios con sus propios principios, el Peprichye determinó que la revitalización del Campo de Guía se realizará en base a operaciones residenciales que pasan por la demolición de edificios bodegueros de menor valor intrínseco, pero perfectamente insertos en manzanas bodegueras que conforman el paisaje urbanístico y la escena urbana del Campo de Guía”, señalan desde Betilo.
Para la entidad “el problema se agrava por la confluencia de otros dos factores: por una parte, la ordenanza y condiciones de edificación que se aplican a estas edificaciones sustitutorias de bodegas son las del Casco Histórico, prescindiendo de condiciones o limitaciones para hacer posible su encaje con el entorno bodeguero en que se insertan. Por otra parte, se asignan a estas parcelas edificabilidades muy por encima de las propias de las bodegas”.
El resultado, recuerda Betilo, “ya lo estamos viendo en la promoción de la bodega La Pastora: la masa edificatoria permitida por el Peprichye es mayor que la de los edificios bodegueros de su entorno y ante la necesidad de reservar patios y espacios libres, la altura de la edificación se ha disparado a tres plantas, con multitud de huecos de fachada que desvirtúan el paisaje urbano bodeguero en que se inserta. Es lo mismo que puede ocurrir en la esquina Calle Valdés con San Bartolomé, antigua Bodega Campos, y en la bodega San Carlos, con frente a la calle Los Moros”, advierten.
Ante este estado de cosas, Betilo considera que “todo plan urbanístico, como cualquier obra humana, es susceptible de modificación si en su ejecución se producen efectos perversos, se aparta de sus propios principios y defrauda las expectativas de la sociedad a la que sirve, como sucede en el presente caso”. Por ello, no solo exigen al Ayuntamiento la modificación del Peprichye, sino que también aportan varios criterios y propuestas básicas para su redacción.
Así, piden considerar el conjunto bodeguero del Campo de Guía como objeto de protección, además de la protección individual que merezcan cada una de las piezas que lo componen. Para garantizar su protección, el Campo de Guía debería haber sido considerado un área de planeamiento o desarrollo en sí misma. Esta modificación se podría realizar de manera total o parcial a la parte que no esté ya afectada.
Proponen también reconsiderar las AER del conjunto Campo de Guía como verdaderas unidades de actuación exigiendo en su desarrollo la ejecución conjunta de todas las actuaciones en su suelo y edificios y no desembocar en un conjunto de nuevas piezas inconexas.
El tercer punto sería “asumir que todas las edificaciones bodegueras tienen un valor ambiental por el hecho de formar parte del conjunto y contribuir a conformar el paisaje urbano del Campo de Guía. Por tanto, todos los inmuebles calificados como ‘Edificaciones sin valores específicos’ deben pasar a tener el nivel 4 de protección, ya que articulan la trama urbana y contribuyen a la configuración del paisaje urbano y ambiental. En consecuencia, se deben eliminar las operaciones de demolición de bodegas y sustitución por edificios ajenos al paisaje urbano del Campo de Guía”.
Además proponen asignar usos de equipamientos comunitarios, comerciales y terciarios a los edificios del Campo de Guía que no tengan asignado el uso bodeguero industrial. “Estos nuevos usos serían suficientes para permitir la revitalización del conjunto. El uso residencial podría también ser admisible siempre que se respete el contenedor bodeguero y permanezcan inalterables los elementos estructurales, las fachadas, disposición de huecos y cubiertas”, señalan.
Finalmente, piden incorporar una normativa y ordenanza de edificación específica para el conjunto bodeguero acorde con sus modelos tipológicos.
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