Alfonso Guerra llena el Auditorio Municipal de El Puerto con su conferencia sobre Machado

Con este coloquio la quinta sesión de 'Los Martes de la Academia' se consolida como todo un éxito

125 años cultivando las artes en El Puerto

Alfonso Guerra durante la conferencia del pasado martes.
Alfonso Guerra durante la conferencia del pasado martes. / Jesús Marín

Literalmente hasta la puerta. Ni a derecha ni a izquierda. Ni siquiera pegado a la pared. Nada de nada. El martes por la tarde no quedaba ningún hueco libre en el Auditorio Municipal San Miguel. Todo el mundo quería escuchar y ver a Alfonso Guerra, exvicepresidente del Gobierno, ingeniero técnico industrial y experto en Antonio Machado y su obra.

La cita comenzaba puntual, a las 20:30 horas; sin embargo, había que irse mucho antes de esa hora para hacerse con una de las sillas tan cotizadas. Es cierto que el ambiente no acompañaba. A pesar de la hora, la tarde no era muy fresca; pero no importaba. Al público asistente no le pesó en absoluto aguantar el bochorno y el calor con tal de escuchar en la voz del expolítico parte de la vida y la obra de Machado. Ojalá todos los profesores de Literatura contaran con tanta vehemencia la trayectoria de este poeta a quien Guerra demuestra conocer mucho como actual comisario de la exposición Los Machado. Retrato de familia, una muestra donde aparecen tanto Antonio como Manuel y que intenta desmontar los mitos que aparecen alrededor de sus obras, así como el papel que desempeñaron durante la Guerra Civil.

No obstante, a pesar del interés por ambos, en esta ocasión, el turno fue de Antonio, cuya biografía fue diseccionada cuidadosa y pasionalmente en un discurso que desde el principio atrapó al público. Lástima que el sonido no llegara bien al final del auditorio. Sea como fuere dio igual: tan solo captar una pequeña parte de sus palabras servía para constatar el gran interés y afición que desprendía aquella conferencia.

Para acabar el Epitafio Definitivo de Antonio Colinas hacia machado ponían el broche final a una clase magistral. Y es que aprender sin darte cuenta es todo un lujo.

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