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Sanidad / El Puerto

Preocupación por los mosquitos y los malos olores en las viviendas sociales de la calle Valdés

Una de las entradas a los sótanos inundados de las viviendas de la calle Valdés, con la reja desprendida.

Una de las entradas a los sótanos inundados de las viviendas de la calle Valdés, con la reja desprendida.

Los pisos de la calle Valdés que sustituyeron a la antigua Barriada 18 de Julio no han traído el bienestar que se esperaba a sus residentes. Los bloques de viviendas sociales que se edificaron para sustituir a aquella modesta barriada de casas de emergencia tuvieron desperfectos prácticamente desde que se construyeron, siendo denunciados en numerosas ocasiones, con mayor o menor fortuna para sus residentes, que vienen soportando unas condiciones de vida insalubres casi desde el principio.

La historia se repite cada cierto tiempo, aunque desde hace años no se interviene para realizar arreglos en dichas viviendas, a las que se suma la situación de precariedad social y económica de gran parte de las familias que residen en ellas.

Ya en verano de 2022, coincidiendo con la llegada de las altas temperaturas, vecinos de la calle Valdés presentaron un escrito a través del Registro Municipal, en el que pedían al Ayuntamiento que interviniera con urgencia en estas viviendas sociales, donde la presencia de aguas estancadas en los sótanos hacen que proliferen los mosquitos.

Los sótanos de las viviendas sociales de la calle Valdés, inundados con aguas estancadas. Los sótanos de las viviendas sociales de la calle Valdés, inundados con aguas estancadas.

Los sótanos de las viviendas sociales de la calle Valdés, inundados con aguas estancadas.

Previamente, en el año 2021, algunos inquilinos de los pisos afirman que ya se habían puesto en contacto con el alcalde a través de sus redes sociales, para informarle de manera personal del mal estado que presentaban los sótanos, donde las aguas estancadas, que podrían proceder de algunos bajantes defectuosos, se acumulan y producen malos olores, constituyendo además un caldo de cultivo para la proliferación de insectos, que se ceban con las familias que viven en los pisos, pero cuyas picaduras afectan sobre todo a los niños.

Según lamentan los vecinos, los sótanos están llenos de agua, pero además las portezuelas de acceso desde la calle están descolgadas, abiertas y llenas de suciedad, con el riesgo de que pueda caer algún niño o alguna mascota y pueda incluso ahogarse, ya que la inundación alcanza un nivel de casi un metro y medio.       

Según han explicado los vecinos, años atrás era habitual que la Junta de Andalucía, titular de estas viviendas sociales, enviara a una empresa especializada para vaciar los sótanos y sanearlos, aunque al carecer de las llaves de los accesos, dejaron las puertas abiertas, con el peligro que ello supone, sin que nadie se haya ocupado ni siquiera de su cierre. Incluso alguna de ellas ha sido tapiada (cubierta con cemento y enfoscada) por alguno de los vecinos, para evitar que suban hacia las ventanas las cucarachas y los malos olores, ya que la suciedad y la falta de saneamiento atrae incluso ratas a la barriada.

Estos malos olores y la proliferación de todo tipo de insectos obliga a los vecinos a mantener las ventanas cerradas, a pesar de las altas temperaturas que se están registrando y de la falta de ventilación por este motivo.   

El estado en que se encuentran las zonas comunes de uno de los patios de Valdés. El estado en que se encuentran las zonas comunes de uno de los patios de Valdés.

El estado en que se encuentran las zonas comunes de uno de los patios de Valdés.

  

Los vecinos creen que no se trata tan sólo de vaciar el agua estancada en los sótanos, sino que es necesario comprobar de dónde procede la filtración y proceder a la reparación en origen, ya que el problema no es de ahora, sino que se arrastra desde hace casi 30 años. Los bloques de Valdés cuentan con un total de 80 viviendas y dos patios.

Además, hay que unir a este problema el mal estado que presentan las zonas comunes de los edificios, comenzando por los patios, donde los cables del alumbrado comunitario están colgando, lo que representa un peligro para los residentes, y en especial para los más pequeños, que juegan en dichos patios, debajo de los cables colgantes. La consecuencia es que cuando cae la noche, las zonas comunes se quedan a oscuras, faltas de iluminación, con el consiguiente riesgo para las personas.

Este sombrío panorama se completa con barandillas oxidadas y sin sujeción, a punto de caerse, rejas oxidadas, tapas de registro levantadas, losas rotas, es decir una falta de mantenimiento que se manifiesta a todos los niveles. Los propios edificios son un ejemplo de ello, con amplias zonas de los zócalos desprendidos y numerosos desperfectos, sin que ninguna institución tome cartas en el asunto para efectuar los arreglos necesarios para dignificar esta promoción de viviendas sociales.

Los residentes lamentan que pese a haberse dirigido en distintas ocasiones al Ayuntamiento "no nos hacen caso", por lo que confiesan que están "desesperados por esta situación", y temen especialmente la temporada de altas temperaturas que se avecina, cuando proliferan todo tipo de insectos en un ambiente de suciedad en los sótanos y un creciente deterioro en las zonas comunes de los bloques.    

  

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