Fertiberia plantea un ERE que podría afectar al 10% de su plantilla en España
Los trabajadores de Palos conocerán el alcance del ajuste el 26 de mayo, en medio de la esperanza de que proyectos de hidrógeno verde y amoníaco absorban los posibles excedentes, mientras la empresa explica que los despidos se llevarán a cabo en el marco de su proceso de transformación estratégica, que tiene como objetivo reforzar su competitividad

Huelva/La dirección de Fertiberia ha iniciado los trámites para aplicar un nuevo Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que podría alcanzar al 10% de su plantilla, compuesta actualmente por unos 760 trabajadores en España. Aunque la empresa aún no ha comunicado oficialmente el número de personas afectadas ni su distribución por centros, fuentes sindicales han confirmado que la cifra fue trasladada de forma verbal durante los contactos iniciales mantenidos con el comité de empresa.
Según ha comunicado oficialmente la compañía, esta medida “se enmarca en su proceso de transformación estratégica, que tiene como objetivo reforzar su competitividad y liderazgo en el largo plazo”. El plan responde, explica Fertiberia, a la necesidad de “ajustar la estructura de la compañía a los cambios de mercado” y consolidar “un modelo de negocio más integrado, ágil y eficiente”, avanzando hacia “la excelencia operativa”.
La empresa ha asegurado que “cumpliendo con la obligación legal, negociará con los representantes de las personas trabajadoras (RLPT) afectadas por esta medida con el firme compromiso de buscar una solución óptima para todas las partes”.
El anuncio ha generado una inmediata reacción de rechazo por parte de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), que critica que la empresa recurra nuevamente a la reducción de empleo como vía para afrontar sus dificultades financieras. Fertiberia, propiedad del fondo de inversión Triton Partners, ha encadenado dos ejercicios consecutivos con importantes pérdidas, que según distintas estimaciones rondarían los 100 millones de euros.
En un escenario de mercado complicado —con costes de producción elevados, menor demanda de fertilizantes en Europa, presión ambiental y márgenes estrechos— la empresa defiende que se ve obligada a adaptar su estructura para garantizar su viabilidad futura. No obstante, los sindicatos cuestionan tanto el planteamiento como las cifras, asegurando que el gasto en salarios representa menos del 10% del total, por lo que el ahorro que supondría el ERE sería limitado en proporción al volumen de pérdidas.
En el caso concreto de la planta de Palos de la Frontera, uno de los principales núcleos industriales del grupo, aún no se ha precisado si el ajuste tendrá impacto directo. Sí hay fijada una reunión el próximo 26 de mayo, en la que la dirección presentará su propuesta de aplicación del ERE para este centro. Mientras tanto, el comité de empresa confía en que el buen ritmo productivo y la estabilidad de la planta sirvan de escudo frente a posibles recortes. De haberlos, estiman que podrían concentrarse en áreas administrativas o auxiliares más que en la producción.
A esta expectativa se suma otra vía de esperanza: la posible puesta en marcha de proyectos industriales ligados al hidrógeno verde y al amoníaco, que podrían canalizar el excedente de trabajadores y reconducir parte del empleo afectado por el ajuste. La planta de Palos ya figura desde hace tiempo en los planes estratégicos de transición energética del grupo, por su proximidad al puerto y su experiencia en procesos químicos complejos.
El temor a nuevas salidas, sin embargo, no es infundado. En noviembre de 2024, Fertiberia ejecutó un ERE que supuso el cierre definitivo de la planta de Huelva capital, dejando sin empleo a 38 trabajadores. La clausura de esas instalaciones, justificadas por la compañía en términos de inviabilidad técnica y económica, puso fin a más de medio siglo de actividad en un enclave simbólico para el sector químico onubense. En su momento, la medida fue duramente criticada por los sindicatos, que lamentaron la falta de inversión y de una apuesta por su reconversión.
Y no es la única vez que Fertiberia ha protagonizado reestructuraciones traumáticas. En 2013, la empresa ya aplicó otro ERE que afectó a 142 empleados, buena parte de ellos también vinculados a las plantas de Palos y Huelva, en un contexto de reordenación del negocio y reducción de capacidades. Aquella decisión desencadenó movilizaciones y protestas sindicales, con acusaciones de “abandono industrial” hacia el grupo.
El nuevo ERE, aún pendiente de autorización administrativa, se solapa con la negociación colectiva abierta en varios centros del grupo. CSIF ya ha advertido de que emprenderá medidas de presión y seguimiento, y ha exigido a Fertiberia transparencia, diálogo y un plan de viabilidad centrado en reforzar la producción y recuperar ingresos.
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