El tipo. Princesas y príncipes que simbolizan la violencia machista. Las coplas. Valientes que tienen que buscar una salida al maltrato, ese "yugo" que les castiga. En la presentación queda clara que la valentía es la que les lleva a buscar una salida al maltrato. El repertorio de esta comparsa baja enteros con cada pieza hasta que el mensaje se termina, en parte, difuminando en el popurrí. El grupo se defiende con cierta corrección cuando canta suave, pero sufre cuando intenta mostrar su potencia. Tanda de pasodobles lacrimógena. Los giros en las letras hacen que las ideas se pierdan. En la primera de ellas narran  la historia de una madre que cuenta sus desvelos por su hija, que ya no juega con muñecas, sale a la calle y se recoge tarde. Al final, la madre confiesa que aunque hayan pasado 80 años desde que la mataron seguirá esperándola. En la segunda, la poesía se enreda para explicar lo que siente un niño autista. La música no acompaña por larga y monótona. En los cuplés, flojitos, tiran de la costumbre de cantar pasodobles en las bodas, para lo que el Papa ha dicho que van a repartir "cajas de tapones", y de su estreno en el Falla, por el que dejan de ser valientes  para "estar cagadas".

Puntuaciónes COAC 5