chirigota

Los sirenitas

En cuartos

Las coplas. Una guardia de madrugada. El vino chiclanero hace de combustible de esta furgoneta con la que recogen a los pacientes. Con una interpretación mucho más reposada, cierran la sesión con una actuación irregular. Sobra el tratamiento del primer pasodoble a los incendios forestales en Galicia provocados "por un malnacido que todo por nada lo arrebató". Se exceden demasiado con un final muy bestia al pedir que el pueblo queme vivo al culpable por "hijo de puta". Las formas importan mucho y aquí fallan. Se vuelven más tiernos en el segundo al entrar en los problemas laborales al contar la historia de un padre que le cuenta a su hijo de ocho años que tiene que cuidar de su madre ya que se tiene que ir a otro lugar para buscar un trabajo para poder tener dinero para comprarle ropa o pagarle una carrera. Sin embargo, el niño le contesta que no quiere caprichos y que prefiere ir con su padre de la mano al colegio. Efectistas en unos cuplés aceptables de actualidad concursera. En el primero, si siguiera Paquirrín a Andreíta tendrían que ponerle su nombre al Falla, mientras que en el segundo el pájaro de Hacienda le dice a Pacoli -una de las musas de este año- que es su padre. 

Puntuaciones del COAC 2018 3 Puntuaciones del COAC 2018 3

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En preliminares

El tipo. Trabajadores de una ambulancia casera. las coplas. Pasión exacerbada para arrastrar a las masas y tapar sus carencias. La chirigota de los Molina da un primer pase que deja muchas dudas, a pesar de conseguir que el público se entregue desde la primera frase. Con una estructura muy marcada, no cambian nada de lo que les ha funcionado en los últimos años. Resaltan más los excesos del grupo que el repertorio en sí, demasiado irregular. Trabajadores que se quedan en paro y montan una ambulancia casera en la furgoneta de una pescadería. Pocos golpes en una presentación en la que intentan curar las penas con alegría. Una ambulancia con muchos defectos, ya que en vez de goteros tiene goteras y no tiene sirena, por lo que la tienen que hacer ellos por la ventanilla. La música del pasodoble tiene su sello característico, pero la melodía se acaba perdiendo ante tanta sobreinterpretación, que incluso les hace llegar forzados al tramo final. Destaca por emotiva la primera copla, en la que el autor de la música, Manuel Benítez Molina, recuerda lo que vivió tras sufrir un accidente de tráfico. Un milagro para poder volver a soltar un piropillo en febrero y venir a cantar al Falla. En el segundo, regresa una vez más el tema de La Manada, aunque escrito de la manera más directa posible al contar cuando llega la víctima a la ambulancia. Al final, los violadores estarán pudriéndose en la cárcel mientras que ella irá por la calle siempre sonriendo. Regulares los dos cuplés, sobre todo el primero, que se pasa de frenada al aprovechar la polémica de la chirigota 'La familia Verdugo' por querer cortarle la cabeza a Puigdemont. Si se escapara el hacha, ellos se preocuparían de que ésta no se pudriera. En el segundo, acuden al típico chiste del equívoco sexual al llegar a la cama con una mujer, pero esta vez al quitarse la peluca era Chiquetete. El popurrí se dedica más a buscar que el público se venga arriba que en hacer reír, destacando la cuarteta en la que van a buscar a un gitano y se lo olvidan al llevarse a toda la familia.

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La previa

La chirigota de Los Molina de Chiclana se ha ganado por derecho propio contar entre las punteras de la modalidad tras el éxito de 'Los serenissimos', tercer premio en 2016, confirmado por el buen papel de 'Pa religión la mía', semifinalista en 2017. Se incorpora al grupo Julio Álvarez, el pasado año en 'Los pastelitos'. 

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