Diario del Carnaval

Comparsa La ciudad de Dios

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La juventud pide paso en el Falla. En un momento en el que no se para de debatir sobre la necesidad de que se produzca un relevo generacional, la comparsa del Piru y el Tomate demuestra que ha alcanzado rápidamente su madurez. Una virtud que solo se alcanza con calidad y unos buenos maestros que les guíen por el camino correcto. Niños que viven la aventura de sobrevivir en el Concurso. Jóvenes que le roban a Cádiz el corazón. Adultos que saben representar la voz del pueblo. Con una trayectoria in crescendo, este grupo sabe competir con un buen pase en el que tiene como principal argumento las letras. Un grupo con mucho gusto en el cante se mueve con soltura en esta propuesta, aunque en algunos momentos le falta algo de mordiente por la melosa selección musical. Como jóvenes, saben mirar a sus orígenes para cantar un buen primer pasodoble a sus padres, pero desde su faceta carnavalera. Una fiesta que es una herencia y que se aprende desde casa. Por ello, se muestran orgullosos de una infancia que giró en torno las coplas, que hicieron que “sus niños estén aquí cantando”. Como en el Falla hay que cantarle a los problemas de Cádiz, traen otra certera letra al dirigirse a la Junta de Andalucía para solicitarle que financie las obras para que la Facultad de Ciencias de la Educación se instale en Valcárcel. Una queja que se transforma en lamento debido a que “Cádiz a la Junta siempre le dio igual”. Por eso, piden la unión de los gaditanos para que en San Telmo se enteren de que la ciudad “ha despertado y se ha cansado de agachar la cabeza”. No están tan atinados los dos cuplés. En el primero, algo mejor, un bebé se rebela al nacer por la cantidad de fotos que le han hecho durante el embarazo. Desbarra un poco el segundo al decirle a un móvil que quieren sexo duro, por lo que se pone en modo vibrador y se les mete en el culo. Nos roban el coraçao.

El veredicto del Diario del Carnaval

Con opciones. Con opciones.

Con opciones.

Actuación en cuartos

el tipo. Los habitantes de una favela. las coplas. Sones brasileños para traernos “la voz del negro”, esa que no queremos escuchar, pero que es la que todos los años estalla por Carnaval. Cádiz y Brasil se unen por una fiesta con dos vertientes diferentes. La comparsa de Piru y Tomate mejora las prestaciones ofrecidas en su primera actuación al meterle un poquito más de mordiente tanto a las letras como a la interpretación cuando la música se lo permite para salir de la melosidad casi global del repertorio. Un avance que le permite tener un poco más de gancho, sobre todo cuando se ponen críticos a partir de la idea, aunque en el popurrí se queda a medias. El compromiso de esta comparsa se demuestra con los pasodobles, cuya música destaca por no andarse con rodeos. Dureza bien argumentada en los pasodobles, con los que progresan de forma adecuada. En la primera, se muestran muy contundentes al mostrar sus ideas frente al fascismo. Por ello, dicen con claridad que su comparsa no es para quien lanza mentiras contra los inmigrantes, se escandaliza si ve a dos hombres besarse, defiende al que maltrata o llora al ver la tumba de Franco, ya que en esta fiesta “no hay sitio para los fascistas”. Tratan con soltura un tema tan complejo como el de los vientres de alquiler en la segunda letra. Lo hacen con sensibilidad, pero sin pasarse, al contar los sentimientos de una mujer que ha aceptado el dinero para serlo. Doble remate aceptable con la picha de otro en los cuplés al hablar de su tipo y de los deseos sexuales de su mujer.

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El veredicto del Diario del Carnaval

Palo-bueno (buena) Palo-bueno (buena)

Palo-bueno (buena)

Actuación en preliminares

el tipo. Los habitantes de una favela. las coplas. El canto de un pueblo que espanta sus males por Carnaval. Sobrevivir se convierte en una aventura en una favela brasileña, pero la calle les curte para traer su ritmo de samba hasta el Falla. La comparsa de los Niños confirma que lo de hace un año no fue fruto de la casualidad. Con una idea que en lo musical se adapta a sus cualidades, el gusto en el cante rebosa en todo un notable repertorio al que, quizás, le falta algún condimento que le permita romper al ir el apartado musical muy apegado al tipo. La bossa nova de la presentación ya muestra la senda de la propuesta. Pasodoble sencillo y sin estridencias basado en la suavidad, por lo que deja un regusto agradable. Dos letras metacarnavaleras para superar este trámite. En el primero, como es normal, transmiten todo lo que vivieron con ‘Los niños sin nombre’. Acertada la crítica del segundo al reprochar ciertas actitudes del público del Falla, aunque este responde no dejando escuchar el final de la copla. Cuplés por encima de la media, sobre todo el segundo, en el que Subiela dice “¡cheddar!” en vez de su típico grito al cantar. Antes, el primero peca un poco de populista al decir que ellos se convertirían en políticos en España por lo que han robado en Brasil. Dentro de la pausa que tiene el popurrí, esta pieza es más lúcida cuando se mete en el apartado crítico al hablar de la esclavitud que cuando se vuelve melosa.

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Palo-bueno (buena) Palo-bueno (buena)

Palo-bueno (buena)

La previa

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La comparsa 'Los niños sin nombre' protagonizó en el pasado COAC 2019 una de las irrupciones más espectaculares de los últimos años. Tras triunfar en la cantera, con tres primeros premios consecutivos en categoría juvenil con 'Los caballeros de la edad de oro', 'Las batallitas del Rey Sebastián' y 'De aquí nos despedimos', el grupo dio el salto a adultos y en su primera participación con los mayores se quedó a las puertas de su primera final, obteniendo el primer accésit de la modalidad. 

Presente y futuro para un grupo que enamoró al Falla con su deliciosa armonía y con su frescura, también con buenas letras a cargo de dos autores que por fin obtuvieron el reconocimiento que se venían labrando. En 2020, con 'La ciudad de dios', tienen por delante el reto de demostrar que lo del pasado Concurso no fue flor de un día. Mimbres hay para que disfrutemos de su comparsa durante muchos años. 

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