"La comparsa 'Soldaditos' abrió un camino diferente a otros autores"
Entrevista | Paco Villegas
Miembro de la prolífica saga Villegas comenzó en chirigotas con sus hermanos para luego hacer historia con dos comparsas: ‘España la nueva’ y ‘Soldaditos’
–¿Qué fue lo primero que hizo usted para el Carnaval?
–Un pasodoble de una chirigota que hizo mi hermano Nandi en 1982, ‘Los de Villaconejo, que cogieron el tren de las 4 que venía con retraso para ver a su novia que vivía en Marmolejo’. Luego colaboré con ‘Los indiotas’ y ya con ‘Los diablillos salvajes del Caribe...’ y ‘Las momias de güete...’ aporté más.
–¿Alguna letra para el recuerdo?
–Bueno, eso lo tienen que decir los demás. Por ejemplo, “Vivo en una casa que tiene una ventana” de ‘Las momias…’ es mío.
–Fue entonces partícipe de un cambio de aires en la modalidad.
–La verdad es que no era una chirigota al uso y la modalidad necesitaba otro camino. No era cuestión de cargarse lo clásico, que a todos nos gusta, pero sí de probar otras formas. No estar encorsetados en el escenario, hacer bailes en el popurrí…
–Siguió en chirigotas, pero con otro grupo.
–Un grupo nuevo, de chavales. Hice, con mi hermano Salvi, en el 88 ‘La guerra de papá’ y en el 89 ‘Te echamos de menos’. No quedamos mal, la verdad.
–Precisamente en esos 88 y 89 llega usted a la comparsa para darle un giro, otra vuelta de tuerca. ¿Cómo fue aquello?
–Mi padre había sacado en el 87 ‘Pescadores fenicios’ y para el 88 decide no hacer nada como otros autores de los importantes que quisieron descansar. Convenció a Norberto ‘Tito’ Iglesias para que se hiciese cargo de la dirección y a mí para que fuera el letrista. El grupo era bueno, pero cuando se enteraron de que no escribía mi padre e iba a ser yo el autor, se fueron casi todos. Era entendible. Yo no era conocido, pero ese año tenía algo que decir. Tito fue llamando a gente y consiguió un grupo interesante. Llegaron Reina, Ramoni, El Tojo, Cristóbal Morales… Faltaba un músico, pues yo soy un negado de la música, y hablamos con Bustelo. Y así fue todo para adelante.
–Tito, Bustelo y usted. Para materializar la atrevida idea que tenía en la cabeza era necesario que los tres hablasen el mismo idioma canavalesco. Y nació ‘España la nueva’.
–Así fue. Nos salíamos un poco de lo clásico, pero teníamos claro que queríamos hacer algo diferente.
–¿En qué se diferenciaba esa comparsa de lo conocido hasta entonces?
–Tenía una forma distinta de decir las cosas, de interpretar. Por entonces las comparsas eran mucho de dar zapatazos y golpes de pecho en el escenario. Nosotros optamos por la mesura, por la suavidad. Pero eso no le quitaba contundencia a las coplas. Ya en la presentación avisábamos de nuestras intenciones, cantando con las manos en los bolsillos.
–Vamos, la escuela de su padre, Enrique Villegas.
–Claro. Mi padre proponía siempre el saber estar sobre el escenario y más todavía fuera del mismo. Elegancia, educación, dignidad. Tito Iglesias también comprendía que esa era una bonita manera de darle categoría al Carnaval.
–¿Estaba convencido el grupo de la idea de ‘España la Nueva’?
–Al principio le costó, pero enseguida lo entendió. ‘España la Nueva’ hablaba de transición políica y fue además comparsa de transición carnavalesca. Esa era la idea. Así lo entendió el público, aunque no esperábamos tanto éxito.
–Un pelotazo de comparsa que sin embargo de tuvo que conformar con el segundo premio.
–Eso nunca me quitó el sueño, nunca fui competitivo. Pero otra cosa es ser tonto. Estuvimos cerca y competimos con unos monstruos como los comparsistas de la peña Nuestra Andalucía, que nos ganaron con ‘Al compás de mi cepillo’.
–La confirmación de este proyecto no se hizo esperar. 1989. ‘Los soldaditos’. Para la historia.
–Fue una comparsa rompedora, muy cuadrada y completa. Aparte del popurrí, que todo el mundo recuerda, las letras hablaban de lo que teníamos que cuidar, lo que teníamos que defender como soldados de Cádiz. Y era todo muy gaditano: el levante, la calle de La Palma, la Explosión del 47… Esta comparsa abrió un camino diferente para otros autores.
–Como por ejemplo Martínez Ares, que salió del Andalucía a felicitaros el día que vio la comparsa.
–Eso le honraba porque no dejaba de ser un rival nuestro. Antonio lo ha dicho muchas veces. ‘Los soldaditos’ cambió su forma de ver la comparsa. Se dio cuenta de que podía sacar fuera otras cosas que llevaba dentro. Para mí es un orgullo que Antonio creciera como autor gracias a esta comparsa. ¿Hacen falta premios cuando te ocurren estas cosas? La verdad es que no.
–Su forma de escribir, tan poética, tan novedosa, también llamó la atención.
–Tenía que hacer algo diferente porque todos los campos estaban copados. No podía escribir como Martín, Romero, Quiñones o mi padre. Era la única forma de llamar la atención.
–Y la música de Bustelo, buen vehículo para expresarse.
–Claro. Eso ayudaba mucho. José Luis es un músico extraordinario, sensible, y estábamos en la misma onda. Era fácil entenderse con él.
–El tercer premio debió saber a poco.
–Eso depende de un jurado y no hay más que decir. Luego está el público, que a ‘Soldaditos’ se lo dio todo. Ganamos todos los premios y concursos fuera del Falla. Premios al margen, ese fue el año de ‘Soldaditos’, eso está claro.
–No siguió con el grupo en 1990.
–No. En 1991 hicimos ‘La señora’, con música de mi padre y dirección de Faly Mosquera. Era un tema complicado, la droga, hablé con muchos drogadictos y con muchas madres de drogadictos. Era un repertorio duro, pero fue una gran comparsa aunque no fuese a la final. Al concejal de Fiestas de entonces, Carlos Mariscal, no le gustó.
–Antes de retirarse le dio tiempo a pisar otra final, con ‘La tuna del loco’ en el 93.
–La primera que hice con Aurelio Real como músico. Una gran persona. Hicimos una bonita amistad. A pesar de ser un autor clásico se adaptó a nuestra forma e hizo muy buenos pasodobles.
–No estuvo usted muchos más años componiendo.
–Me costaba mucho trabajo hacer cada año un repertorio. Para eso hay que tener tiempo libre y cosas nuevas que decir. Había que dejar sitio a nuevos autores y mi tiempo ya había pasado.
–¿Descarta volver?
–Quién sabe, pero es complicado. Encontrar un buen grupo, un director que me respalde, buscar un músico… muchas cosas. Demasiadas.
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