"Prefiero un puchero en casa y la comida de mi madre. Los croqueteos los odio"

-¿Qué es en lo que más se ha pringado en su carrera política?

-Pues en el tiempo. Hay que dedicarle mucho tiempo, echarle muchas horas y esto supone dejar muchas cosas de lado.

-¿Son servidores los servidores públicos?

-Sí, totalmente, y si no es así, se equivocan.

-¿Es cocinillas?

-La verdad es que sí, no lo hago demasiado bien, pero me divierte.

-¿Y cuál es su plato estrella?

-Espaguetis al estilo Bruno. Es decir, espaguetis con tomate y nata y con un toque que no te puedo contar.

-¿Le ha entrado alguna vez ganas de dar un 'bandejazo' a alguien?

-No, la verdad es que no. No suelo perder los nervios ni he protagonizado una escena del Oeste en los bares.

-¿Le gusta más un croqueteo protocolario o un puchero en casa?

-Un puchero en casa y la comida de mi madre, siempre. Los croqueteos más bien los odio. El mejor restaurante del mundo está en casa, que es donde mejor se come. Y la comida de mi madre sobre todo, que no lo cambio por nada.

-¿Suele dormir la siesta después de una buena comilona?

-Sí, los domingos, una buena comida y una mala película es perfecto para dormir una buena siesta.

-¿Sabe tirar una cerveza de barril?

-Sí.

-¿Pero ha trabajado alguna vez en un bar?

-No. Pero lo he visto. Creo que lo haría bien.

-¿De qué disfrazaría a Teófila Martínez?

-De fenicia, por ser la primera mujer alcaldesa de la ciudad, una mujer pionera, como la mujer fenicia.

-¿Estar en la oposición deja a uno peor sabor de boca?

-No, porque aprendes mucho y ves las cosas con otra perspectiva. Estar en la oposición también tiene su lado útil.

-¿Sumas con los dedos o de memoria?

-De memoria, siempre de memoria.

-¿A quién ajustaría las cuentas?

-Me gusta la gente optimista. El espíritu pesimista lo respeto pero prefiero siempre lo constructivo. Así que ajustaría las cuentas a la gente negativa.