Retrocarnaval

El Parrilla: "Mi madre no quería que saliera en chirigotas porque estaba mal visto”

Miguel Domínguez Parrilla en su casa rodeado de pitos y fotos carnavalescas.

Miguel Domínguez Parrilla en su casa rodeado de pitos y fotos carnavalescas. / Lourdes de Vicente

Para hacer Carnaval no hace falta haber salido en muchas agrupaciones, aunque las pocas en las que participó Miguel Domínguez Parrilla, ‘El Parrilla’, fueron destacadas. Antes de entrar en detalles, cabe reseñar que estamos ante un artesano que crea al año cientos de pitos de madera y de un hombre que se ha propuesto que los carnavaleros que lo merecen tengan una placa en la puerta de la casa donde nacieron. Se empeñó en hacerlo con Emilio López Prats y con Julio Pardo. Y ambos tienen ya su reconocimiento gracias al empuje de este entusiasta de la fiesta. Y no serán los últimos. 

Parrilla fue casi siempre chirigotero. Como su padre, que salía en la famosa murga de la Tienda de la Cabra. Cuenta que su llegada al Carnaval se produjo en 1966. “Yo paraba en el bache La Palma siendo un chavea. Allí charlaba y canturreaba con el Molondro, con el Cala y todos aquellos que paraban allí. Un día llegó Pepón de Cádiz y me dijo que me había visto cantar allí y que si quería salir con él. Mi madre no quería, porque entonces estaba mal visto ser chirigotero, pero yo sí. Y así me metí en ‘Los pregoneros de antaño’, de José Hedrera ‘Zapatillo’. Fuimos a la final y nos dieron un accésit”, recuerda.

En 1967 se produjo su única incursión en la comparsa con ‘Los profetas’, sin premio en el Falla. Aquello fue el preámbulo de su paso a una chirigota mítica de 1968: ‘Los guachysnais’ o ‘Los guachisney’. Pero empezó ensayando con otra, ‘Los ceporros’. La historia tiene su miga. “Me llamó para salir de contralto con ‘Los ceporros’ Antonio Casal. A los dos meses de ensayos me mosqueé con El Titi, el hermano de Enrique el Molondro, que iba de cajilla. Tuvimos una bronca grande y al día siguiente el director, Salvador Valo, vino a buscarme para decirme que el Titi no salía si lo hacía yo. Así que como entonces era difícil buscar un cajilla, se decidieron por él. Y me aparté del grupo”, explica.

“Fletilla ha sido junto a Eduardo Delgado el mejor haciendo cuplés. No ha habido ninguno más"

Pero Parrilla no había dicho su última palabra para ese 1968. “Estando en el bar El Sordo, en la Palma, lo que hoy es un estanco, me dijo Pepín, un chirigotero, que no me comprometiera con nadie que íbamos a hacer una chirigota. Yo no le creí porque faltaba muy poco para el concurso. Y ya en el bache La Palma se unieron unos cuantos como el Cagancho o Enrique Molondro. Y El Cala cantó un cuplé que nos encantó. Total, que nos animamos. No teníamos ni autor. Empezamos con el popurrí, que lo hicimos nosotros. Molondro fue a buscar a Agüillo y este comenzó a hacernos letras. Y en el mismo bache hicimos un ensayo general con ‘Los ceporros’. Dimos un pelotazo, el público esmorecío con menos de un mes de ensayo. Y allí se descubrió que Agüillo estaba escribiendo para las dos chirigotas. El Titi se dio cuenta y se pegó con su hermano Enrique. Un numerito”. ‘Los guachysnais’ fue “un segundo premio robado”, dice Parrilla en relación a aquellos turistas, hoy llamados guiris, que estaban sembrados.

"A Fletilla no querían pagarle el disfraz de pregonero y tuve que amenazar con pedir dinero en la calle Ancha”

Esa chirigota dio para mucho. “Teníamos un cuplé censurado, sobre las operaciones de cirugía estética del ‘ya me entiende’ de una señora, el del ‘pellejito’ le llamábamos. El público del Falla, cuando el público era de Cádiz, sabía que lo teníamos porque lo habíamos cantado en la peña La Estrella. Terminamos de cantar y cuando íbamos por el hospital San Rafael vinieron a buscarnos porque el público estaba pidiendo el cuplé. ¡Pellejito, pellejito!, gritaba. Volvimos al escenario y estaban cantando ‘Los senadores romanos’ de Paco Alba. Muy caballerosos, se apartaron y nos dejaron hueco para cantar el cuplé. Solo lo pudieron escuchar los que estaban en el teatro, porque en las radios pusieron cuñas de publicidad. Después del concurso lo cantamos por todas partes”.

Para las Fiestas Típicas de 1969 fue a buscarle, al bar La Pipa, también en La Viña, Antonio Aguilar, director de la chirigota de Fletilla que iba a ser ‘Los birrias’. “Me pidió que fuera a ver a Fletilla al bar El Cuco, en la plaza. Allí me senté con él y me dijo que ni me iba a probar ni nada. Y que me iba a llevar el primer premio, como así fue”, evoca. Repitió con el coplero de El Mentidero en 1970, participando en ‘Los jugadores de golf’. Ahí se retiró por varios años.

"La chirigota ‘Los guachysnais’ fue un segundo premio robado”

Pero Fletilla le reclamó para volver en 1979 en ‘Los mulilleros de Cai’, otro primer premio, y con el mismo autor se despidió en 1983 con ‘Los embajadores del bajonazo’. Con Fletilla tuvo una estrecha relación. “Era un hombre con un carácter difícil, seco, pero conmigo no. Me decía ‘mi niño’. Fíjate que fue padrino de dos de mis hijos, Yeyo y Ana”, explica. Como autor destaca que “ha sido junto a Eduardo Delgado el mejor haciendo cuplés. No ha habido ninguno más. Paco Alba en El Gavilán le dijo a Fletilla, delante mía, ‘contigo y con tus cuplés no puedo yo’”.

Parrilla fue fundador de la peña Fletilla, en la calle Enrique de las Marinas, de la que fue presidente 12 años. Y, según cuenta, fue el impulsor de que eligieran a este autor pregonero del Carnaval de Cádiz de 1987. “Recogimos firmas por todo Cádiz y lo conseguimos. Me ayudó mucho Pepe Benítez, que me llevó varias veces a su programa ‘Sin pelos en la lengua’. El Ayuntamiento no quería a Fletilla de pregonero. De hecho se portaron fatal con él. Al final lo nombraron, pero el concejal de Fiestas, Piñero, no quería ni pagarle el disfraz. Tuve que amenazarle con recoger dinero en la calle Ancha. Y de inmediato me llamó para decirme que recogiera un vale para que le hicieran el tipo en Pepi Mayo”.

Parrilla fue jurado del Concurso del Falla en los años 1987, 1988, 1989 y 1991. Reconoce que apostó por las chirigotas clásicas en tiempos en los que asomaban ya grupos vanguardistas como el de ‘Los sanmolontropos’. “Un montón de guanaminos’ ganó por el cuplé del cojo Manteca y ‘Los príncipes encantados’ por el de Alberti”, cuenta. Con su experiencia dice que “debemos volver a las funciones de tarde y noche, porque a este modelo de concurso le queda poco recorrido. Y tres pases, porque hay que ponerlo difícil para que los que vengan traigan calidad. Ya no hay chirigotas de verdad. Yo este año en el jurado me hubiera buscado problemas”, concluye entre risas.

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