Carnaval a dos velocidades
La copla sencilla
La disolución del Patronato abre una vez más la posibilidad de la revisión de un Concurso que todos quieren reformar, pero cada uno a su manera, o quizás, a su interés.
Que la organización del Concurso recaiga de forma exclusiva en el propio Ayuntamiento, aun apoyándose en entes consultivos por determinar, genera una serie de incertidumbres que deben resolverse cuanto antes, siendo todos conscientes de que, en lo que respecta al Carnaval, es absolutamente imposible tener contento a todo el mundo.
En mi opinión, y de cara al futuro de la fiesta, estamos en un momento crítico. El increíble nivel artístico y comercial alcanzado por algunos grupos, y la mayor atención de medios, afición y recursos que despiertan en consonancia con su calidad, nos hace temer a algunos que, si no existe un garante de lo genuino de nuestra fiesta popular, esta se vaya alejando del pueblo y se convierta en un nuevo “arte” selecto al alcance de solo unos pocos.
Que el Ayuntamiento de Cádiz se convierta en organizador del Concurso le obliga de inmediato a asumir ese papel garante de la tradición cultural y de la permanencia de las esencias de esta fiesta, así como de dinamizar su evolución y adaptación a los tiempos, otra de las maravillosas características de nuestro carnaval, que no permanece estanco a la realidad cambiante, sino todo lo contrario.
El gran reto consistirá, para empezar, en que se pueda articular un Concurso que permita el Carnaval Profesional (sí, fuera complejos, creo que es la hora de llamarlo así y luchar por él) junto con el Carnaval Aficionado, para que el primero no se lleve por delante al segundo, o que el segundo no sea un lastre para el desarrollo del primero.
Un carnaval a dos velocidades. Pongámonos a trabajar.
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